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Crecimiento de la morosidad en crédito bancario

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AFAP: en Uruguay solo el 0,2% de los afiliados hace ahorro extra. Foto: Archivo
Mil docientos noventa pesoso uruguayos en billetes de mil, cien, cincuenta y veunte pesos, nota por precios elevados de las entradas del partido Peñarol vs Liverpool por el Torneo Clausura, 1290 pesos, ND 20140509, foto Maria Ines Hiriart
Archivo El Pais

En el último año, el crédito bancario al sector privado cayó 1% en dólares y 2,2% en pesos.

El nivel de actividad de la economía uruguaya se aceleró en los dos últimos trimestres, en los cuales el PIB se expandió a una tasa anualizada del 6%. Sin embargo, en dicho período el crédito bancario al sector privado se frenó, lo que refleja el crecimiento desbalanceado que está experimentando la economía.

Por un lado, los sectores transables enfrentan dificultades en materia de competitividad, lo que a nivel del crédito se ve reflejado en un aumento de la morosidad. Por el otro, si bien está aumentando el salario real, el índice de confianza del consumidor que elabora la Universidad Católica se ubica desde hace dos años dentro del rango de moderado pesimismo. El temor a la pérdida del empleo es una de las variables que más incide. Ante esta situación, se enlentece la demanda por nuevos créditos, al tiempo que las instituciones financieras son más prudentes al otorgarlos.

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Al mes de abril del presente año, el saldo de los préstamos concedidos por el sistema bancario uruguayo al sector privado residente ascendió a US$ 15.160 millones, de los cuales US$ 8.023 corresponden a créditos en moneda extranjera y US$ 7.137 en moneda nacional. Si se lo compara con respecto al mismo mes del año anterior se constata un incremento de US$ 945 millones, una tasa de variación del 6,6%.

Ese no es un dato correcto para analizar la evolución del crédito, ya que al otorgarse en distintas monedas la variación de los precios relativos altera esta evolución. Durante el último año el saldo en moneda nacional se incrementó en el equivalente a US$ 1.023 millones en tanto que el saldo en dólares cayó en 78 millones. Pero la variación del saldo en pesos medido en dólares no fue tal ya que en dicho período el tipo de cambio se apreció 11%

En tal sentido, el procedimiento correcto consiste en discriminar entre préstamos en dólares y los concedidos en moneda nacional. A su vez, estos últimos deben ser corregidos por la variación de los precios internos, para poder analizar adecuadamente su poder de compra.

En el gráfico que aparece en la parte superior del cuadro que ilustra esta nota se muestra la evolución del crédito bancario al sector privado residente, distinguiendo entre préstamos en moneda extranjera (dólares corrientes) y en moneda nacional (pesos constantes).

Se ve claramente que los créditos en dólares, que fueron muy dinámicos hasta mediados de 2014, desde entonces se vienen enlenteciendo al punto tal que desde el pasado año los saldos disminuyen trimestre a trimestre.

El gráfico muestra que el crédito en pesos mostró un comportamiento muy dinámico hasta mediados de 2016, creciendo promedialmente al 9% anual, frenándose bruscamente en los dos últimos trimestres.

El destinatario principal de los préstamos bancarios en moneda extranjera es el sector empresarial. El 97% del crédito en moneda extranjera ha sido concedido al sector empresarial. A su vez, ese crédito en moneda extranjera representa el 84% del financiamiento bancario del sector corporativo.

En el gráfico que aparece a la izquierda de la parte media del cuadro se muestra la evolución de los saldos trimestrales del endeudamiento del sector empresarial con el sistema bancario en moneda extranjera.

Se ve allí que están estancados en torno a los US$ 8.000 millones desde el año 2014. Coincide con el estancamiento económico general hasta mediados de 2016 y, en los últimos trimestres, con los problemas de competitividad del sector transable.

Por su parte, el crédito en moneda nacional tiene a las familias como su destino principal. Éstas se endeudan para adquirir una vivienda o para consumir. En el gráfico que aparece en la parte media a la derecha se muestra la evolución real del crédito a las familias en moneda nacional. Se ve allí que en el último año se redujo el saldo de los préstamos concedidos al consumo. Las dificultades crecientes que muestra el mercado laboral explican en gran medida esta evolución.

Los datos anteriores refieren el crédito concedido por el sistema bancario. Pero existen otros oferentes en el mercado, las denominadas administradoras de crédito. De acuerdo con los datos del BCU, al mes de abril los créditos otorgados por estas instituciones ascendían al equivalente a US$ 840 millones. El saldo del crédito bancario a ese mes se situó en US$ 3.100 millones, por lo que se puede estimar el saldo del crédito al consumo en aproximadamente US$ 3.940 millones.

Un año atrás, el saldo bancario ascendía al equivalente a US$ 2.657 millones y el de las administradoras a US$ 691 millones. Como ya dijimos, el crédito al consumo se concede en moneda nacional, por lo que analizar su evolución en moneda extranjera no es correcto, debido a la evolución de los precios relativos.

Medido en pesos y corregido por la inflación, el saldo del crédito al consumo al mes de abril del presente año cayó 0,5% respecto al mismo mes de 2016. Esa caída se explica por una disminución del crédito bancario del 2,1% parcialmente contrarrestado por un aumento del crédito otorgado por las administradoras del 2,8%.

Esta evolución dispar no debe llamar a engaño, ya que el crédito de las administradoras también se está enlenteciendo. El incremento observado en los últimos doce meses a abril es sensiblemente inferior al registrado al cabo de 2016, período en el que se incrementó 4,6% en términos reales. Esta evolución es consistente con el moderado pesimismo que muestra el índice de confianza del consumidor. Por otro lado, resta presión por el lado de la demanda y ayuda a desacelerar el ritmo de incremento de los precios.

En el gráfico se muestra la evolución del saldo de los préstamos para vivienda, que se ha estancado en el último año. Por tratarse de montos más elevados y a un plazo mayor, el análisis aquí es un poco más complejo. Pero tiene en común con el crédito al consumo el magro desempeño del mercado laboral. Hay que agregar el encarecimiento de las propiedades que restringe el acceso y la mayor oferta de alquileres.

El freno que muestra el crédito bancario se debe a las debilidades que presenta la demanda. Una forma de verlas es a través de la morosidad. En el gráfico alargado que aparece en la parte baja del cuadro se muestra la evolución de la morosidad del sector empresarial. Se ve allí que aumenta en todos los sectores productivos, siendo el agro y la industria manufacturera los que reflejan las mayores dificultades.

A nivel de las familias, crece la morosidad a nivel del crédito al consumo (4,7% a abril), y se mantiene por debajo del 2% en el caso de la vivienda. El deterioro de la cartera al consumo explica el freno en este tipo de préstamos, al tiempo que el dato en materia de vivienda va de la mano con la prudencia al momento de conceder el crédito.

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HORACIO BAFICO Y GUSTAVO MICHELIN

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