TEMA DE ANÁLISIS
Si la tasa de actividad tuviera el mismo nivel que en 2014, el desempleo actual estaría en el 11,5%.
Los distintos indicadores que se van divulgando sobre la marcha de la economía uruguaya no hacen otra cosa que confirmar su escaso dinamismo y la tendencia al estancamiento. En particular, el empleo cayó por cuarto año consecutivo confirmando esa tendencia, pero reflejando también distorsiones internas que contribuyen a tal desempeño.
La tasa promedio de empleo del último año se situó en el 57,2% de la población económicamente activa, es decir aquellos mayores de 13 años. Comparando con el dato de 2017 se constata un descenso de 0,7 puntos porcentuales. Respecto al promedio de 2014, el descenso es de 3,2 puntos porcentuales, tal cual se muestra en el gráfico que aparece en la parte alta del cuadro que ilustra la nota.
En ese gráfico también se muestra la evolución del número promedio de trabajadores, lo que ayuda a comprender mejor el comportamiento del mercado laboral. Se ve allí que la tasa de empleo cae sistemáticamente desde el año 2014, pero que el número absoluto de puestos de trabajo lo hace a un ritmo más pausado, debido al efecto del incremento de la población.
En ese período se perdieron aproximadamente 47 mil puestos de trabajo al tiempo que la población en edad de trabajar se incrementó en 75 mil personas. Pese al incremento de la población, debido a las dificultades del mercado laboral cayó el deseo de trabajar, lo que se conoce como tasa de actividad. De hecho, en 2018 hubo 15 mil personas menos que manifestaron su voluntad de trabajar con relación a lo observado en 2014.
El descenso de la tasa de actividad suavizó el aumento de la tasa de desempleo debido a la pérdida de puestos de trabajo, ya que varios de ellos despedidos decidieron retirarse del mercado laboral. El dato promedio de 2018 sitúa la tasa de desocupación en el 8,4% de la población económicamente activa, es decir aquella que quiere trabajar. Si la tasa de actividad no hubiese variado en el período y el deseo de trabajar se hubiese mantenido en los mismos niveles que en 2014, el desempleo actual rondaría el 11,5%.
Se deriva de lo anterior que el mercado laboral atraviesa un período de dificultades, con destrucción de puestos de trabajo y desaliento en la población, que se retira del mercado ante las dificultades que enfrenta al buscar un empleo.
Corresponde tratar de entender el porqué de esta evolución del mercado de trabajo. El enlentecimiento de la economía es un factor clave. Si no hay perspectivas de crecimiento las empresas no proyectan aumentos de producción y por consiguiente no aumentan su dotación de personal. Es más, en muchos casos ante los cambios tecnológicos ahorradores de mano de obra muchas empresas se reconvierten en ese sentido.
Dentro de los factores que atentan contra el crecimiento de la actividad productiva cabe destacar a la pérdida de competitividad, que resulta de varias causas. Caída de precios internacionales, mayores costos internos y regulaciones son algunos de ellos. Pero a los efectos del mercado laboral la evolución del salario es clave.
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En el gráfico que aparece en la parte media del cuadro se muestra la evolución de la masa salarial real. Esta es el producto de la cantidad total de trabajo que genera la economía por su retribución real. Su evolución es otra confirmación de las dificultades que viene soportando la economía uruguaya desde el año 2014, ya que a partir de ese momento se estancó.
Es importante entender que mide esta variable y como puede incidir en el comportamiento del mercado laboral. En el mismo gráfico se muestra la evolución de las variables que influyen en la masa salarial, la cantidad de trabajo y el salario real.
Si la economía está estancada, el costo salarial real de las empresas no puede aumentar. Si por algún arreglo institucional aumentan las retribuciones por ejemplo las pautas de ajuste salarial en el marco de los Consejos de Salarios, las empresas responden ajustando por cantidad.
Eso es lo que está sucediendo a nivel de los sectores productores de bienes que están sujetos a competencia. Tanto a nivel de la industria manufacturera como el agro y en menor medida la construcción, el empleo ha venido cayendo a lo largo de los últimos cuatro años.
Contrarrestando parcialmente el descenso del empleo en los sectores transables, aumenta la ocupación en algunas actividades de servicios modernos, pero fundamentalmente en áreas reguladas por el Estado, que no necesariamente se preocupan por la mayor eficiencia y productividad, con el consiguiente incremento de costos que recae sobre el sector privado, lo que a la larga termina afectando negativamente al mercado laboral.
El deterioro del mercado laboral afecta fundamentalmente a los jóvenes. Tal cómo se muestra en el gráfico que aparece a la izquierda en la parte baja del cuadro, la tasa de empleo cayó a un ritmo más pronunciado a nivel de los más jóvenes. De hecho, el registro de 2018 es el más bajo desde 2006. Es entendible que el ajuste de las empresas afecte más a esta población, fundamentalmente a los que cuentan con menor capacitación. Una combinación de cambio tecnológico y ajuste ante una actividad poco dinámica lo explican. Los mayores no son ajenos al fenómeno, aunque en menor medida.
Ello lleva a que, al momento de buscar un empleo, las condiciones que solicita el trabajador sean cada vez menores, tal cual se muestra en el gráfico que aparece abajo a la derecha. Requisitos tales como horarios más flexibles, condiciones del lugar de trabajo y hasta nivel salarial son cada vez menos frecuentes.
En medio de esta tendencia negativa, el dato de empleo del último trimestre de 2018 mostró una pequeña recuperación respecto al registrado en igual período de 2017, siendo la primera vez que se registra un dato positivo desde 2015.
Ese dato hay que tomarlo con pinzas, ya que no hay elementos objetivos que avalen una reversión en el deterioro laboral y menos de cara al futuro inmediato. La temporada turística estuvo por debajo de lo esperado y los indicadores sobre el comercio, que es el principal generador de empleo apuntan a una disminución de las ventas en casi todos los rubros. Desde el sector privado no hay señales de aumento en la demanda laboral. Pero se trata de un año electoral y recordemos que el pico del año 2014 coincidió precisamente con otro año electoral, que se caracterizó por un fuerte aumento de las inversiones de las empresas públicas.