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Hay inversores golpeando la puerta en Uruguay

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Foto: El País

ENTREVISTA

El inversor global sigue viendo un crecimiento en “V” para sus negocios, aunque no parezca lo más probable para la economía en general

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La compra y venta de empresas en Uruguay presenta buen dinamismo en la actualidad, por encima de lo que podría esperarse dada la coyuntura global. Rodrigo Ribeiro, Socio de Advisory en KPMG Uruguay, dice que los inversores “golpean la puerta” en Uruguay, explicó que en la actualidad en Uruguay “hay inversores buscando activos baratos”, así como algunos inversores estratégicos con propuestas muy importantes. Lo mismo ocurre con venture capital: “están acá y vienen a comprar”, asegura, en referencia a inversores interesados. Sin embargo, no ocurre lo mismo con proyectos greenfield, que todas las iniciativas de montar una empresa desde cero, están en suspenso. El especialista en M&A sostiene que “no es un mal escenario para Uruguay”. A continuación, un resumen de la entrevista.

—En un contexto de liquidez y bajas tasas de interés a nivel global, la incertidumbre generada por la pandemia ha determinado una fuerte caída de transacciones entre empresas a nivel mundial ¿qué podemos esperar en Uruguay de inversores foráneos?

—Eso no sorprende, era esperable que tuviéramos una caída en cantidad de negociaciones y los montos a nivel global, porque el mundo se paró. Pero veamos: desde el punto de vista del inversor, se tiene en cuenta dos parámetros; un es la rentabilidad y el otro es el riesgo. Las decisiones se toman en base a ambos. Desde el punto de vista de la rentabilidad, en un mundo de tasas muy bajas hay oportunidades para las inversiones financieras. Son inversiones fáciles, que requieren poca gestión. Por tanto, hay incentivos para los inversores en salir a buscar rentabilidad en otros mercados y eso es conveniente para nosotros. En cuanto al riesgo, los inversores lo que observan es una gran incertidumbre. Una recesión extraña, con una gran cantidad de dinero circulando, donde el accionar del sector privado no es responsable de haber generado esta crisis, sino que se inicia por decisiones de los gobiernos, que frenan la actividad como respuesta a la emergencia sanitaria.

—¿Y cómo opera esa incertidumbre en los inversores?

—Una de las cosas que tienen clara los inversores es que se va a salir de esto. La incertidumbre es un factor para tener en cuenta, pero en el entendido que habrá salidas, buscan aquellos lugares que manejen mejor esta crisis sanitaria porque allí pueden estar más rápido las oportunidades. Un buen manejo de la cuestión sanitaria, con medidas en lo económico tomadas con seriedad, con protección social y orden político, que reflejen estabilidad. Y en ese contexto, Uruguay tiene claras ventajas.
Sorprendentemente, hay más inversores mirando a Uruguay de lo que uno se podría imaginar en estas circunstancias.

—¿Qué perfil de inversores?

—Hay inversores estratégicos, que apuntan a un determinado sector de actividad y salen a comprar empresas específicas, de “su” negocio. Esos son los que se retraen ante crisis como ésta, y esperan una mejor oportunidad. Después están los inversores más oportunistas. Sin dudas, desde el primer día que se generó esta crisis y viendo que los activos empezaban a caer en su precio se movieron rápidamente. De esos oportunistas hay muchos mirando a Uruguay, pero también, contra lo que podía pensarse, algunos de esos caracterizados como estratégicos, también observan opciones en Uruguay. En KPMG estamos trabajando en diferentes transacciones de capitales del exterior que negocian con empresas locales de diferentes rubros, mejor que lo podíamos imaginar. Esto no tiene rigor estadístico, pero podemos asegurar que estamos en un nivel similar de transacciones a las que se dan en tiempos normales.

—¿Se refiere a M&A (fusiones y adquisiciones)?

—Exacto, sí. Los inversores hacen ese análisis; esto es coyuntural, se va a superar, y no podemos aportar contra la ciencia; la vacuna va a llegar y va a haber un rápido repunte y las oportunidades están allí. Por eso, muchos se están moviendo antes. Hay europeos, de Estados Unidos, latinoamericanos comprando en Uruguay, varios argentinos buscando oportunidades.
En ese sentido, Uruguay está en el radar. A veces queda fuera por cuestiones de escala, pero para aquellos negocios donde el factor tamaño no es determinante, estamos mucho mejor posicionados que lo que se puedan imaginar. Vienen acá y golpean la puerta, quieren invertir.

—¿Hablamos de oportunidad para adquirir activos a precios de remate a consecuencia de la crisis?

—Hay quienes buscan oportunidades de ese tipo, porque es el escenario ideal para aquellos que invierten cuando nadie quiere invertir; esos existen y hay casos así en Uruguay. Lo que ha pasado es que muchas empresas que están complicadas han logrado postergar los momentos más difíciles a partir de los diferimientos otorgados por el gobierno respecto a sus compromisos, o lo mismo con los bancos. Esas empresas, en unos meses pueden estar en su peor momento. Los negocios que no van a poder sobrevivir quedarán expuestos y habrá un proceso de compra de activos desvalorizados.
Pero también hay otros inversores que, en medio de esa crisis, están haciendo compras estratégicas con importantes desembolsos buscando reposicionarse para el momento en que todo vuelva a mejorar.
Los inversores están viendo una recuperación en forma de “V”, aunque eso no esté tan claro en las economías de los países; sin embargo, esa forma de ver las cosas por parte de los inversores se refleja en cómo actúan, se ve en los mercados financieros, por ejemplo, donde se baten récord en cotizaciones.

Los nacionalismos han rebrotado y la globalización como la que conocemos va a ser compleja de futuro, por tanto, el comercio no será tan fluido como antes de la pandemia. Pero, incluso en ese mundo diferente y donde cada uno hará su juego, se seguirá consumiendo alimentos, que es lo que nosotros producimos. Soy optimista para Uruguay; estamos mal, pero “no vamos mal” y eso nos hace atractivos.

—¿A qué sectores se refiere?

—Varios rubros en el sector alimentos muestran oportunidades luego de prácticamente no haberse detenido en su trabajo durante la pandemia. Lo mismo en otros rubros del agronegocio, como el forestal. También en energías alternativas. Lo mismo en sectores vinculados con la salud. En el otro extremo, todo lo relacionado con el turismo. Allí vendrá una gran reconversión hasta que se resuelva el problema sanitaria y seguramente vendrá de todas formas una transformación más permanente que hoy no nos imaginamos. Airbnb es un claro ejemplo, un modelo de negocios que con esta realidad de resquebrajó y están asumiendo un rediseño, para lo cual buscan fondeo en el mercado de valores. Tenemos muchas empresas en ese sector que aún no saben cuál va a ser su normalidad.

—¿Qué pasa con sectores como los de servicios globales donde Uruguay era muy competitivo, pero a partir de la pandemia pueden estar desafiados?

—En ese sector hay una gran incertidumbre y seguramente se generarán cambios drásticos. Antes se habrían centros físicos en Uruguay por razones tributarias, incentivos, eficiencias… la pregunta es si esos centros de negocios físicos seguirán siendo la solución del sector, ¿no se convertirán en centros remotos? Hay un cambio de modelo interesante, forzado por la pandemia, pero aprovechando las condiciones tecnológicas. Es un sector que se desarrolló fuerte en Uruguay y tenía muchas expectativas, pero no sabemos qué pasará.
En esa línea, hay otros sectores de servicios que ya se brindan por parte de profesionales uruguayos hacia el mundo, que seguramente se fortalezcan. El área tecnológica sigue siendo una gran oportunidad, en la medida en que podamos responder con el capital humano necesario. Hay fuerte interés, es permanente, de parte de inversores extranjeros en empresas locales de este rubro.

—En ese cambio de modelo, las estrategias logísticas parecen sufrir un vuelco importante con relocalización de cadenas y nuevas formas de manejo de las operaciones…

—Es cierto, esos cambios van a ocurrir, pero el gran problema es que todo está cruzado por posturas nacionalistas y los nuevos destinos o estrategias estarán intermediados por los condicionamientos que impone la política, en medio de una guerra comercial. En ese sentido, que el presidente Lacalle Pou diga que su interés está depositado por igual en Estados Unidos y China es muy acertado. Posicionarse en el mejor lugar, tratando de mantener la mejor relación con ambos y aprovechar las oportunidades comerciales.

—¿Qué pasa con el private equity, hay interés por iniciar nuevos proyectos?

—Quizás esa sea de una de las actividades que por el momento esperan tener un horizonte más claro. Quien pensaba en abrir una planta en el país, por ejemplo, en lugar de seguir comprando en China. ¿Qué hace ahora? Espera. Los proyectos nuevos están detenidos en la mayoría de los casos, porque allí pesa mucho la incertidumbre. Distinto cuando se trata de la adquisición de una empresa en funcionamiento, donde ya hay una historia para analizar e imaginarse cómo puede comportarse una vez se recupere la demanda. Pero nuevos proyectos, es difícil ahora.

Un factor importante es el de infraestructuras, donde el gobierno puede incidir en poner en marcha proyectos y allí pueden aparecer oportunidades para este tipo de inversiones. Un tema crucial, que tiene que ver con los topes para desarrollar proyectos vía PPP, estimo que se van a buscar soluciones para permitir ampliar esos límites y poder poner en marcha nuevos proyectos.

—¿Y qué ocurre en cuanto a venture capital?

— Este es un sector que sigue adelante sin ningún tipo de problemas. Se trata de invertir en una idea que, en caso de salir bien, modificará un proceso o resolverá un problema, generalmente en base a tecnología. Es el caso de las fintech. Por tanto, esta coyuntura no le afecta porque su rentabilidad vendrá dentro de cinco o seis años. Acá hay inversores mirando mucho el país, la pandemia no los asustó y Uruguay ofrece oportunidades. Estamos teniendo reuniones con inversores interesados en este tipo de empresas. Hay un buen movimiento en ese rubro.

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