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La guerra y su inevitable final: perder-perder

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Lorenzo Caliendo. Foto: El País

Entrevista

Cuando Donald Trump decide redoblar la apuesta e incrementar sus medidas proteccionistas al comercio, las secuelas negativas tienen un gran efecto dominó.

Para el doctor en Economía e investigador uruguayo de la Universidad de Yale, Lorenzo Caliendo, las últimas decisiones del gobierno de Estados Unidos “desbordaron el vaso” y eso trae más represalias del contendiente de turno, en este caso, China. El profesional no encuentra derivaciones positivas de la estrategia comercial estadounidense, y su profundización puede llegar a tener impacto en las cadenas globales de valor. Hay productores cada vez más afectados, los consumidores pagan precios mayores y el empleo no registra los impactos prometidos. A su vez, los efectos positivos de traer a las industrias de vuelta a casa no compensan el aumento en el costo de comprar productos intermedios y finales de otros países”, subrayó. A continuación, un resumen de la entrevista.

—¿Cómo califica el impacto que está teniendo la nueva ofensiva de Trump en su relación comercial con China y otros mercados?

—Desmedido y negativo. La nueva ofensiva desbordó el vaso y generó una represalia más intensa del gobierno chino. El proteccionismo no es la herramienta para redistribuir las ganancias del comercio.

—¿De qué forma las decisiones del gobierno y la represalia de los demás países impactan en la calidad de vida de los estadounidenses?

—Los aranceles que se implementaron solo están dirigidos a un 13% del total de las importaciones de Estados Unidos desde China. Si a esto le agregamos que las importaciones representan menos del 30% del producto bruto, esto implica que en términos agregados el impacto en el índice general de precios es bajo. Ahora bien, si nos concentramos en el precio de los bienes donde los aranceles fueron impuestos, el impacto ha sido sorpresivamente elevado. Por ejemplo, el aumento del arancel en la importación de lavarropas produjo un aumento del mismo orden de magnitud que el aumento de la tarifa (100% pass-through). Es decir, por cada punto porcentual que se aumentó el arancel, el precio de las lavarropas aumentó en la misma magnitud. Pero lo que es más sorprendente es que no solo aumentó el precio de las lavarropas importadas, también aumentó el precio de las lavarropas producidas domésticamente. Esto es documentado por Amiti, Redding y Weinstein (2019).

—¿Porqué se afecta el producto local?

—Hay varias explicaciones que pueden llevar a explicar este fenómeno. Una explicación se debe a que los datos solo están mostrando el impacto de corto plazo, donde la oferta no se ajustó a la demanda. Otra explicación tiene que ver con cómo las empresas domésticas lograron un mayor poder de mercado y pasaron a tener posibilidad de imponer precios y no tomar precios del exterior. Por último, se puede explicar por el hecho de que uno de los insumos importantes para la producción de estos productos es acero, que también fue sujeto a un aumento de aranceles. Con el tiempo veremos cómo el precio se ajusta y el impacto que la nueva escalada arancelaria tendrá en los precios.

—Hay señales de que esta escalada seguirá…

—El resto del mundo está respondiendo. Hace un par de semanas, China comunico que seguirá imponiendo aranceles a mas importaciones americanas y al día de hoy, si uno mide el valor de los bienes que Estados Unidos exporta que están sujetos a represalia, estos representan el 50% del valor de los bienes que EE.UU. impone aranceles a sus importaciones, aproximadamente unos 150 billones de dólares. El impacto de corto plazo de esta represalia se ha visto sobretodo en una caída las exportaciones de Estados Unidos a China.

Por otro lado, está el efecto sobre los exportadores estadounidenses de los aranceles aplicados por China como represalia. Esto ha generado un debate político ya que los aranceles al algodón y la manteca de maní (peanut butter) han afectado desproporcionadamente al sector agropecuario de gran parte de los estados que apoyaron a Trump en las pasadas elecciones. Trump ha prometido que se utilizará el ingreso por la aplicación de aranceles para proporcionar subsidios al sector agropecuario afectado por la guerra comercial.

—Son los ciudadanos de EE.UU. los más perjudicados con esta situación conflictiva?

—Si uno se concentra en el impacto directo de los aranceles, la respuesta es que sí. Pero claro, no todos los ciudadanos de EE.UU. son afectados de forma homogénea. En determinados sectores de la economía, como por ejemplo en sectores manufactureros puntuales, la protección está generando beneficios (por más que sean de corto plazo) en algunos trabajadores. Para muchos otros, el impacto es negativo dado que algunos bienes se están encareciendo o se encarecerán. A su vez, como mencionamos antes, para los productores de algodón y maní, los aranceles sumados a problemas climáticos que afectaron su cosecha, han tenido resultados devastadores.

Ahora bien, en términos generales, la incertidumbre con respecto a la escalada (guerra) comercial está teniendo impacto negativo en todo el mundo. En concreto, lo que la guerra comercial está generando es un entorno global incierto. Y es esta incertidumbre la que perjudica a la economía global.

—Puede especificar qué tipo de productos y/o servicios son los más afectados?

—En términos agregados, 13% de las importaciones norteamericanas se está viendo afectadas. Hay un producto en particular que vale la pena profundizar, los aranceles al acero. No es la primera vez que EE.UU. impone aranceles a este producto. Es más, se aumentaron los aranceles al acero en el gobierno de Bush y también en el de Obama. Es decir, tanto Republicanos como Demócratas han usado aranceles con el argumento de que es un sector clave para la seguridad nacional, y también con el pretexto de cuidar los puestos de trabajos del sector. Lo que es sorprendente de este caso es que la producción de acero se ha mantenido relativamente constante en el tiempo y la cantidad de trabajares empleados en este sector ha venido disminuyendo en el tiempo, también de forma constante. Parece ser que los aranceles no han tenido el impacto deseado en el empleo del sector. Claramente, la automatización, o avances tecnológicos del sector, han jugado un papel más fundamental en este sector relativo al comercio exterior.

—¿Se pueden cuantificar los costos?

—Un reciente trabajo de Amiti, Redding y Weinstein (2019) encuentra un costo estimado de unos $1.4 billones de dólares mensuales para la economía norteamericana. Para poner este número en perspectiva, Caliendo y Parro (2015) encontraron que los beneficios del Nafta para Estados Unidos eran positivos, en el mismo orden de magnitud.

—¿Si observamos los propósitos (y promesas) establecidos por Trump y los resultados actuales, cuán efectiva fue su política?

—Insatisfactoria. La idea de que aumentando aranceles se puede llegar a mejorar el bienestar agregado de una economía es incorrecta. El efecto del cambio de aranceles está teniendo resultados en algunos sectores que son contrarios a los que él predecía. Por ejemplo, en un estudio reciente con Fernando Parro (Penn State University), nos focalizamos en entender si es posible que el proteccionismo logre que las empresas se vean obligadas a instalarse en EE.UU. para abastecer el mercado interno. Lo que encontramos es que un aumento generalizado de aranceles en el sector manufacturero en el país puede llegar a aumentar el número de empresas. Pero, los Estados que se benefician más de una entrada de firmas no son los que hoy producen más bienes manufactureros (aquellos a los que Trump ha prometido expandir la producción). Resulta que en un mundo donde las firmas están pensando dónde instalarse, se genera una competencia geográfica y los Estados compiten para lograr atraer firmas. Es decir, por más que Detroit sea una ciudad donde abrir una planta tiene bajo costo (debido a la capacidad ociosa de su infraestructura y capital) muchas empresas quizás prefieran instalarse en Texas, que promete un mercado laboral más flexible, calificado y es un Estado con menos cargas tributarias y con mejor acceso al mercado de exportación. Ahora, nosotros encontramos que el hecho de que el número de firmas crezca no es sinónimo de mayor bienestar. Por el contrario, encontramos que los salarios reales bajarían debido al aumento en los precios que conlleva el aumento arancelario y la entrada de firmas que se ven obligadas a producir en EE.UU. de forma menos eficiente con mayores costos.

—¿Cuáles pueden ser los efectos a largo plazo de mantenerse estas relaciones conflictivas?

—La gran pregunta es saber si esta guerra comercial es temporaria o permanente. Las cadenas de valor pueden llegar a verse afectadas si las empresas creen que el cambio es permanente. Lo que algunas empresas están haciendo para evitar en parte los aranceles impuestos por EE.UU. es buscar otros mercados para producir con características similares al mercado doméstico. Desde estos nuevos mercados la idea es exportar a Estados Unidos evitando los aranceles. El ejemplo concreto es Vietnam, donde muchas empresas chinas están considerando instalarse para luego exportar a EE.UU. y así evitar los aranceles. De observarse más empresas haciendo esto, se puede llegar a una situación en la cual Estados Unidos tendría que aumentar los aranceles de importación de varios países y no sólo a China; esto es muy probable que tenga un impacto en las cadenas de valores globales. Esperemos que esta guerra sea una batalla, algo temporario y no permanente.

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