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Lo que Grecia y Syriza ganaron

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Negociación: distintas visiones sobre el resultado. Foto: Archivo El País

Después de mucho drama, el nuevo gobierno griego alcanzó un trato con sus acreedores. Previamente, los griegos proporcionaron algunos detalles sobre cómo se proponen cumplir con las condiciones. Entonces, ¿cómo resultó?

Bien, si se fuera a creer en muchos de los informes de prensa y artículos de opinión de los últimos días, se pensaría que fue un desastre; que fue una "rendición" por parte de Syriza, la nueva coalición gobernante en Atenas. Todo parece indicar que algunas facciones dentro de Syriza también así lo creen. Pero no lo fue. Por el contrario, Grecia salió de las negociaciones bastante bien, aunque las grandes luchas siguen por venir. Y al desempeñarse bien, Grecia le ha hecho un favor al resto de Europa.

Superávit. Para darle sentido a lo ocurrido, se necesita entender que el tema principal de la contención involucra solo un número: el del superávit primario de Grecia, la diferencia entre los ingresos y los gastos del gobierno, sin contar el interés sobre la deuda. El superávit primario mide los recursos que Grecia está transfiriendo efectivamente a sus acreedores. Todo lo demás, incluido el tamaño nocional de la deuda —que es un número más o menos arbitrario en este punto, con escasa relevancia sobre la suma que cualquiera prevé que Grecia pague— solo tiene importancia en la medida que incida sobre el superávit primario que Grecia es obligada a presentar.

El hecho de que, para empezar, Grecia presente un superávit —dado el bache con grado de depresión en el que está y el efecto de esa depresión sobre los ingresos— es un logro notable, el resultado de increíbles sacrificios. No obstante esto, Syriza siempre ha sido claro en el sentido de que se propone seguir presentando un modesto superávit primario. Si a usted le enoja que las negociaciones no hayan abierto espacio para dar marcha atrás totalmente con respecto a la austeridad, un giro hacia el estímulo fiscal de tipo keynesiano, usted no estaba prestando atención.

Imposición.

La cuestión era más bien si Grecia sería obligada a imponer incluso más austeridad. El gobierno anterior de Grecia había accedido a un programa en el cual el superávit primario se triplicaría durante los próximos años, a un costo inmenso para la economía y el pueblo de la nación.

¿Por qué aceptaría cualquier gobierno algo como esto? Miedo. Esencialmente, dirigentes sucesivos en Grecia y otras naciones deudoras no se han atrevido a desafiar demandas extremas de acreedores, por temor a ser castigados; a que los acreedores cortarían su flujo de efectivo o, peor aún, implosionarían su sistema bancario si ellos presentaban objeciones a recortes presupuestarios cada vez más severos.

Así que, ¿dio marcha atrás el presente gobierno griego y accedió a apuntar a esos superávits que revientan la economía? No, no lo hizo. De hecho, Grecia ganó nueva flexibilidad para este año, al tiempo que el lenguaje acerca de superávit en el futuro fue oscuro. Eso podría significar cualquier cosa o nada.

Además, los acreedores no cerraron las compuertas. Más bien, pusieron financiamiento a disposición de Grecia para que sobreviviera durante los próximos meses. Eso es, por así decirlo, traer a Grecia con la correa corta, y significa que la gran lucha por el futuro aún está por venir. Sin embargo, el gobierno griego no sucumbió a la fiebre del holgazán; y eso, en sí, es algo similar a una victoria.

Entonces, ¿por qué todos los reportajes negativos? Con toda honestidad, la política fiscal no es el único problema. Hubo y sigue habiendo discusiones sobre aspectos tales como privatización de activos públicos, en los que el Syriza ha accedido a no invalidar tratos que ya se habían hecho, así como normatividad del mercado laboral, donde una parte de la "reforma estructural" de la era de la austeridad se apoyará, al parecer. Syriza también accedió a aplicar duras medidas a la evasión fiscal, aunque para mí es un misterio por qué recaudar impuestos se supone que sea una derrota para un gobierno de izquierda.

¿Fracaso?

De cualquier forma, nada de lo que acaba de ocurrir justifica la penetrante retórica del fracaso. Lo que es más, percibo que estamos viendo una alianza profana aquí entre escritores tendientes a la izquierda con expectativas nada realistas y la prensa empresarial, a la cual le gusta la historia de la debacle griega porque se supone que eso debe pasarle a deudores arrogantes. Sin embargo, no hubo debacle. Cuando menos provisionalmente, todo parece indicar que Grecia ha terminado el ciclo de la austeridad cada vez más salvaje.

Y como dije, al hacerlo así, Grecia le ha hecho un favor al resto de Europa. Recuerden, en el fondo del drama griego está una economía europea que, a pesar de algunos números positivos en últimas fechas, sigue a todas luces resbalando a una trampa deflacionaria. Europa en general necesita con desesperación ponerle fin a la locura de la austeridad, y esta semana se han dado algunas señales ligeramente positivas. De manera notable, la Comisión Europea ha decidido que no multará a Francia e Italia por superar sus objetivos para el déficit.

El cobro de dichas multas habría sido una locura dadas las realidad del mercado; Francia puede pedir prestado durante cinco años a una tasa de interés de 0,002 por ciento, así es, 0,0002 por ciento. Sin embargo, hemos visto mucha locura de tipo similar en años recientes. Y uno tiene que preguntarse si la historia griega fue uno de los factores a considerar en este brote de razonabilidad.

En el ínterin, la primera revuelta real de deudores en contra de la austeridad ya salió con un comienzo aceptable, incluso si nadie lo cree. ¿Cómo se dice en griego "Mantengan la calma y sigan adelante"?

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Negociación: distintas visiones sobre el resultado. Foto: Archivo El País

PAUL KRUGMAN | DESDE NUEVA YORK

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