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Sin hablar de crisis, pero sigue cayendo la construcción

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"Si quien presiona más va a tener la razón, entramos en un camino complicado". Foto: Leonardo Carreño
LEO CARRENO LEONA1803@GMAIL

Según el presidente de la Cámara de la Construcción del Uruguay, Ignacio Otegui, se desaceleraron los "tres motores" de la industria al mismo tiempo. De todos modos, asegura que no hay crisis y espera que la contracción encuentre un piso a mediados del próximo año. A continuación, un resumen de la entrevista.

LUIS CUSTODIO - [email protected]

—El sector lleva cinco trimestres consecutivos de caída…

—Así es. Después de muchos años de crecimiento, tuvimos un año de estabilización que fue 2013, donde en generación de PIB no hubo baja pero sí un leve descenso del desempleo, y luego ingresamos desde el inicio de 2014 en un escenario que seguramente se mantenga durante todo 2015 y primer semestre de 2016. Quizás no a niveles dramáticos, pero todos los datos que manejamos nos muestran que seguirá la retracción del sector.

Midámoslo en términos de puestos de trabajo. Cuando empieza la actividad en Botnia había 26 mil trabajadores ocupados en la construcción, aunque contando los informales de entonces podíamos llegar a 40 mil. Hoy estamos en 57 mil, muy por encima. Ahora, si nos comparamos con el pico de 75 mil que alcanzamos tiempo atrás, estamos mal. El problema no es solo la cantidad, el tema es la evolución, y lamentablemente hoy seguimos bajando.

—¿Dónde está el piso?

—No lo sabemos. Como tampoco sabíamos en su momento dónde estaba el techo. Lo que sí resulta razonable es buscar mecanismos para que ese escenario se frene.

Eso es lo que preocupa y por eso trabajamos para intentar frenar la desaceleración, y si lo logramos, en algún momento del invierno del año próximo habremos encontrado el piso. ¿Dónde está?, no lo sabemos, pero bastante lejos de la situación que teníamos antes de este período de bonanza.

—Ha comenzado a aparecer el concepto de "crisis" por parte de algunos agentes económicos. ¿Usted lo comparte?

—No hay crisis. No aplica ese término. Los empresarios hemos sido bastante cautos en no trasmitir que hay una crisis. Los agentes económicos tenemos que tener cuidado en no sobreactuar. Sí tenemos que sugerir, que advertir, pero no sobredimensionarnos en los mensajes que damos porque puede ser peligroso.

Un país con 7% de desempleo, con niveles de inversión aún importantes, no está en crisis. Va a crecer a tasas menores. Pero cuando uno mira los datos de la región, vamos a tener mejor comportamiento que Argentina y Brasil. De todas formas, tenemos que ser cuidadosos en no cometer errores que hipotequen ese escenario.

—¿Por ejemplo?

—Ser cuidadoso con las políticas que se aplican. Primero que nada, mantener la casa en orden, ubicar la inflación dentro de guarismos razonables, no cargar con más impuestos o aumentos de tarifas la producción uruguaya, entre otras. Si no logramos mantener ciertos elementos bajo control, nuestra realidad será mucho más parecida a la de los vecinos.

—La economía en conjunto, aunque a tasas más moderadas, sigue creciendo…

—El problema es que el crecimiento que tenemos en la actualidad está vinculado fundamentalmente a áreas que no tienen un gran derrame, porque seguramente la mitad del crecimiento de 2015 lo expliquen las plantas de procesamiento de pasta de celulosa, que fueron bienvenidas y ojalá llegue alguna otra. Eso al país le viene bien, generan producción, también empleo de buena calidad, pero tienen una concentración importante y no derraman tanto al resto de la sociedad como el turismo, la agricultura o la construcción. Pero vamos a explicar buena parte del crecimiento por esa vía, entonces a veces se tiene la percepción de que ese 2,7% de expansión está bárbaro, pero al 97% de la gente no le va a llegar, porque sus sectores están en un escenario de contracción y eso es una realidad; no podemos tapar el sol con las manos.

—Esa parece ser una señal de cara a las negociaciones salariales…

—Es que cuando los empresarios decimos que estamos en un escenario en el que no se pueden aumentar los salarios reales, nadie puede pensar que estamos llorando antes de tiempo: estamos advirtiendo. Más allá de que a nuestro sector le toque negociar dentro de un año, nos hemos puesto de acuerdo con las demás gremiales en cuanto a la visión que tenemos sobre el tema salarial. No planteamos reducción salarial, estamos diciendo estamos diciendo que no podemos seguir dando aumentos sobre los salarios reales.

Porque se nos dice que vamos a crecer 2,7% pero si la mitad de ese crecimiento me lo explica, como hablamos antes, las dos plantas de celulosa y alguna empresa pública, eso no derrama al resto de la economía, por tanto la gran mayoría no están en esa situación. Es bueno pasar los mensajes. Ser equilibrados, claros y sensatos. De la misma forma en que hay quienes sostienen que hay que seguir aumentando, nosotros entendemos que es más razonable decir "hasta acá llegamos".

—¿Qué están haciendo las empresas ante esta realidad?

—Nuestra obligación como gremial (Cámara de la Construcción) es que los socios sepan cuál es la realidad y tomen las medidas correctivas a tiempo. Todas las empresas han ajustado a la baja sus plantillas de obreros, de administrativos y de técnicos.

Todos debíamos tener en claro que estábamos ante un escenario de contracción. Habíamos llegado a valores de ocupación y generación de producto sobre lo que no había antecedentes en la historia. Coincidíamos en que esos niveles era imposible mantenerlos. La industria tiene la capacidad de ver por dónde viene, y no nos hemos equivocado por mucho.

Según la información que nos proporcionan CPA Ferrere y Julio Villamide, el sector inmobiliario presentó en los últimos siete u ocho años 23% de la demanda de la construcción. Otro motor tradicional de la industria es la obra pública, que en el mismo período significó el 27% del total de la actividad.

Y aparece un tercer motor, que son capitales privados, locales o extranjeros, anunciados en los proyectos promovidos al amparo de la ley de inversiones. Ahí conocemos, razonablemente de antemano, por dónde viene ese tercer motor, cuál es la demanda potencial, dónde está localizada y qué incidencia puede tener.

El problema es que en los últimos 14-15 meses se desaceleraron los tres motores. Primero fue el inmobiliario, empujado mucho por lo que ocurría en Punta del Este y en Colonia, que ya llevan un par de años de retracción.

No es casualidad que si comparamos con los últimos picos de nivel de actividad, en Maldonado la caída es superior al 65% de los ocupados. De 10 mil estamos en 3.600. Algo parecido pasó en Colonia.

—¿Qué pasó con los demás sectores?

—El segundo motor que se desaceleró es el de las inversiones de rubros diversos. Uno de los motivos es la terminación de grandes proyectos como Montes del Plata y su no reposición, y el otro elemento de volumen es que se ha ido terminando la construcción de parques eólicos. La inversión privada no vinculada al sector inmobiliario en 2014 mostró una caída del 9%. En 2015 no estamos previendo una caída importante, porque los datos oficiales referidos a la inversión promovida son mejores de lo que esperábamos.

Lo que sí ha operado como una restricción fuerte es la desaceleración de la inversión pública. Somos conscientes que ahí ha imperado una política de manejo de las inversiones de las empresas públicas con un criterio determinado que implica que muchas de esas obras hayan reprogramado su concreción. Eso ha sido determinante para el sector.

Tengamos en cuenta que unos 2.400 trabajadores fueron al seguro de paro entre fines de abril y fines de mayo por otras obras públicas que se han detenido.

Hay que ser cuidadosos con los contratos con firmas extranjeras.

Según Otegui, la suspensión de obras como la regasificadora o la planta de ciclo combinado de UTE, dejaron concordatos por 30 millones de dólares, "que caen sobre la espalda de empresas uruguayas". Los daños que dejan las firmas que se van es un escenario de mucho riesgo, apuntó. Entiende que el Estado debería ser muy cuidadoso al seleccionar a las empresas extranjeras en sus llamados, y opina que se debería tener en cuenta una mayor participación de las locales, dando mayor puntaje a aquellas propuestas que estén consorciadas con empresas uruguayas. "No me molesta que vengan firmas extranjeras, pero no a dejar estos problemas", afirmó.

PERFIL.

Ignacio Otegui.

Empresario, Presidente de la Cámara de la Construcción del Uruguay entre 1999 y 2001 y desde 2005 a la fecha. Está vinculado a la industria y al sector inmobiliario desde el año 1975. Integra el Consejo Asesor de Dirección del Instituto Uruguay XXI.

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Las empresas han ajustado a la baja sus plantillas

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