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Incierto rumbo del dólar

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Foto: archivo El País

OPINIÓN

Es difícil precisar hacia adonde podría ir la cotización del signo monetario norteamericano en nuestro país: ¿tendrá una mayor apreciación o, como en ocasiones anteriores, retrocederá otra vez? Muchas razones pueden justificar los dos sentidos por los que puede tomar el dólar en Uruguay.

Tres razones hay detrás del alza del dólar en nuestro país: las expectativas de suba de las tasas de interés de referencia de la política monetaria de la Reserva Federal; las devaluaciones en la región y la política monetaria del Banco Central.

La probabilidad de suba de la tasa de interés de referencia de la política monetaria de Estados Unidos es muy alta. La Fed maneja la tasa de interés en función de dos objetivos: evitar desequilibrios en el comportamiento de los precios —evitar inflación o deflación— y evitar desequilibrios en el comportamiento de la actividad económica, o sea una recesión o sobre expansión.

Si existe un bajo nivel de actividad y no hay presiones inflacionarias como hasta ahora, busca impulsar la actividad con un nivel bajo de la tasa de interés de referencia que puede complementar con expansión adicional de la cantidad de dinero, como lo ha hecho en los últimos años hasta el final de 2016, con el denominado quantitative easing, por medio de operaciones de mercado abierto, comprando títulos de deuda en el mercado financiero de los Estados Unidos.

El bajo nivel de la tasa de interés estimula la demanda agregada privada. Más demanda por crédito y menos ahorro resulta en más consumo y más inversión. Pero también en menor valor del dólar por el flujo de activos financieros en esta moneda hacia los denominados en otras monedas, estimulado por una diferencial de tasas de interés desfavorable al dólar (carry trade) que impulsa a las exportaciones y a la sustitución de importaciones. Por otra parte, si mejora el nivel de actividad y hay presiones inflacionarias, la Fed busca desactivarlas elevando el nivel de su tasa de interés de referencia, lo que provoca efectos contrarios a los citados anteriormente y, en especial, fortalece al dólar ante la operación contraria por diferencial de tasas de interés más favorable contra otras monedas.

Hoy en Estados Unidos aumenta la actividad y ha caído la tasa de desempleo a 3,9% lejos de la de 10% de octubre de 2009. Y la contraparte de esa reducción del paro forzoso es el aumento de la inflación, que ya se ubica en 2,5%, por encima del 2% que es el nivel máximo fijado como tolerable por la Fed.

Como se esperaba ya desde hace tiempo, el mercado ve más cerca el aumento de la tasa de interés de la Fed y ello se refleja incluso en el mercado de títulos públicos, con los rendimientos de los bonos del tesoro norteamericano trepando a niveles desconocidos en la última década.

Cabe mencionar que ese aumento de los rendimientos también responde a la mayor oferta de bonos y otros títulos para financiar el aumento del déficit fiscal, debido a la reducción de impuestos dispuesta por el gobierno de Trump.

Lo que ocurre en EE.UU. —diferencial de tasas de interés y de rendimientos en dólares más altos que en otras monedas— es lo que ha hecho valorizar al dólar en los últimos dos meses en el mercado financiero internacional y lo cual, obviamente, se refleja en nuestro país. Pero lo comentado explica solo una pequeña parte de la devaluación del peso, si tenemos presente la influencia sobre la depreciación de las restantes monedas del mundo. El euro por ejemplo, se ha depreciado levemente desde diciembre y hay otras monedas que incluso, se han apreciado.

El gran empuje al signo monetario norteamericano en nuestro país lo viene dando lo que ocurre en Argentina y también, aunque menos, en Brasil.

Desde el final del año pasado hasta ahora, la devaluación del peso argentino ha sido 33% y la del real 9,36%, siendo en ambos casos mayor a la ocurrida en nuestro país: 8,7%. Es indudable que el aumento del dólar es explicado solo en una pequeña parte por lo que ocurre en EE.UU. y mucho más por lo que ocurre en la región, debido a circunstancias económicas y políticas que no es del caso comentar en esta columna.

Tomamos como dato que el valor del dólar en esos dos países tan importantes para el nuestro desde el punto de vista económico —no tanto el financiero—, no profundizará mucho más su caída en el resto del año; al menos es lo que esperan los economistas de Argentina y de Brasil que publican sus expectativas.

La tercera razón del aumento del dólar en nuestro país es la actuación del BCU, que ha pasado de comprar dólares hasta hace algo más de un mes para evitar su baja, a mantenerse sin intervenir en el mercado cambiario —en este caso vendiendo dólares— para evitar, en este caso, su pronunciada suba. Las licitaciones de letras de regulación monetaria dejan más dinero en el mercado que el que procuran absorber, debido a que las tasas de interés que acepta pagar la autoridad monetaria son menores a las que demandan quienes desean adquirir los títulos emitidos por ella. Se frena la desdolarización y tienden a crecer las posiciones en dólares.

Es muy difícil afirmar una dirección para el valor del dólar en nuestro país en el resto del año. Depende de lo que ocurra en EE.UU., en los países de la región y con nuestra propia política monetaria. Por el momento, es tan difícil pensar que a lo largo de este año volvamos al valor de hace tan solo un mes, como que el peso se vuelva a depreciar a la tasa que lo ha hecho en ese lapso.

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