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China y su rol en la post pandemia

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China

OPINIÓN

Lo que nos dice la historia sobre las consecuencias de las grandes crisis, y el papel de la potencia china en el actual escenario.

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Uno de los efectos nefastos de la actual pandemia es que sumerge a las sociedades y sus gobiernos en el corto plazo. Resultado natural del combate de toda emergencia, pues se trata de un tema de supervivencia. Eso explica las políticas extraordinarias que se vienen instrumentando tanto en el mundo desarrollado como emergente como antídoto al flagelo actual, sin noción verdadera de cuanto duraran, cuál será su modo de salida y menos aun sus consecuencias finales.

Lo que hay al respecto son presunciones rescatadas de episodios traumáticos de envergadura similar, aunque de especie diferente, como los originados después de las grandes guerras del siglo XX. En el caso de la primera, el diseño de una mala salida tuvo efectos perniciosos que perduraron décadas, y que alimento la aparición de la segunda gran conflagración mundial.

En el segundo caso, los efectos económicos de su financiamiento a través de la deuda pública y su forma posterior de rescate ayudada por la inflación y la contención artificial de la tasa de interés nominal para hacerla negativa en términos reales, fueron sus vehículos de salida. Ello fue complementado con un programa de ayuda internacional (Plan Marshall) destinado a la reconstrucción de los países beligerantes. En otras palabras, el nacimiento del Banco de Reconstrucción y Fomento, hoy conocido como Banco Mundial.

Sobrevolando los intereses geopolíticos de la época que incursionaban un mundo dividido entre un capitalismo que debía recuperar su vigor agotado por dos guerras y puesto en duda en la primera mitad del siglo, al que le había aparecido desafiante una alternativa donde campeaba el socialismo real. De esa experiencia surgen dos conclusiones. Primero, que a partir de ahí, el mundo occidental fue capaz de elevar las miras sobre las miserias de lo inmediato, proyectando visiones e institucionalidad internacional acordes que los catapultara, hacia sendas de bienestar creciente. Las instituciones de Bretton Woods, acompañadas luego por la creación de la Unión Europea, son hitos que tuvieron su origen en la búsqueda de una salida de un cataclismo de escala mundial. La historia les dio la razón, cuando se constatan los niveles de bienestar que muestran la mayoría de sus economías.

Como antítesis, el fracaso del socialismo real que, al implosionar inesperadamente por fragilidades propias de su modelo, inducen a que el mundo deba resolver sus problemas de crecimiento con versiones diferentes de capitalismo, que cubren un amplio espectro ideológico, que van desde las de fuerte intervencionismo estatal en lo económico acompañado de autoritarismo político de corte autoritario (China), hacia formas más amigables de presencia estatal y democracia política (social democracia) para culminar en formulas libertarias de gobierno que son mas enunciados que realidades concretas.

Ese periplo rico en institucionalidades nuevas que tanto ayudaron a recrear bienestar y también de fracasos como el del socialismo real, vio aparecer con paso firme a fines del siglo pasado primero a Japón seguido de los países del llamado sudeste asiático para culminar en el siglo actual con el ascenso de China como segunda potencia mundial.

Sin ninguna duda, sus tasas de crecimiento inéditas junto a su elevada tasa de ahorro, apalancaron el crecimiento de Estados Unidos a través de la compra de su deuda. En ese entonces, se conformó un escenario de crecimiento mundial apuntalado por la dupla Estados Unidos–China y en menor orden, pero también importante, Alemania con su potencial exportador destinado al resto de la Unión Europea y de manera creciente hacia China.

Pero lo más notable del proceso, es que fue ocurriendo por fuera de las institucionalidades establecidas después de la segunda posguerra. China no tiene presencia relevante en los organismos de Bretton Woods, tampoco tiene presencia financiera importante en los grandes centros financieros mundiales ni ha firmado acuerdos comerciales con un abanico amplio de países. Al contrario, los esfuerzos de acuerdos comerciales en el área del Pacífico, liderados por EE.UU. y hoy fracasados, tenían como intención segregarla.

Pero la historia es la constatación de hechos. A pesar de la pandemia, China ha tomado la delantera en su control, lo cual se refleja en el desempeño de su crecimiento que no ha entrado en territorio negativo y se proyecta hacia niveles superiores al 5% para el 2021.

Concentrándonos en la región y también en nuestro país, es válido preguntarnos que hubiera sido de nuestro devenir económico sin la presencia fulgurante de China como demandante de materias primas y alimentos. Sin duda, la década gloriosa de las materias primas y nuestras tasas de crecimiento excepcionales no hubieran existido.

Hoy nuevamente su presencia se hace cardinal. En el caso de Brasil, explica casi el 50% de su demanda total de exportaciones, haciendo que el sector agropecuario siga mostrando tasas de crecimiento positivas para este año (2,1 %). Lo mismo ocurre con los minerales.

En el caso de Uruguay, su importancia para el sector agropecuario es similar.

Oteando a través de esta gran incertidumbre global, lo que se percibe como tierra firme es la presencia del mercado chino como principal demandante de bienes provenientes de una de nuestras fuentes de crecimiento básicas. Siendo así, ¿no será hora de apurar el paso para asegurarnos o mejorar nuestras condiciones de acceso en ese mercado, aunque sea solo en una gama restringida de productos de nuestro interés? Siempre en su contra van a jugar aspectos legales impuestos por acuerdos previos. Pero no se pierde nada en hacer el intento por lo mucho que está en juego.

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