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Cae el salario real privado y sube el público

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Foto: Pixabay

TEMA DE ANÁLISIS

La masa salarial real presenta un relativo estancamiento desde 2014 con una leve tendencia a la baja en el último año.

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El incremento que registran los salarios se ha venido desacelerando en los últimos años. Tal como se muestra en el gráfico que aparece en la parte alta del cuadro, las variaciones anuales que registró el Índice Medio de Salarios (IMS) fueron disminuyendo desde el 12% en promedio hasta el año 2015, cayeron al 10% desde entonces y hasta el 2017, para ubicarse aproximadamente en el 8,5% en la actualidad.

Cabe aclarar que el menor incremento observado a mediados de 2018 se debe al período de negociaciones de la nueva ronda de los Consejos de Salarios, en el que habían vencido los acuerdos anteriores, pero aún no se habían acordado los vigentes actualmente.

Esta evolución fue resultado de adecuación de los ajustes a la realidad económica que comenzó a vivir el país con el cambio del ciclo económico a partir del año 2015. Ello llevó a un cambio en la modalidad de los ajustes en las dos últimas rondas de Consejos de Salarios.

Hasta el año 2015 regía una indexación prácticamente total a la que se le agregaba un correctivo por recuperación. Este criterio se fue atenuando con las nuevas pautas que establecen aumentos de carácter nominal, dejando de lado el componente recuperación y apuntando al mantenimiento del salario real.

La ronda actual, que es la séptima desde que se reinstauraron los Consejos de Salarios, siguiendo el mismo criterio que la anterior fijó tres franjas de aumento según corresponda a sectores en dificultades, medios o dinámicos.

Los aumentos propuestos en las pautas del Poder Ejecutivo para el primer año fueron 6,5, 7,5 y 8,5% respectivamente. Para el segundo año, los aumentos propuestos son 6,7 y 8% respectivamente con correctivos a los 18 meses en caso de pérdida del salario real y otro al final del convenio (entre 24 y 30 meses).

Foto: Darwin Borrelli
Foto: Darwin Borrelli

Como consecuencia de esta evolución y a la luz del comportamiento del IPC, el salario real está estancado. Los datos acumulados en los últimos doce meses a junio del presente año indican que el índice medio real de salarios apenas se incrementó 0,2% con relación a igual período del 2018, tal cual muestra el gráfico que aparece a la izquierda en la parte media.

Esta evolución se puede descomponer en un descenso del salario real correspondiente al sector privado del orden del 0,3% y un incremento del salario real público del 0,9%.

La evolución global de los salarios está a tono con el objetivo buscado, no así el comportamiento de las partes. En el sector privado no se constatan aumentos por que las empresas no los pueden absorber. Si se desagrega el IMS del sector privado por rama de actividad se comprueba que de las nueve ramas que releva el índice, siete registran leves caídas del salario real y sólo la industria manufacturera y los servicios a las empresas presentan aumentos.

Pero incluso en estas ramas, ese crecimiento se viene desacelerando a lo largo del tiempo. A vía de ejemplo, el salario real promedio que pagaron los servicios empresariales en los últimos doce meses se incrementó 0,7% respecto al mismo período del año anterior.

Pero si hacíamos esta comparación a fines del pasado año, el incremento resultante era exactamente el doble, tal cual se muestra en el gráfico que aparece a la derecha de la parte media del cuadro.

Así como es entendible que los salarios privados no aumenten en términos reales dado el escaso dinamismo de la economía y a la luz de la caída en el empleo, no parece lógico que aumenten en el sector público.

Los salarios son un componente muy importante de un gasto público cuya estructura es muy rígida y dificulta el manejo, en momentos en que el déficit es creciente, como sucede en la actualidad. En tal sentido, aumentos de la magnitud concedida a principios de este año en la administración central, del orden del 10,4%, agregan una nueva dificultad.

El gasto en remuneraciones ya de por sí es bastante rígido y la única manera de disminuirlo es no renovando total o parcialmente las vacantes que se van generando. Atendiendo a ello y al déficit creciente, las autoridades pudieron haber tenido un comportamiento más cauto, otorgando aumentos más acotados. Discrecionalmente, agregaron más rigidez.

La rigidez del gasto público y su estructura es uno de los tantos factores que afecta la competitividad de la economía. La evolución de los salarios es otra. Si crecen por encima de las ganancias de productividad y más aún, por encima del valor de la productividad marginal de la mano de obra, afectan directamente a los sectores que relativamente son más intensivos en el factor trabajo. En general, son aquellas actividades que agregan una mayor transformación a las materias primas que produce el país y la suba de los salarios las inviabiliza.

Una aproximación es ver cómo están evolucionando los salarios medidos en dólares. En el gráfico que aparece abajo a la izquierda se muestra la tendencia del salario privado en dólares, acumulado en los últimos doce meses. Se ve que, tras alcanzar un máximo en abril del pasado año comenzó a reducirse, situándose en la actualidad un 5% por debajo de aquel nivel.

La baja se debe a la escalada que experimentó la cotización del tipo de cambio en el mercado doméstico, que a lo largo del citado período se incrementó 24%.

Pese a esta suba del dólar y el estancamiento del salario real, el nivel de los salarios privados medidos en la moneda estadounidense sigue siendo alto. Hay que remontarse a mediados del año 2017 para encontrar niveles similares. Por otra parte, y tal como se muestra en el gráfico, el nivel actual del salario privado en dólares es 5% superior al del promedio del período que va desde enero de 2015 a la fecha.

Esta evolución no favorece la creación de empleos. Por el contrario, los datos del mercado laboral son de caída, tanto en los puestos como en las horas promedio trabajadas. Como resultado de ello, el trabajo total utilizado en la economía es menor. A su vez, como el salario real tiende a estancarse, al haber menor trabajo, la masa salarial real de la economía se contrae.

Ello es lo que se muestra en el gráfico que aparece a la derecha en la parte baja del cuadro. Se puede ver allí que la masa salarial real presenta desde el año 2014 un relativo estancamiento, mostrando una leve tendencia a la baja en el último año. Si la masa salarial no crece o cae levemente, eso impacta directamente en el consumo.

En los últimos días se divulgaron índices que señalan una mejora en las expectativas de los consumidores hacia el futuro, basadas en una mejora esperada del empleo, como así también repuntaron las ventas de automóviles 0km. El ruido que ocasionó el anuncio de la construcción de la segunda planta de UPM puede haber influido en ello. El tiempo dirá si esa mejora se concreta o no, por el momento los datos del empleo y los salarios no lo están avalando.

Tema de análisis (Economía y Mercado)
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