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Dudas sobre la recuperación de la economía

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Foto: Pixabay

TEMA DE ANÁLISIS

El reciente crecimiento se centra en una mejora de la confianza de los consumidores que los llevó a adquirir más 0km.

El tercer trimestre del año mostró una incipiente recuperación de la economía tras un período de estancamiento. El dato no fue sorpresivo, ya que distintos indicadores indirectos señalaban una mejora. Desde esta columna —analizando otros aspectos de la actividad económica— nos hemos referido a esas señales, advirtiendo también que es muy prematuro aventurar un punto de inflexión en la tendencia del PIB. Una serie de factores puntuales apuntalaron un mayor nivel de actividad en ciertas áreas y la incógnita es qué pasará cuando cese ese estímulo. Por otro lado, las noticias de corto plazo relacionadas a la próxima temporada turística no son auspiciosas y los problemas de competitividad que arrastra la economía persisten, por lo que es difícil pronosticar un despegue en estas condiciones. La buena noticia es que comenzarán las obras de construcción de la tercera planta de celulosa, del Ferrocarril Central y otras conexas que darán un impulso adicional al PIB superior al 1%.

El nivel de actividad se incrementó 0,9% en el tercer trimestre del presente año respecto a igual período de 2018. Si se analiza el desempeño en términos desestacionalizados, el crecimiento observado con respecto al trimestre anterior fue 0,6%. El análisis desestacionalizado es muy útil para estudiar la coyuntura, ya que refiere al pasado reciente, a diferencia del dato interanual que compara con un período más alejado en el tiempo. Por cierto que la lógica productiva responde a distintas situaciones y está sujeta a estacionalidades que deben ajustarse al momento de analizar. El dato desestacionalizado precisamente las depura y posibilita comparar la evolución trimestre a trimestre del PIB, tal cual se muestra en el gráfico que aparece en la parte de arriba del cuadro.

Se ve allí que la economía mostró gran dinamismo hasta el año 2014 y desde entonces la tendencia ha sido más moderada, con algunos retrocesos en el camino. Por ejemplo, a lo largo del año 2015, cuando asumiera la administración que está saliendo, y en el año 2018. Los dos últimos trimestres mostraron una leve recuperación frente al magro desempeño exhibido en los cuatro trimestres anteriores.

Esa recuperación está asociada al consumo interno, al cuál ya hemos hecho referencia al analizar los ingresos del sector público, donde se constata una mayor recaudación del IVA. En términos desestacionalizados, los sectores que explican el crecimiento de los dos últimos trimestres son precisamente el comercio y las comunicaciones.

La mayor actividad comercial tiene mucho que ver con la mejora en la confianza del consumidor que tras varios años de situarse en terreno pesimista, en las últimas mediciones —coincidiendo con la recuperación de la actividad comercial— perforó el techo y transitoriamente se ubicó en terreno de moderado optimismo, fluctuando en torno al límite que divide el pesimismo del optimismo, tal cual se muestra en el gráfico que aparece a la izquierda en la parte media del cuadro.

Los consumidores se muestran más confiados respecto a su situación personal, la de la economía en general y están más dispuestos a adquirir bienes durables. En el corto plazo ello se vio reflejado en un mayor consumo que permitió una mejora en la recaudación del IVA. En particular, aumentaron las compras de automóviles 0km. Si bien en el acumulado enero-octubre las ventas de vehículos nuevos cayó casi 9% en unidades físicas respecto a igual período de 2018, a partir de mayo se observa un cambio de tendencia y en el acumulado mayo-octubre de 2019 las compras aumentaron 4%.

La comercialización de automóviles es muy particular y tiene un impacto muy importante en el nivel de actividad del sector comercial. Se trata de productos importados, con un elevado valor unitario, de los más gravados impositivamente y de los que más incide en el PIB sectorial.
Con miras al futuro y de cara a la sostenibilidad de la recuperación del consumo, surgen dudas respecto a las ventas de 0km. Como se ve en el gráfico que aparece en la parte media a la derecha, el incremento de ventas se dio entre mayo y junio, permaneciendo relativamente incambiadas desde entonces, comparando con el año anterior. El comportamiento del dólar incide en ello y la suba que experimentó en los últimos meses hará recapacitar a los consumidores.

Estrechamente vinculado a la actividad comercial está el turismo. Las recientes medidas implementadas en Argentina gravando con el 30% los gastos en el exterior es una muy mala noticia que hace presagiar una mala temporada, siendo otro elemento que arroja dudas sobre la sostenibilidad de la recuperación del consumo.

El rubro comunicaciones no sorprende que crezca. De hecho, es el único que lo hace de manera ininterrumpida desde el año 2005. Como comentario sobre algo que ha quedado un poco olvidado, el BCU está trabajando en un cambio de base del PIB, que seguramente presentará cuando divulgue los datos de cierre de año. La importancia relativa de este sector seguramente caerá y puede haber alguna sorpresa respecto al comportamiento global del PIB.

Un crecimiento basado en el consumo es endeble, por lo que vale la pena observar con más detalle el desempeño de los sectores productores de bienes y otros servicios que generen mayor valor agregado.

El agro comenzó bien el año, pero su impulso se fue apagando. Ante la mala cosecha de soja de 2018, la muy buena de 2019 hizo crecer al sector. Pero de cara a 2020, hay dudas sobre los rendimientos. La sequía afectó la siembra de primera (la que más rinde) y si no llueve en los próximos días afectará la de segunda.

A su vez, la cadena cárnica, que se viera beneficiada por elevados precios internacionales, enfrenta cuellos de botella por el lado de la oferta de ganado que ya se sienten en la actividad frigorífica.

En tal sentido, pese al incremento que registraron las exportaciones en el último año de la mano de la soja, las dudas sobre el desempeño de tres de los cuatro principales sectores exportadores del país como son la carne, la soja y el turismo abren un manto de incertidumbre sobre la sostenibilidad en el cambio de tendencia del PIB.

El crecimiento esperado viene del lado del cuarto gran sector exportador del país, la celulosa, concretamente por la construcción de la tercera planta y las obras de infraestructura conexas. En el gráfico que aparece en la parte baja del cuadro se muestra la evolución de la formación bruta de capital físico privado, que creció a gran ritmo entre 2010 y 2014, cayendo desde entonces hasta los niveles originales. Gran parte del crecimiento pasado se debió a la construcción de la segunda planta de celulosa, lo que se repetirá en el caso actual.

En los próximos dos años la economía se verá favorecida por estas obras, que compensarán el escaso dinamismo del resto. Generar las condiciones para su reversión es el gran desafío de la administración que asume.

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