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Sobre una economía deteriorada, la cuarentena más larga del mundo la pulverizó

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Foto: Reuters
Conferencia de Alberto Fernández, Presidente de Argentina, con tapaboca, barbijo, por pandemia de coronavirus, covid 19, anuncio de medidas para evitar contagios, foto Esteban Collazo, 2020

OPINIÓN

Como era de prever, siguen llegando datos muy poco alentadores sobre el nivel de actividad económica de Argentina.

En primer lugar, los datos de puestos de trabajo que publica mensualmente el ministerio de trabajo, y que estaban bastante demorados, muestran que desde que asumió la actual administración se perdieron 379.400 empleos. Este dato surge de comparar el empleo en blanco en abril contra el empleo en blanco en noviembre 2019, último mes completo de la gestión Macri. De los 379.400 puestos de trabajo que se perdieron, 227.500 corresponden a empleos privados en relación de dependencia. El rubro que le sigue es monotributistas, que perdieron 60.800 puestos de trabajo.

Si comparamos abril, primer mes completo de cuarentena con febrero, mes previo a la cuarentena que empezó a fines de marzo, se perdieron 319.900 puestos de trabajo, de los cuales 220.400 corresponden al empleo privado en el sector formal de la economía y 63.300 puestos en monotributistas.

Tomando abril contra febrero, los sectores productivos que más puestos de trabajo perdieron en el sector privado en relación de dependencia son: construcción, 53.400 puestos; hoteles y restaurantes, 44.400 puestos; actividades inmobiliarias, –33.900 puestos; comercio, 29.200 puestos; transporte, almacenamiento y comunicaciones, 16.800 puestos; y la industria manufacturera perdió 15.500 puestos.

Si miramos los datos por provincia, de puestos de trabajo en relación de dependencia del sector privado perdidos durante la cuarentena, la provincia de Buenos Aires perdió 69.400 puestos, siempre contando hasta abril, CABA 53.100 y Córdoba 20.200, que son las tres que lideran el ranking de pérdida de puestos de trabajo.

Francamente, la cuarentena está generando una verdadera masacre económica. Los datos de actividad económica que publicó el INDEC sobre la industria y la construcción muestran caídas históricas, con niveles de utilización de la capacidad instalada que en mayo fueron menores a las de enero de 2002, un mes catastrófico con crisis económica, social e institucional.

En una insólita propuesta para cuando se salga de la cuarentena, el gobierno propone un New Deal al estilo norteamericano de la década del ´30 para reactivar la economía. De hecho, se formularon anuncios de una serie de obras de infraestructura a la salida de la cuarentena.

Por empezar el New Deal no fue solamente aumento del gasto en obras públicas como suele creerse, y su aplicación retrasó más la salida de la recesión en vez de haber sido el factor que contribuyó a terminar con la gran depresión. Pero lo más importante es que ya durante la cuarentena se disparó el gasto público y el déficit fiscal. No se entiende de dónde van a sacar el dinero para financiar las obras públicas anunciadas si actualmente la expansión monetaria es de tal magnitud que el BCRA tuvo que aumentar la deuda que emite, deuda que no podrá pagar y que está a un nivel que llegó a superar la base monetaria.

Dicho en otras palabras, el gobierno no tiene margen para expandir el gasto en obras públicos y financiarlo con emisión porque la crisis inflacionaria está a la vuelta de la esquina. Entre diciembre y junio, los ingresos tributarios sumaron $ 2,3 billones y la emisión monetaria para financiar el déficit fiscal fue de $ 1,5 billones. Es decir, la emisión monetaria para financiar el gasto fue equivalente al 65% de los ingresos tributarios, con meses como abril y mayo en que la emisión monetaria superó en términos absolutos a los ingresos tributarios en el financiamiento del gasto.

El gobierno pretende financiar el gasto con emisión monetaria en un país que ya no tiene moneda. Recordemos que en 20 años Argentina destruyó 5 signos monetarios: el peso moneda nacional, el peso ley 18.188, el peso argentino, el austral y este que está agonizando.
Un país sin moneda no puede hacer política monetaria de ningún tipo.

Pero no solo el gobierno se financió con una emisión monetaria que creció el 37% entre el 10 de diciembre y el 30 de junio, sino que, además, el BCRA aumentó su stock de deuda remunerada un 115%, siendo la suma de Leliq y Pases Netos, igual a la base monetaria al momento de redactar estas líneas.

Esos $ 2,2 billones de Leliq y Pases Netos juegan contra los depósitos del sector privado. Si se libera el mercado financiero y se termina la cuarentena, esta masacre de emisión monetaria puede pasar una factura muy cara. En efecto, se juntarían: 1) un stock de pesos emitidos que hoy la gente no puede gastar porque está encerrada en sus casas y además no puede ir a la ventanilla de los bancos a retirar el dinero en cualquier momento, 2) ese stock es moneda no deseada por la gente y 3) si el gobierno sigue creyendo que va a reactivar la economía aumentando aún más el gasto público, al stock de moneda no deseada se le sumará el flujo de emisión por déficit fiscal generando un caos monetario de proporciones.

Este dilema que tiene por delante la economía argentina es fruto del populismo que destruyó el sistema financiero, confiscando ahorros y destruyó la moneda, con lo cual el argentino atesora dólares o los ahorra en el exterior escapando del Estado confiscador.

El gobierno tiene como eje central de su política económica el estímulo artificial del consumo interno para reactivar la economía. El dilema que tiene es que ya no dispone de instrumentos para controlar la emisión monetaria por el aumento del gasto público y no se puede hacer populismo sin recursos.

El horizonte de los próximos meses luce muy complicado en lo económico y en lo social, con un desenlace político lleno de incertidumbre.

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