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El freno en la recaudación está en el IVA

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En 12 meses a enero de 2016, en el total de impuestos hay un aumento real de 1,8%.

Una de las dificultades fiscales del gobierno se encuentra en el gasto público creciente que no puede ser acompañado por la recaudación que muestra señales de debilitamiento.

Del lado del gasto, la tendencia ascendente en los montos destinados a pasividades y los proyectos aprobados en el Presupuesto generan una necesidad de mayor cantidad de recursos. Como la recaudación no puede acompañar este ritmo, seguramente se vea un déficit público que por ahora se ubica en el nivel del 4% del PIB a la espera de ver si la economía ingresa en recesión o no.

Tomando como referencia el período de doce meses terminados en enero del 2016, los ingresos de la DGI registraron una suba del 1,8% respecto al mismo período un año atrás. Todavía hay un crecimiento, pero a un ritmo que no llega a sostener la variación utilizada en los supuestos para elaborar el presupuesto de gastos del gobierno.

Al mismo tiempo, el análisis impuesto por impuesto empieza a mostrar señales de mayores complicaciones para los dos próximos años.

Dentro de los componentes de la recaudación de la DGI el más importante es el IVA y en el primer gráfico del cuadro adjunto se muestra la evolución en los últimos cinco años. En la actualidad es el tributo que tira para abajo en la recaudación porque el promedio de los doce meses a enero se encuentra un -2,0% por debajo respecto a lo observado un año atrás.

El IVA tiene una particularidad en su mecánica de liquidación que se debe tener en cuenta. Si bien los consumidores lo ven al momento de hacer una compra como un impuesto sobre la venta del 22%, en realidad en la liquidación que hace el comercio debe pagar la diferencia entre el IVA que le cobró a los consumidores y el IVA que pagó en sus compras. Es por eso que es un impuesto indirecto que grava el valor agregado en cada transacción económica, o sea todo lo que no sean insumos.

Esto quiere decir que una venta que tiene mucha diferencia entre el precio de venta y el de los insumos va a tener una carga de IVA mayor que otro en el que la diferencia sea pequeña. En esta diferencia ingresan a la tributación en forma indirecta los sueldos que paga la empresa, la utilidad que tiene la empresa, los intereses de los préstamos, otros tributos que se pagan al Estado y otras remuneraciones de factores de producción. Como se expresó es un tributo indirecto del valor agregado.

Es por eso que cuanto mayor el valor agregado en la economía mayor será la recaudación. En el ciclo económico, la fase de expansión genera un nivel de actividad con mayor valor agregado respecto a lo que sucede en la fase a la baja. No hay estudios acabados para la economía uruguaya pero se puede ilustrar con un ejemplo: en la fase de crecimiento de la economía hay mayor cantidad de comidas en restaurantes mientras que en la fase descendente se cocina en casa. El IVA que se genera en los dos casos es muy diferente. La fase descendente lleva a que muchas actividades se realicen por los propios consumidores y estas no tienen impuesto.

A esta conducta hay que agregar que el IVA tiene tasas diferenciales y los productos básicos tienen una exigencia menor que los restantes. Al mismo tiempo, la recaudación en aduana del impuesto es mucho más eficiente que la recaudación generada en todo el territorio nacional y el consumo de importados crece y se contrae con el ciclo.

El Imesi es un impuesto que grava la venta de determinados productos. En el último año registró una suba del 6,6% debido que en enero del 2015 hubo un aumento de la tasa que se cobra sobre los combustibles por un lado y sobre los cigarrillos por otro. En el caso de los combustibles, vale la pena destacar que el comportamiento en el cuarto trimestre del año pasado revirtió la tendencia a la baja en la tasa de crecimiento. En el primer trimestre el aumento fue del 11,1%, en el segundo 5,8% y en el tercero 1,9%. El rebote en el cuarto representó una tasa del 4,9%.

El Imesi y el IVA son los principales impuestos indirectos de la economía y representan el 61% del total recaudado por la DGI en el último año. Por otro, lado los impuestos sobre las rentas y sobre la riqueza son impuestos que van directamente sobre el trabajo o sobre el propietario del capital.

Hay un punto de discusión si los impuestos indirectos tienen mayor o menor capacidad para redistribuir el ingreso que los impuestos directos. En general, la capacidad de fijar tasas distintas de impuestos y que no existan distorsiones está asociada a la capacidad de reacción que tienen los privados para trasladar a precio el aumento de impuestos.

El caso del IVA es difícil generar tasas diferentes para los componentes del valor agregado. Por lo tanto el impacto redistributivo se encuentra en la canasta de bienes exonerados o con tasas bajas, procurando que eso ocurra en los de necesidad o consumidos con mayor intensidad por los hogares más ricos.

En el caso del Imesi hay consumos como el de la nafta y los cigarrillos donde el consumidor final está más atado en el gasto y tiene poca flexibilidad para actuar con el consumo. En ambos casos tiene pocas alternativas de sustitución.

En el otro extremo se encuentra el caso de los impuestos a la renta del capital y a la riqueza donde hay muchas alternativas para mover los recursos en búsqueda de menores cargas impositivas.

Finalmente en la renta del trabajo hay situaciones diversas. Están los que no tienen alternativas laborales o tienen la necesidad de trabajar tiempo completo para sostener el ingreso del hogar. Por otro lado hay otros que pueden utilizar su tiempo en actividades diferentes o pueden buscar otros horizontes con menor carga impositiva.

En el segundo gráfico se observa la evolución del IRPF en los últimos cinco años. Es ascendente hasta enero de 2016 pero el ritmo de crecimiento es cada vez menor. Hay una suba de la tasa impositiva implícita en el juego del ajuste de los salarios y el de las bandas de fijación de las tasas.

En los dos últimos gráficos del cuadro, se ilustran dos aspectos que hacen a la realidad empresarial. Por un lado la evolución del IRAE es ascendente con la excepción del año terminado en enero de 2014.

Por otro la recaudación de los impuestos al comercio exterior que a pesar que el dólar sube fuertemente, ven menguada la cantidad real de precios que se compran. Hay menores importaciones y las empresas tienen dificultades para exportar a pesar de la suba del dólar. Todo está ocurriendo en un contexto donde no se sabe hasta qué punto puede haber una retroalimentación a través de las expectativas.

El Análisis

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