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Crecimiento económico aceptable a escala mundial

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Didier Saint-Georges. Foto: Archivo
Aude Boissaye & Sebastien Rande

El optimismo de los inversores se sigue alimentando de la percepción de un crecimiento económico aceptable a escala mundial —si bien algo inestable en EE.UU.— y de una inmensa confianza en la sabiduría de los bancos centrales, asegura Didier Saint-Georges, miembro del Comité de Inversiones y Director de Carmignac, gestor de fondos de inversión francés.

En opinión del experto en finanzas, resulta fundamental que tanto la Fed como el BCE logren dirigir con éxito esta transición para que se produzca una revalorización en los mercados bursátiles. A continuación, un resumen del análisis del especialista francés.

Optimismo.

Para Saint-Georges, este equilibrio mágico entre unas economías anémicas y unas políticas monetarias laxas les permite, desde hace dieciocho meses, "capear con serenidad todos los desafíos, especialmente en el plano político, al tiempo que los tranquiliza en lo referente a las valoraciones de los mercados tanto de renta variable como de renta fija". Y aunque estos inversores "sienten" a veces que esta coyuntura ya está durando demasiado, el especialista sostiene que están "más que decididos a aprovechar su última fase. Este optimismo generalizado, que reafirma una volatilidad de mercado en mínimos históricos, refleja la enorme confianza de los mercados en esta escarpada senda. Resulta lógico, en vista de la atenuación del riesgo político inmediato, tanto en Estados Unidos como en Europa, el buen tono de la economía mundial y la prudencia anunciada de los bancos centrales", apuntó.

El camino de la Fed.

Saint-Georges ve que existe un rumbo inequívoco que ha tomado el banco central estadounidense, el que considera "clave" para clarificar el panorama a los mercados.

"Tras el anuncio de la reducción de su programa de compra de activos en 2013, que provocó importantes turbulencias en los mercados (recordemos que el rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidenses prácticamente se duplicó entre mayo y septiembre, del 1,6% al 3%), la actitud prudente de la Fed respecto de esta normalización progresiva de su política monetaria ha sido bien recibida por los mercados —remarcó—; actualmente, los rendimientos de estos mismos bonos se encuentran más o menos a medio camino entre esos dos extremos recientes". Y, al mismo tiempo, el índice bursátil estadounidense S&P 500 ha seguido avanzando, "hasta situarse hoy más de un 30% por encima de su nivel de principios de 2014".

Equilibrio.

La pregunta que se impone es cuán estable resulta ese equilibrio antes mencionado. El especialista subrayó que después de subir en junio los tipos de referencia 25 puntos básicos —tal y como se esperaba—, "Janet Yellen confirmó en julio de forma explícita su intención de empezar a reducir la envergadura del balance de la Fed relativamente pronto".

"El ritmo de esta reducción debería ser lento, pero la dirección ya está trazada, lo que reduce el margen de maniobra del banco central", insistió. Recordó que en su último anuncio, la Reserva Federal hizo menos hincapié en una dependencia estricta de los datos económicos para determinar el ritmo de su normalización. "Se tratará de un acontecimiento sin precedentes (como lo fue en marzo de 2009 el inicio del programa de compras de activos), en un momento en el que el ciclo económico estadounidense se aproxima a un punto de inflexión".

Por tanto, "los mercados deberán prever los efectos de este hecho inédito en todas las clases de activos —prosiguió—, si la economía estadounidense siguiera en fase de aceleración o si pudiéramos contar con la aplicación del plan de estímulo presupuestario de Trump, este retiro de liquidez por parte de la Fed podría traducirse en una marcada tensión en los tipos largos del país y un repunte del dólar".

Pero ya no es el momento, dice Saint-Georges: "las reformas de Trump están haciendo agua y el ciclo económico ha superado su punto álgido. El ajuste de la política monetaria estadounidense será probablemente muy progresivo. El riesgo de que se produzca una marcada subida de los tipos largos parece limitado, y los valores de crecimiento deberían retomar su mayor rentabilidad".

Cabe destacar que, en esta hipótesis, los mercados emergentes también deberían seguir mostrando relativo buen tono, en opinión del director de Carmingnac, "aupados por unos fundamentales sólidos y liberados de la amenaza de una gran apreciación del dólar".

¿Y en Europa?

En la zona del euro, Mario Draghi ha resistido "valientemente" a las presiones de Alemania y una parte de los gobernadores del BCE, que abogaban por el ajuste de su política monetaria. "La tasa de endeudamiento de la unión monetaria, especialmente en algunos países como Italia, requiere que los tipos nominales se mantengan en niveles reducidos. No obstante, esta retirada del programa de compra de activos es un hecho inexorable desde hace algunos meses —aunque solo sea porque los activos financieros aptos para su compra por parte del BCE se están agotando— y la recuperación de la zona lo justifica, incluso aunque la inflación no suba".

Por tanto, es de esperar también un ajuste de estrategia en el BCE. "El Banco Central Europeo también se encamina hacia una política menos acomodaticia, y sus motivos tiene", sostuvo el experto. "Esta perspectiva debería contribuir a una corrección del nivel excesivamente reducido de las tasas de interés de deuda alemana y podría conferir un nuevo potencial de apreciación al euro". En el plano geopolítico, la moneda única podría además, "reafirmar su estatus con una nueva consolidación de una cooperación francoalemana creíble, mientras el dólar pierde sus referencias tradicionales".

Para Saint-Georges, esta eventualidad debería marcar el inicio de una bonanza más afianzada de los sectores cíclicos, especialmente la banca, en los mercados europeos de renta variable. "No obstante, debemos tener en cuenta que una marcada suba de los tipos sin riesgo y una apreciación demasiado rápida del euro, serían importantes obstáculos para la revalorización de los mercados europeos", advirtió.

Mercados sensibles.

La intervención deferente de los bancos centrales desde la gran crisis financiera no solo ha impulsado las valoraciones de los activos financieros —en concreto en la renta fija— hasta niveles elevados, sino que también ha reducido drásticamente la volatilidad de los mercados. Por tanto, subrayó Saint-Georges, "no es necesario imaginar un error de política monetaria para vislumbrar que los mercados pueden, en efecto, ser sensibles a un movimiento de retirada del apoyo monetario, aunque ésta sea progresiva y prudente".

¿Y qué podemos aventurar pensando en la relajación monetaria por parte del BCE y la Fed? Para el experto, "lo que actualmente provoca la correlación del riesgo de mercado con la política monetaria es la existencia de un verdadero ciclo económico, el primero de esta envergadura desde 2010, dado que el ajuste de las condiciones financieras en una economía en desaceleración la ralentizará aún más. En cambio, si se aplica a una economía en fase de aceleración, el ajuste podría justificar un alza muy marcada de tasas y divisa".

"Resulta fundamental que tanto la Fed como el BCE logren dirigir con éxito esta transición para que se produzca una revalorización en los mercados bursátiles", sentenció.

La incertidumbre que el riesgo político había provocado en los mercados internacionales en 2016 se ha disipado, según afirma el especialista. "Hoy día es incluso posible contemplar al fin la agradable sorpresa que supondría que el Congreso estadounidense aprobara medidas de desregulación o baja de impuestos antes de fin de año. No obstante, el populismo ha logrado algunas victorias políticas cuyos efectos económicos aún están por materializarse".

De esta forma, "la economía británica acusará la ralentización de la inversión debido al fantasma del Brexit, y Donald Trump tratará de reafirmar su autoridad aplicando limitaciones proteccionistas a sus socios comerciales (como en las importaciones de acero)".

En este contexto, Europa, China y Japón deberán hacer frente al desafío que plantea superar la situación con destreza. "En concreto, la dinámica europea podría recuperar así un vigor económico y político inesperado. Por tanto, una asignación geográfica y sectorial adecuada continuará siendo clave para que las estrategias de inversión den sus frutos y aprovechen las dinámicas más favorables. Además, deberemos estar más atentos a las repercusiones de los desafíos políticos en los mercados y a la gestión de los bancos centrales de sus procesos de normalización monetaria", concluyó.

Repunte del euro frente al dólar y alzas en renta fija y variable.

El euro siguió apreciándose frente al dólar y registra varios meses consecutivos de una importante progresión. "La estabilización del contexto político, la recuperación del dinamismo económico, el regreso de los inversores extranjeros y la perspectiva de una reducción gradual de las políticas no convencionales del BCE son elementos que apuntan a la apreciación de la moneda única", afirmó Didier Saint-Georges. "Nuestra estrategia en divisas siguió contribuyendo de forma notable a la rentabilidad de nuestros fondos mundiales (datos a junio). La continua depreciación del dólar constituye un elemento favorable para el universo emergente".

Respecto de los mercados de renta variable, el experto recordó el repunte iniciado a finales de junio. "La estructuración equilibrada de nuestra cartera fue clave para amortiguar el impacto. Los mercados bursátiles se vieron afectados principalmente por las tensiones en las tasas durante junio, en especial en Europa, como refleja la marcada presencia negativa de sectores sensibles a las tasas de interés: telecomunicaciones, suministros públicos, tecnología y distribución".

Los primeros indicios de reflexión por parte del BCE sobre una estrategia de retiro progresivo de su política de relajación cuantitativa provocaron una onda expansiva en los mercados de renta fija a fines del mes pasado, según el análisis de Carmignac. "Este repunte de las tensiones en los rendimientos fue notorio en los tipos europeos y, más concretamente en los alemanes; nuestra estrategia vendedora de deuda pública alemana se benefició de ese movimiento".

Didier Saint-Georges.

Es miembro del Comité de Inversiones y Director del Gestor de Fondos francés, Carmignac. Acumula 28 años de experiencia en la industria. Tiene formación en finanzas en la ESCP Europe y en Georgia University (MBA).

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