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Energía: un poco de orden entre mucho ruido

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Foto: Getty Images

OPINIÓN

La transición podría estar acompañada de tanta volatilidad de precios como ha sido tradicional en el mundo de la energía, lo que podría restarle apoyos.

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Hoy parece haber un acuerdo global en que el cambio climático es uno de los desafíos más importantes de nuestro tiempo. Un problema que nos enfrenta a una carrera contra el tiempo. Sin embargo, puede ser difícil entender exactamente dónde estamos parados frente a tantos y tan variados titulares respecto a movimientos en el sector energético. Debajo intento, entonces, resumir las “luces y sombras” del sector energético en 2021.

Avances en 2021…

El 2021 fue un año de varios repuntes y cambios para el sistema energético mundial. Después de una caída histórica en 2020, se estima que la inversión en energía repuntó bastante en 2021, con el sector eléctrico a la cabeza. Las energías renovables en particular han continuado en una senda de crecimiento. Se estima que 2021 será otro año record en términos de capacidad de energía renovable adicional sumada al sistema mundial, impulsado por la energía solar fotovoltaica (1).

Hubo también un sinfín de señales por parte de gobiernos y empresas respecto a metas a futuro a lo largo de 2021. Más de 50 países, así como toda la Unión Europea, se han comprometido a cumplir objetivos de emisiones netas cero entre 2050 y 2070, algo muy ambicioso y difícil de creer hace tan solo una década. Las promesas también han venido por parte de ciudades, aseguradoras, y el sector financiero. Por ejemplo, la “Glasgow Financial Alliance for Net Zero” (o GFANZ) —liderada por Mark Carney (ex jefe del banco central de Reino Unido) — es una coalición global que agrupa instituciones financieras comprometidas a acelerar la decarbonización de la economía, con US$ 130 billones de capital privado ya comprometidos
hacia un futuro de emisiones netas cero (según estimaciones de GFANZ) (2).

La Comisión Europea también anunció que introducirá un mecanismo de ajuste a las emisiones de carbono de ciertas importaciones (“Carbon Border Adjustment Mechanism” en inglés, o CBAM). La Unión Europea (UE) restringirá más el número de emisiones posibles por parte del sector del cemento, aluminio, acero, fertilizantes y generación eléctrica; comenzará a reducir los beneficios actualmente otorgados a estos sectores e introducirá el CBAM como contrapartida. En lugar de dar beneficios a industrias domésticas, cobrará un arancel a quienes exportan estos productos a la UE.

Como dije en mi columna de julio, la UE plantea un mecanismo sensato a nivel técnico, con un objetivo importante, pero un mecanismo difícil de implementar, por sus desafíos políticos y administrativos.

Por otro lado, la emisión global de deuda sustentable (préstamos y bonos asociados a proyectos sustentables) ha llegado a niveles récord en 2021. Se estima que superará US$ 1 billón este año, 10 veces los niveles de emisión en 2015. El sector crece y crece.

… contra una realidad muy desafiante

Más allá de lo anterior, el carbón es todavía la mayor fuente de generación de electricidad en el mundo, la segunda mayor fuente de energía primaria y la mayor fuente de emisiones de dióxido de carbono en el sector energético. El carbón, la fuente de energía más contaminante, todavía vive y resuena, y está lejos de ser historia.

Es más, se estima que en 2021 ha tenido incluso un fuerte repunte. Según un reciente informe de la Agencia Internacional de Energía, se espera que la generación global de electricidad a partir del carbón aumente un 9% en 2021 a un máximo histórico, impulsada por el rápido crecimiento económico, con la mayoría del repunte en China a India, y atrás Estados Unidos (3).

Por un cúmulo de razones —fuerte recuperación económica, eventos climáticos extremos afectando demanda y oferta, temas políticos, etc.— también ha habido un gran aumento de precios en el mercado del gas natural, el carbón y la electricidad, especialmente en Europa (aunque no exclusivamente), con valores que siguen rompiendo records. Esta situación alerta que la transición podría estar acompañada de tanta volatilidad de precios como ha sido tradicional en el mundo de la energía, y esto debe ser tenido en cuenta dado que puede atentar contra el apoyo hacia la transición, especialmente en la medida que afecte el bolsillo de los consumidores.

A futuro

Pasando raya, la conclusión es que ha habido un importante progreso, aunque todavía es pequeño relativo al tamaño del desafío. Dadas las políticas actuales (sin contar anuncios de 2021) el aumento promedio de la temperatura a 2100, en comparación con niveles pre-industriales, llegaría a 2,7 °C. Los anuncios de 2021 —si se completan en su totalidad (un enorme condicional)— permitirían limitar el aumento de la temperatura a alrededor de 1,8 °C. Un escenario más optimista, pero todavía por fuera del objetivo de 1,5 °C. Las presiones inflacionarias, que han tenido efectos a lo largo de la cadena de suministro, también amenazan mayores avances en 2022, y las políticas menos expansivas seguramente aumenten el costo de financiamiento para decarbonizar la economía en los próximos años. Por tanto, queda todavía mucho por hacer.

1) International Energy Agency (IEA), Renewables 2021, Analysis and forecasts to 2026, https://www.iea.org/reports/renewables-2021
2) GFANZ, “Amount of finance committed to achieving 1.5°C now at scale needed to deliver the transition”, https://www.gfanzero.com/press/amount-of-finance-committed-to-achieving-1-5c-now-at-scale-needed-to-deliver-the-transition/
3) IEA, Coal 2021, Analysis and forecasts to 2024, https://www.iea.org/reports/coal-2021

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