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Enlentecimiento de la economía pero sin recesión

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En Florida se obtenían 2.500 kilos de soja por hectárea, ahora no se logran más de 1.500. Foto: L . Pérez
Ganado vacuno en Tajamar, nota por escasez de lluvia, campos de basalto, 20150407, foto Luis Perez, Salto
Archivo El País

Primer semestre del año retrocedió 0,6% en comparación con el segundo de 2014.

HORACIO BAFICO Y GUSTAVO MICHELIN

Los resultados de las Cuentas Nacionales al segundo trimestre del año confirman el diagnóstico de un enlentecimiento de la economía uruguaya. Hay sorpresas muy negativas pero que no cambian el diagnóstico, al igual que los desvíos positivos del primer trimestre tampoco movieron mucho el sentir del conjunto de colegas que analiza la coyuntura. El escenario externo es muy complicado, la capacidad de respuesta de la economía es limitada y se enfrentan cuellos de botella que alimentan la expectativa de que las tasas de crecimiento bajen fuertemente hacia un nivel por debajo de la tendencia de largo plazo de aquí al 2016.

Por la violencia del cambio de rumbo que se generó con los últimos datos de los componentes del PIB, y algunos indicadores de avanzada del tercer trimestre, todo parece indicar que el freno se sentirá en una amplitud de sectores o actividades de la economía. De todas formas vale aclarar que no se espera una crisis profunda o una recesión de magnitud. El sentir está más bien dirigido al estancamiento o falta de capacidad para generar crecimiento.

Si no puede ver los gráficos haga click aquí.

Un elemento puntual que provocó una estadística muy negativa en el segundo trimestre del año es la sequía que sufrió la economía en ese período de tiempo. Esto afectó negativamente la producción de energía eléctrica sobre la base hidráulica que es la que mayor valor agregado tiene y por lo tanto contribuye más al PIB que la generación con combustibles. Hay efectos adicionales de la sequía en la producción agrícola por la soja que no llegó a ser tan dramático y generalizado como parecía en un primer momento, pero que mermó la productividad por hectárea plantada. En la ganadería tampoco se vivieron situaciones dramáticas y el efecto negativo fue limitado.

La variación del PIB en el segundo trimestre en comparación con el mismo período de 2014 fue negativa por primera vez desde la crisis del 2002. La tasa en este caso fue del -0,1% pero, si se excluye de la medición el sector de electricidad, gas y agua, se observa un aumento del 1,5%. Por lo tanto todavía hay números para sostener la esperanza. A pesar de que se encuentren tasas todavía positivas, es cierto que la economía está sometida a una prueba de crisis.

Cuando se analiza la serie desestacionalizada que presenta el BCU, se observa que el segundo trimestre fue inferior en -1,8% al nivel observado en el primer trimestre del año. Es una caída de magnitud, que no solo cambia la tendencia fuertemente, sino que pone en duda lo que pueda ocurrir con todo el año. Al igual que en la comparación con el año anterior, en este caso la incidencia de Electricidad, Gas y Agua es muy fuerte, ya que registra una contracción del -54,5%.

Si se toma el conjunto del primer semestre se relativiza el problema de la sequía y la distorsión que provoca la presencia de los feriados de semana de turismo en los primeros días de abril. En el primer gráfico del cuadro adjunto se ilustran las variaciones desestacionalizadas de cada semestre con el anterior. Es claro el enlentecimiento que viene sufriendo la economía desde mediados del año pasado y cómo en la primera mitad de 2015 se observa por primera vez desde 2012 una tasa negativa.

Uno de los datos que más impactó es la caída en el consumo privado. En el segundo trimestre las estimaciones preliminares señalan una caída del 1,1% respecto al mismo período del año pasado. El contraste con las tasas superiores al 4% anual es visible en el gráfico del medio en el cuadro adjunto. Hay un par de explicaciones para la caída en la estadística del consumo privado. Por un lado, la suba del dólar impactó fuertemente en el consumo de productos importados, sobre todo los de alto valor unitario como automotores y otros bienes duraderos. Si bien se denomina consumo privado, por razones estadísticas incluye algunas variaciones de existencias que no se pueden estimar individualmente. En cuanto aumenta la incertidumbre, suben las tasas de interés y sube el dólar, se procesa un ajuste en stocks por la simple no reposición por parte de los importadores. Tomando en cuenta este efecto, seguramente el consumo privado propiamente dicho no tuvo un impacto negativo tan importante. De todas formas y sin lugar a dudas, hay un enlentecimiento en el consumo privado que posiblemente siga presente en el tercer trimestre.

En el cuadro también se ilustra en la línea de más abajo una evolución reciente del saldo externo de la economía. Se trata de una diferencia entre exportaciones e importaciones considerando los bienes y servicios y midiéndolo en un equivalente a unidades físicas, tal como procede en las cuentas nacionales. El saldo es deficitario y forma parte de uno de los desequilibrios fundamentales de la economía uruguaya. La diferencia se profundizó en los últimos años y desde mediados del año pasado se registra un ajuste hacia el menor nivel de déficit pero con una evolución muy gradual tal como se ilustra en el gráfico.

Mientras los costos en dólares sigan altos y los precios de importación estén bajos, es probable que se mantenga el déficit. El ideal para la economía sería un ajuste gradual hacia menor déficit junto con la baja del valor en dólares de los salarios y otros costos de producción. Si esto no es posible es factible que se sigan acumulando saldos deficitarios, y con ello crecerá la vulnerabilidad de la economía a los shocks negativos externos.

El otro componente importante de la demanda global es la inversión. En el último gráfico del cuadro se presenta la evolución a precios constante y se comprueba que se llegó en los comienzos del 2014 a los niveles máximos y se frenó el crecimiento. La presencia de megaproyectos permitió este ascenso y el desafío para los próximos años estará en sostener con inversiones de empresas o con nuevos megaemprendimientos un nivel de inversiones que asegure el crecimiento futuro y con él la creación de nuevos puestos de trabajo.

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En Florida se obtenían 2.500 kilos de soja por hectárea, ahora no se logran más de 1.500. Foto: L . Pérez

El Análisis

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