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Se hace difícil imaginar dos años más en el actual caos económico y político en Argentina

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Foto: Getty Images

OPINIÓN

Complicado: sin credibilidad ni reservas, y todas las variables macro descontroladas.

El gobierno viene lanzando una batería de medidas de corte populista para tratar de revertir o amortiguar el adverso resultado de las PASO. Desde anuncios que son hacia el futuro, como las jubilaciones anticipadas, pasando por el subsidio a los alumnos bonaerenses que egresan de los colegios secundarios para que hagan su viaje de egresados y otras medidas más; todo el tiempo el gobierno argentino busca recuperar parte del voto perdido.

Es más, si se observa la evolución del déficit fiscal y, en particular, el “plan platita” que es una fuerte expansión monetaria para financiar las medidas de corte electoralista, se ve que esta acción viene desde de julio pasado y continúa en octubre, cuando ya en los primeros 4 días del mes en curso el BCRA había emitido $ 150.000 millones para financiar al tesoro.

En lo que va del año, el BCRA ya emitió $ 1,11 billones con ese objetivo. Entre julio y los primeros cuatro días de octubre, se emitieron el 70% de esos $ 1,11 billones. Lo cual muestra cómo el gobierno puso el pie sobre el acelerador para financiar un gasto público creciente.

Entre enero y agosto, en que se pueden ver desagregados los datos de ingresos impositivos del Tesoro, el ingreso más importante fue por aportes y contribuciones patronales $ 1.428.029 millones, luego el IVA con $ 894.496 millones y en tercer lugar está la emisión monetaria. Este dato es para tomar dimensión de la importancia que viene teniendo la emisión de moneda como fuente de financiamiento del tesoro.

El grueso de la emisión monetaria del año en curso para financiar al tesoro se acelera y se concentra a partir del mes de julio y en octubre; solo en los primeros 4 días, ya tenemos una emisión de $ 150.000 millones para financiar el gasto.

¿Pueden estas medidas de corte populista dar vuelta el resultado de las PASO?

De acuerdo a las encuestas de Giacobbe y Asociados luce bastante complicado. En efecto, la última encuesta que va entre el 22 y el 24 de septiembre, el 64,4% de los encuestados dice que quiere que pierda el kirchnerismo. Pero el dato relevante es que este dato no es aislado o producto de la bronca de las fotos del cumpleaños de Fabiola.

Cuando uno mira el resultado de esta misma pregunta a lo largo de los meses, se encuentra con que, ya desde fines del año pasado, la gente estaba desconforme con el gobierno y manifestaba que quería que perdiera el oficialismo en las elecciones de noviembre.

El malhumor con el gobierno venía de hace tiempo y se fue acrecentando por la situación económica, el vacunatorio VIP, las fotos y videos del cumpleaños de Fabiola, etc.

De manera que, de repetirse un resultado similar al de las PASO, el gobierno no va a solucionar el problema cambiando de jefe de Gabinete y de ministro de Economía. La crisis de credibilidad y la situación económica es tan delicada que no se trata solo de cambiar algunos nombres. Se trata de cambiar de política económica, pero el problema es que con eso no alcanza porque este gobierno ya tiene tan poca credibilidad como la que tuvo Fernando de la Rúa al final de su mandato.

En este sentido, la designación de Roberto Feletti en reemplazo de Español en la secretaría de Comercio no resuelve el problema inflacionario, sino que lo agravará. Feletti pretende resolver un problema monetario que se traduce en un proceso inflacionario, calculando costos y determinando arbitrariamente tasas de rentabilidad, lo cual asegura desabastecimiento de bienes hacia el futuro.

El proceso de precios es exactamente inverso: el precio que está dispuesto a pagar el consumidor por determinado bien o servicio por la cantidad vendida, es lo que determina los costos en que puede incurrir una empresa.

Y la tasa de rentabilidad dependerá del riesgo institucional que se asuma, es decir, de la previsibilidad en las reglas de juego.

En el medio del tsunami de emisión monetaria, el BCRA flaquea con las reservas, por eso las nuevas restricciones a las importaciones. De acuerdo a los últimos datos disponibles de reservas al momento de redactar esta columna, las reservas líquidas del BCRA suman US$ 370 millones. Sin embargo, en diciembre vencen otros US$ 1.892 millones con el FMI, con lo cual habrá que restarles a las reservas brutas ese importe en DEG. Mi estimación es que a fin de año quedarían reservas líquidas negativas. Es decir, si el BCRA usara reservas, estaría usando dólares que no son de su propiedad.

De ahí que es de prever que la economía vuelva a estancarse ante la falta de dólares para poder importar insumos. En particular, la industria automotriz ya está teniendo serios problemas en su línea de producción y hay problemas de entrega en unidades vendidas. Hay fábricas automotrices que este mes trabajan la mitad de los días.

Pero como frutilla del postre, la deuda del BCRA, que es el gasto cuasifiscal, sigue creciendo. La deuda en LELIQ y PASES ya supera los $ 4,2 billones. Si uno lo relaciona con la base monetaria (circulante + encajes bancarios) la deuda del BCRA equivale al 140% de la base monetaria o, si se prefiere, es un 40% mayor a la base monetaria.

¿Qué importancia tiene este dato? Que esa deuda del BCRA es con los bancos y los bancos compran esa deuda con los depósitos de la gente. En caso de corrida financiera, el BCRA tiene una deuda monumental con los bancos y estos con los depositantes que puede terminar en un plan Bonex o en una hiperinflación.

En síntesis, se hace muy difícil imaginar una transición económica ordenada durante dos años más de mandato de un presidente que ya no tiene credibilidad, sin reservas en el BCRA y con las variables económicas totalmente descontroladas.

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