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Se espera que crezca la inversión extranjera

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Foto: El País

TEMA DE ANÁLISIS

La Posición de Inversión Internacional es negativa y se encuentra estable en el orden de US$ 14.000 millones

El análisis macroeconómico de nuestro país tiene como característica central que se trata de una economía pequeña y abierta a las transacciones con el resto del mundo. También hay que agregar que somos deudores del resto del mundo, tanto por las inversiones que los extranjeros hicieron en el país como por el dinero que nos prestaron. Esto se refleja numéricamente en la Posición de Inversión Internacional que compila el BCU trimestralmente y que en los próximos años es posible que estas características se acentúen. Si se toma en cuenta la fuerte inversión del proyecto UPM2, la baja de las tasas de interés internacionales y la crisis de Argentina, están dadas las condiciones para que aumente la inversión extranjera en activos de nuestro país.

El saldo al cierre del tercer trimestre fue negativo en US$ 14.035 millones, como resultado de la resta entre Activos por US$ 64.564 millones y pasivos por US$ 79.500 millones. La evolución del saldo es estable desde 2012, tal como se ilustra en el gráfico superior del cuadro adjunto. Se trata de una cifra significativa que surge de la resta entre dos valores también muy altos. Como referencia, hay que considerar que tanto el activo como el pasivo con el resto del mundo se ubican por encima del nivel del PIB anual de nuestro país.

Esto quiere decir que la cantidad de activos financieros de residentes en Uruguay sobre activos en el exterior es alta, pero inferior a la cantidad de pasivos financieros de residentes con el resto del mundo. El pasivo mayor al activo es lo que hace que nuestra economía sea deudora con el resto del mundo. A lo largo del tiempo, los no residentes nos prestaron más de lo que les prestamos a ellos. El saldo es estable y se conforma por una evolución levemente ascendente en el activo y en el pasivo que van corriendo casi en paralelo, tal como se ilustra en el gráfico de la zona media del cuadro.

Comparando el saldo promedio en el último año disponible (doce meses a septiembre de 2019) con el promedio en el año 2016, se observa que el ritmo de crecimiento del activo de no residente que tenemos en nuestro poder sube al ritmo del 3,1% anual y los activos nuestros que tienen los no residentes suben al 2,1% anual. Por lo tanto, la posición registra una leve reducción pero se mantiene en los niveles altos que nos hace deudores netos.

La posición deudora de nuestro país hace que los flujos anuales de rendimiento de estos activos tenga un saldo negativo para el país, o sea tenemos que pagar más de lo que nos pagan los no residentes. Este flujo se registra en los movimientos corrientes de la balanza de pagos y alimentan el saldo en cuenta corriente. Del lado de las salidas tenemos por ejemplo los intereses que pagamos a los que tienen deuda del gobierno uruguayo, los intereses por la tenencia de depósitos a plazo fijo en bancos uruguayos o por las utilidades que generan las empresas propiedad de extranjeros. Del lado del ingreso de divisas hay que contar con los intereses que nos pagan las inversiones en títulos de deuda de no residentes, los depósitos en bancos extranjeros o los préstamos de empresas uruguayas a otras no residentes.

Esta condición de pagadores de renta al resto del mundo es estructural y se forma por el acumulado de recursos que invirtieron los no residentes en nuestro país o que nos prestaron para financiar inversión pública y privada o el déficit corriente del sector público. El saldo negativo en el último año fue de US$ 3.268 millones. En este caso resulta lógico que, en otros rubros de la cuenta corriente, tengamos que sostener un saldo positivo en el flujo de fondos, para que la dinámica no sea explosiva hacia el déficit. Esto implica que tenemos una condición estructural por la que las exportaciones de bienes y servicios es lógico que superen a las importaciones.

En el último año los pagos al exterior representaron US$ 5.046 millones y lo que recibimos fue de US$ 1.778 millones. Si se comparan estos flujos con los activos involucrados en el promedio del último año se tiene que el rendimiento que estamos pagando a los no residentes se ubica en el 6,4% de lo invertido y lo que nos pagan los no residente por lo que nosotros invertimos en sus activos es del 2,8%.

Son rendimientos anuales muy diferentes, pero eso se explica razonablemente por las diferencias que hay entre los activos financieros que nos prestan a los uruguayos y los que nosotros prestamos. Para eso alcanza con una mirada a la estructura al interior de estas cifras globales.

Los activos, en función de su riesgo y plazo poseen rendimientos diferentes. En un extremo se encuentran los billetes o depósitos a plazos muy cortos en bancos, con tasas que en la actualidad son negativas en términos reales. En el otro extremo se encuentran las inversiones en acciones de empresas, donde el rendimiento es acorde al riesgo del negocio y el plazo de recuperación de la inversión.

En los dos gráficos de la zona baja del cuadro se puede observar la estructura porcentual de los activos financieros de no residentes en poder de los residentes (lado izquierdo) y activos financieros de residentes que poseen los no residentes (lado derecho).

Los activos que tienen los residentes poseen una participación menor de acciones en empresas en el exterior (11%) y en el resto de los activos predominan los de corto plazo, ya que una parte importante son las reservas del BCU donde predomina el fondo liquidez y los billetes. En la inversión en cartera también hay un predominio de títulos de corto plazo. A su vez, las partidas de otros activos es casi toda de corto plazo.

Por el contrario, los pasivos que tenemos con los no residentes tienen un 44% de inversión de cartera bajo la forma de acciones dentro del rubro inversión directa que llega al 61% del total.

En el caso de la inversión de cartera, los títulos de deuda que forman parte de ella son en su mayoría de largo plazo (deuda del gobierno uruguayo).

Aún en los casos en que los activos sean los mismos, hay que tomar en cuenta que los que se encuentran en nuestro país tienen una prima de riesgo superior a los de los países desarrollados y eso también hace a la diferencia en rendimientos.

El esfuerzo que tiene que hacer el país por su deuda con el resto del mundo no es muy grande, pero puede aumentar. Un camino puede ser bueno si se concreta la inversión de UPM2 o si se captan inversiones extranjeras directas en los próximos años. Es probable entonces que la posición de inversión internacional negativa tenga mayor volumen en el correr de los próximos años.

Esto puede exigir más del lado de la cuenta corriente y es por eso que hay que mantener un nivel de riesgo país y condiciones para los negocios de calidad superior en nuestro país. La tasa que exigen los inversores internacionales es inversamente proporcional al riesgo que asumen cuando inmovilizan sus recursos, por lo que un tratamiento justo y amigable para el inversor beneficia a toda la población.

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