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Expansión exportadora depende del e-commerce

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Marcos Soto. Foto: Marcelo Bonjour

Entrevista a Marcos Soto

Dado que el desarrollo de Uruguay está inequívocamente ligado a cómo se inserta en el mundo, exportar más es fundamental.

Además de promover las exportaciones tradicionales, se trata de ampliar la base de empresas exportadoras. Y para ello hay que facilitar el acceso a las pymes, las que necesitan del desarrollo de una herramienta clave: el comercio electrónico. Así lo plantea el Cr. Marcos Soto, en un trabajo reconocido en las Jornadas Académicas convocadas recientemente por la Unión de Exportadores del Uruguay. Soto remarca que la posibilidad de hacer acuerdos país con las plataformas globales como Amazon es una vía posible, además de promover el desarrollo de una plataforma regional. Recuerda que el 12% de todo el comercio mundial ya se hace a través de comercio electrónico, con una expansión sostenida. A continuación, un resumen de la entrevista.

—Al analizar el fenómeno exportador, usted pone énfasis en la concentración de las exportaciones; en qué dimensión debe preocupar: ¿productos, destinos o empresas?

—En todos los casos. Tenemos concentración por producto cuando el 80% de las exportaciones son de origen primario; por destino algo menos, pero un 43% de lo que producimos va a China y Brasil. Pero lo más llamativo es la concentración por empresas, que plantea varios desafío a corto y mediano plazo en Uruguay, con el objetivo de diversificar tanto la matriz exportadora como a las empresas que logran internacionalizarse, que es la única forma en Uruguay de eludir la trampa de nacer y morir siendo Pyme.

—Sin embargo, muchas veces se hace hincapié en lo corta que resulta la lista de productos que se exportan...

—Podría decirse que la concentración por producto es la que debería preocupar menos, dado que Uruguay debe profundizar su especialización, que obviamente tiene mucho potencial. Contrariamente a un concepto repetido habitualmente, aquello que se define como producto primario en Uruguay, no lo es. Lo que hoy es rudimentario es el proceso productivo, y no el producto final. Hoy puede ser bastante rudimentario producir camisas. A priori ya no parecería tener ninguna complejidad productiva y su proceso aparece como sencillo y comoditizado; sin embargo, el incremento de la productividad en determinadas fases de producción de la cadena de alimentos, incluyendo investigación biogenética y la aplicación de nuevas tecnologías a procesos que permitan trazabilidad perfecta, aparecen como algo más complejo, aunque el producto final es el mismo: carne, soja u otro alimento de consumo humano. Ese viejo esquema de producción que definíamos como "primario" no es el actual. Por algo, Uruguay ha podido colocar su carne con precios 30% mejores que Paraguay. Porque existen tributos diferenciadores que tienen valor. Y donde ineludiblemente hay que insistir, en procura de mayor calidad y productividad en los procesos.

—Pero para incrementar las exportaciones, ¿nos debemos aferrar solamente a esos sectores de producción?

—No precisamente. Incrementar las exportaciones refiere también incorporar y retener en el circuito exportador a empresas que hoy no consiguen exportar. Mayoritariamente son pymes. Posiblemente, si logramos incrementar la cantidad de empresas exportadoras, diversificando el producto ofrecido, tendremos una dinámica mayor de todo el sector exportador. Dicha diversificación, no solo traerá mayores niveles de actividad en varios sectores de nuestra economía, sino que también son esperables incrementos en la generación de empleo y oportunidades. Ahí se debe hacer foco. Y no solamente se trata de facilitarle a las pymes el primer acceso, es importante que se mantengan en el circuito. En nuestro trabajo identificamos una altísima rotación en las empresas que exportan. En un período de cinco años (2012-2017) 3.911 empresas consiguieron exportar, pero solo el 18% de las empresas que exportan pudieron repetir esa experiencia. O sea, una empresa logra exportar un año pero no puede repetir en el siguiente. Algunos logran romper la primera barrera, pero no se sostienen. Se debe trabajar en las razones de ese problema.

Marcos Soto. Foto: Marcelo Bonjour
Foto: Marcelo Bonjour

En el total de empresas uruguayas, unas 175 mil, solo el 1% consigue exportar. De ellas, hay dos o tres empresas que explican el 10% de las exportaciones; entre 27 y 30 empresas, dependiendo el año, representan el 50% de lo exportado. Recordemos que más del 90% de las empresas uruguayas son pymes ¿Debemos provocar una desconcentración forzosa para que las cosas ocurran?, no, debemos promover la introducción de las pymes en este proceso. Las pequeñas y medianas empresas tienen como principal barrera el acceso al cliente, explicado por su propia escala. También hay barreras para arancelarias que pesan mucho en empresas con volumen de operaciones pequeño. Lo mismo pasa con la logística. Atravesar todo ese proceso desalienta y dificulta, aunque hayan logrado hacer su primera operación, mantenerse en el circuito exportador.

—Pero en Uruguay existen diferentes programas de apoyo a la pyme exportadora...

—Existen sí, pero nunca son suficientes. Hace poco se lanzó una línea de apoyo que simplifica los costos; es muy importante, pero no disuelve todo los problemas que tiene una pyme. el camino está en cómo evitar esos costos que para una empresa de menor porte son insalvables. Allí es que aparece el comercio electrónico como una oportunidad.

—¿De qué forma puede cambiar esta realidad?

—En primer lugar, disuelve los problemas de la distancia. Lo sentimos como consumidores, y para las empresas también. Lo que es crucial para nosotros es contar con plataformas regionales. En nuestro trabajo planteamos dos puntos. El primero, replicar lo que vienen haciendo los institutos de promoción de exportaciones de países como Chile y México: firmar acuerdos país con plataformas reconocidas a nivel mundial, como Amazon, y empresas de logística internacional como DHL, UPS u otras, para cerrar el círculo para las pymes. México tiene ya un acuerdo piloto con Amazon, y Chile, a su vez, ya ha firmado acuerdos con Alibaba y es el segundo país en firmar un acuerdo con Amazon. Y la otra línea de trabajo apunta a la región. Está probado que el primer paso de una pyme para internacionalizarse es la región. Es momento que a nivel Mercosur se promuevan plataformas regionales. Las plataformas que existen en la región son muy acotadas. Falta un market place que permita el comercio B2B (business to business) o B2C (business to consumers) para nuestros países.

Las posibilidades son enormes; por ejemplo, hoy la carne en China se vende a través de Alibaba por porciones, en bandejas, como se puede comprar acá en un supermercado. Y la región, subdesarrollada en esos temas, va a crecer a corto plazo.

Y tiene otra gran ventaja para la pyme; la plataforma no tiene costo fijo de entrada, generalmente cobra una comisión por venta, o un costo extra si se pretende un mejor posicionamiento dentro de la oferta. Pero no obliga a grandes desembolsos previos a la venta.

—Hay otra dimensión que son los acuerdos comerciales, que en su nuevo diseño también incluyen el comercio electrónico...

—Es una tendencia creciente. El 12% de las transacciones comerciales a nivel global hoy ya se realizan a través del comercio electrónico. Todos los acuerdos comerciales traen un capítulo vinculado al comercio electrónico y a las pymes, que indudablemente van de la mano. El TLC entre Uruguay y Chile incluye estos temas.

—En su estudio, cita el ejemplo de España en cuanto a la utilización del comercio electrónico por parte de pequeñas y medianas empresas...

—El 80% de las divisas que entran a España por exportaciones de pymes, se hacen a través de comercio electrónico. España ocupa a día de hoy el cuarto puesto a nivel europeo en número de tiendas online. Lógicamente, la importancia de los mercados que las circundan, permiten un desarrollo más importante.

En Asia Pacífico existe un impulso exponencial del e-commerce. Sobresale el caso de China que se ha constituido en líder indiscutido a nivel mundial. Actualmente, el 69% de los usuarios chinos realiza compras on-line, es decir 533 millones de consumidores, lo que sitúa al país asiático como primer mercado mundial de comercio electrónico, con ventas anuales de 672.000 millones de dólares, más que el segundo y tercer clasificados juntos: EE.UU. y el Reino Unido.

En el Mercosur estamos muy rezagados. Uruguay lidera en penetración de Internet y niveles de e-commerce, e incluso con un fuerte crecimiento de medios de pago electrónicos, pero no tiene desarrollo —y sus vecinos aún menos— para que el comercio electrónico permita ser un vehículo para las exportaciones.

—¿Que debe hacer el país, a su juicio, para avanzar en ese terreno?

—Hacer foco por parte del gobierno, ponerlo en agenda, negociar a nivel regional para promover su avance e implementación. Hay que darle el marco jurídico adecuado y generar las condiciones para que los privados se interesen en crear plataformas regionales. En paralelo, el país puede firmar acuerdos con las plataformas globales existentes, como forma de avanzar en facilitar las vías de negocio a las pymes.

México está desarrollando su propia plataforma B2B para que todas sus pymes operen desde allí. Hay muchas oportunidades en la materia.

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