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La inflación está entre los principales retos del 2022

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Foto: Getty Images

TEMA DE ANÁLISIS

Un escenario desafiante ante el dinamismo de la economía y las presiones inflacionarias globales

La inflación anual del 2021 en Uruguay se ubicó en 7,96%, según fue publicado el pasado miércoles 5 por el INE. Asimismo, la inflación registró en el mes de diciembre una variación mensual de -0,10% respecto al mes de noviembre, una caída que responde al efecto del plan “UTE Premia”. Con estos registros, el nivel de precios permanece por encima del rango meta establecido por el gobierno, que espera que la inflación se ubique entre el 3% y 7%. Sin embargo, estuvo casi en línea con las expectativas de inflación, según los analistas los consultados por la Encuesta de Expectativas Económicas del BCU en mediana se estimaba que la inflación cerraría en 2021 en 7,9%.

Las principales explicaciones de las variaciones anuales por división se deben al componente Transporte, que fue el que presentó el mayor incremento, registrando una variación del 13,4%, explicado principalmente por el aumento de los combustibles (27% de aumento anual respecto al 2020). Los Alimentos y Bebidas no Alcohólicas presentaron un aumento del 6,5%; recordemos la relevancia que tiene este rubro que tiene una ponderación del 26% en el índice, la mayor de todos los componentes. En este componente se registró un aumento del precio de la carne del 15% que fue compensado por las caídas en las frutas (19,8%) y Verduras (9,8%). Mientras tanto, Vivienda registró un aumento del 7,7% incidido por el aumento en el suministro de agua (6,5%), electricidad (6,8%) y gas (23,1%).

A su vez, si analizamos la evolución interanual de la inflación, se observa que durante los últimos dos años, pandemia por medio, la inflación uruguaya registró una caída. Específicamente, la inflación interanual cayó 1,5 puntos porcentuales desde el cierre del año en 2020 (9,4%), y cayó 0,9 puntos porcentuales con respecto a 2019 (8,8%). Este escenario parece alentador, dado que pocos países a nivel global han mostrado bajas en sus registros interanuales; sin embargo, la persistencia de presiones inflacionarias a nivel global presenta un escenario desafiante para el año que comienza.

Desde la perspectiva de los salarios, el dato anual del IPC es relevante, pues es el punto de referencia para conocer el salario real (poder adquisitivo). Si bien aún no se conoce el índice Medio de Salarios (IMS) para el mes de diciembre, el nivel de inflación al cierre del año apuntaría a que el 2021 cerraría con una caída del salario real apenas por debajo al 2%.

Presiones globales

A nivel global y regional, es generalizado el escenario de mayor persistencia de las presiones inflacionarias. En Estados Unidos la tasa de inflación interanual en noviembre escaló a 6,8%, la mayor cifra registrada en país en los últimos 39 años. Este valor se encuentra lejos de los objetivos anuales del 2% de la de la Reserva Federal (FED). Por su parte en Europa, también se observan tendencias inflacionarias, en particular en Alemania, donde la inflación interanual a noviembre se disparó al 5,2%, registrando el máximo valor desde 1992.

En la región también se observan niveles generalizados más altos de las metas establecidas por cada uno de los países: Argentina con niveles de inflación superiores al 50%, Paraguay registró en noviembre una inflación del 7,4% habiendo alcanzado niveles inflación del entorno al 2% en el año anterior, Brasil con una inflación interanual a noviembre del 11%, muy por encima del rango meta anual del 3,75%, al tiempo que México presentó en noviembre una inflación interanual de 7,4 mientras que el rango se encuentran en 3%. En Chile, la inflación interanual a noviembre fue de 9,7% frente a la meta del 3%.

Pero qué puede decirse sobre esta generalización, ¿son presiones inflacionarias transitorias o de carácter estructural? La discusión entre analistas entorno a las causas de la inflación ha estado muy presente en los últimos meses, en particular en EE.UU.

Algunos analistas —en concreto, Jerome Powell presidente de la FED— habían atribuido el incremento de la inflación a factores asociados a la pandemia, es decir factores de carácter transitorio, dado por el incremento de los precios de la energía, alimentos y los cuellos de botella por parte de la cadenas de suministro debido a la rápida recuperación de las economías. Pero en el último mes el aumento por noveno mes consecutivo de la inflación por encima del rango meta, llevó a las autoridades del país a reconocer el carácter persistente de la inflación.

En este sentido, la FED decidió acelerar la retirada de estímulos y finalizar la reducción de las compras de activos para marzo de 2022, antes de lo inicialmente previsto. Se prevé entonces que una vez cumplida la retirada, ocurran en el segundo trimestre del 2022 tres posibles aumentos en la tasa de interés.

Contexto local

En el plano local, las autoridades también respondieron velando por la estabilidad de precios. La respuesta del Comité de Política Monetaria (Copom) del BCU el pasado miércoles 5 fue una suba de la tasa de interés de referencia de 5,75% a 6,5%, la cuarta consecutiva. El proceso de reversión de la política expansiva para contener la inflación se inició en agosto ´21, cuando el BCU había elevado la tasa de 4,5% a 5%, en octubre volvió a subirla (5,25%( y en noviembre a 5,75%. Con estas medidas, el BCU pretende alcanzar los objetivos inflacionarios a través de afianzar el proceso de la reducción de las expectativas de inflación, así como reafirmar el compromiso con menores metas.

Entonces, ¿cuáles son las proyecciones para la inflación para el 2022? Dependerán, tanto de la gestión monetaria del BCU, como de los factores externos e internos. En el frente externo se observa un balance más incierto, dado que enfrenta varios riesgos relevantes: la inestabilidad y bajo crecimiento de la economía mundial, en particular de China; el aumento de las mencionadas presiones inflacionarias globales; el eventual deterioro de las condiciones financieras globales, principalmente por el riesgo de que la FED y otros Bancos Centrales del mundo tengan una respuesta más fuerte a la esperada en la retirada de estímulos y por tanto, una lleven a una suba de las tasas; todo esto, además del efecto de la pandemia debido a la nueva variante ya circulante en nuestro país.

En el plano local, el escenario parece más alentador, la economía uruguaya se espera que crezca en 2022 a tasas similares a las de este año; para el primer trimestre evidenciaría una mejora, impulsada en parte por la apertura de fronteras y la recuperación de la actividad turística, mientras que el mercado laboral se espera que siga evolucionando positivamente.

Con este balance de riesgos externos más incierto para el año 2022, las expectativas de inflación para el 2022 apuntan en mediana a un 6,9% para 2022 y un 6,5% para 2023. Este escenario es desafiante para las autoridades monetarias, en el sentido de que no se proyectan grandes cambios en las moderaciones inflacionarias, y las proyecciones siguen ubicando a la inflación por fuera del rango meta. Sin embargo, dichas proyecciones son anteriores a la suba de la tasa de interés de política monetaria que sucedió el miércoles 5. Con lo cual, será relevante para el BCU analizar si estas proyecciones en el próximo mes se corrigen a la baja y deberá evaluar si las correcciones serán suficientes para alcanzar la senda de convergencia de las expectativas al objetivo de inflación.

(*) Sofía Harguindeguy. Gerente del Área de Consultoría Económica de Grant Thornton Uruguay y Paraguay.

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