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Es una buena oportunidad para un acuerdo Japón-Uruguay

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Profesor Yorizumi Watanabe. Foto: Marcelo Bonjour.

Entrevista

La costa atlántica de América Latina es un gran debe para el país asiático en su estrategia de apertura comercial.

Japón "está de regreso" en Latinoamérica, dijo Taro Kono, ministro de Asuntos Exteriores de Japón, en una reciente visita a varios países latinoamericanos. A su vez, Shinzo Abe, que visitó América Latina seis veces en los seis años que lleva gobernando, habló de una estrategia basada en el concepto "juntos" para Latinoamérica: "progresar juntos", "Liderar juntos" e "Inspirar juntos". Para Yorizumi Watanabe, profesor de Política Internacional de la Universidad de Keio, el Mercosur representa una región "relevante" para su país; sin embargo, considera más oportuno la posibilidad de avanzar en acuerdos bilaterales dada la disparidad existente. Watanabe estuvo a principios de mes en Montevideo, invitado por la universidad Católica y la embajada de su país. A continuación, un resumen de la entrevista.

—¿Cómo califica el momento que atraviesan actualmente las relaciones internacionales?

—Visto desde la perspectiva de Japón, hoy el mundo presenta dos fuentes de incertidumbre muy importantes. Una es el Brexit, el proceso de salida del Reino Unido de la Unión Europea. Y por otro lado, el shock que supone las acciones que desarrolla Donald Trump con su enfoque proteccionista.

—¿Por qué el Brexit tiene tanto que ver con Japón?

—Ambos países tienen una larga y amplia relación comercial. Pero además del comercio, el Reino Unido fue —en especial bajo la administración de Margaret Thatcher (1979-1990)— la principal puerta de entrada a la Unión Europea para la producción manufacturera japonesa. Muchas industrias de mi país se instalaron en suelo británico, lo que les permitió colocar su producción sin aranceles en el resto de la UE.

Un claro ejemplo fue la industria automotriz. Si bien el impulso de la actualidad no es el mismo, sigue siendo clave.

—¿Qué lectura hace de la guerra comercial?

—Que no solo se afecta a China. También las ventas de acero y aluminio desde Japón están sujetas a los nuevos aranceles que impuso EE.UU. Y si Trump decide añadir nuevos aranceles a otros rubros, como podrían ser los automóviles, sería muy dañino para nuestra economía. Las represalias chinas tampoco son una buena señal. Los enfrentamientos comerciales ponen en peligro el sistema multilateral de comercio.

—¿Cuál es la estrategia comercial global de Japón?

—La mayor apertura posible. Desde nuestro punto de vista, el comercio internacional presenta tres mega regiones: una es la Unión Europea; otra Asia Oriental: donde podemos tomar como referencia al "Asean+3" (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, que integran Malasia, Indonesia, Brunéi, Vietnam, Camboya, Laos, Birmania, Singapur, Tailandia y Filipinas, más China, Japón y Corea del Sur) y al que China propuso agregar a India, Australia, y Nueva Zelanda. La tercera mega región es América: América del Norte, América Central, la Alianza del Pacífico y Mercosur. A ese esquema debemos sumarle los marcos interregionales de cooperación. Y a Japón le interesa ampliar lo más posible su base de acuerdos. Un amplio nivel de acuerdos en nuestra región, como el TPP o Transpacífico —bloque del que Estados Unidos se bajó— y el reciente acuerdo firmado con la Unión Europea que nos permite llegar sin aranceles al 70% de la economía mundial. Y la costa atlántica de América Latina es un gran debe, pero depende de otros factores. El Mercosur necesita una estrategia de negociación más flexible si quiere avanzar en otros acuerdos.

—¿Cómo se imagina un esquema de negociación con los países del Mercosur?

—Hay un potencial enorme desaprovechado, y Japón en este momento está muy interesado en desarrollar más acuerdos con esta parte del mundo, que permitan una economía más diversa y que pueda soportar mucho mejor los problemas económicos en momentos difíciles. No se debe olvidar que entre Japón y buena parte de los países de la región existen relaciones desde hace más de 100 años.

El Mercosur, desde su origen como unión aduanera, requiere de una política comercial única y un régimen de aranceles común, pero sin embargo, está muy lejos de lograrlo. Su situación actual tal vez requiera de un acuerdo interino, flexible, mientras se avanza con otros bloques.

PERFIL

Yorizumi Watanabe

Profesor de Política Internacional (Universidad de Keio); Master en Relaciones Internacionales (Univer-sidad Sophia, Tokyo). Fue sub-director general de la Oficina de Asuntos Económicos del Ministerio de Asuntos Exteriores de Japón entre 2002 y 2004.

—¿Qué tipo de acuerdo?

—La negociación de accesos a nuevos mercados debería iniciarse de forma bilateral, porque al final del día todos estos resultados podrían unirse para un acuerdo de bloque. Pero para acelerar los plazos deberíamos tener un enfoque pragmático y poner en marcha conversaciones bilaterales. Me parece que es un buen momento para avanzar, y particularmente para Uruguay. Pienso que sería un buen inicio: Uruguay y Japón negociando un acuerdo bilateral, en el marco de una flexibilización del Mercosur que se lo permita, y después seguir con los otros países. En la actualidad, no es sencillo pensar en un acuerdo de bloque, las condiciones de una negociación con Argentina y Brasil son más complejas. Un claro ejemplo de ello es lo que seguramente pasará con la Alianza del Pacífico.

—¿Qué es lo que pasará? Japón ya tiene acuerdos comerciales con casi todos los integrantes…

—Así es. Ya hay acuerdos con México, Chile y Perú y se está negociando con Colombia. Probablemente después se pueda elaborar un marco integral con todo el bloque.

—La canasta exportadora de los países de la región hacia Japón es menos diversificada que la dirigida a EE.UU. o la Unión Europea. ¿Cuál sería el cambio de una apertura comercial?

—Nuestras economías son complementarias. Un buen ejemplo es el acuerdo de Japón con México, que potenció a México en el sector automotor. Las negociaciones con México (NdR: Watanabe fue jefe negociador por su país) fueron difíciles, llevaron más de dos años, pero resultaron exitosas. Hay más de 1.000 empresas japonesas trabajando en México. Se creó mucho empleo y México ha superado a Brasil en la producción de autos. Otro ejemplo es el acuerdo con Chile. El vino chileno superó a Francia en la cantidad de litros que se exportan a Japón.

La región tiene buenos productos agrícolas y podría aprovechar la tecnología japonesa para procesarlos. De esta manera, aumentan las posibilidades de exportar alimentos. Por lo tanto, se requiere buena mano de obra y crear un ambiente más favorable para la inversión. Hay que aprovechar las cadenas industriales de valor, algo que tanto se ha desarrollado en Asia Pacífico.

—¿Cómo incide la fuerte presencia de China en la región para esta nueva ofensiva de Japón?

—En cierta forma, China y Japón compiten por tratados en esta parte del mundo. China ha tenido una presencia muy marcada en los últimos años, pero creo que Japón puede ofrecer mejores valores y acuerdos a los países del Mercosur, con más cooperación tecnológica, además de que nuestros países suelen compartir los mismos valores de Democracia, principios de mercado y Derechos Humanos. La cooperación de Japón será más "ganar-ganar".

—¿Por qué cree que los "Acuerdos de Asociación Económica" (EPA, por su sigla en inglés) que habitualmente firma Japón, son una mejor opción que los tradicionales "TLC" que abundan en el mundo?

—Como en toda negociación, es fundamental el acuerdo de libre comercio que tiene que ver con la eliminación de aranceles para el comercio de bienes y también un mayor compromiso de servicios.

Pero además, los EPA incluyen temas de competencia, libre circulación de personas, compras públicas, mejora del entorno de negocios, cooperación bilateral e inversión. Son asuntos que forman parte de la agenda de negociación y se consideran indispensables para avanzar en un acuerdo.

China debe avanzar en DD.HH., medio ambiente y democracia

—¿Cómo es la relación de Japón y China?

—Estamos en una relación muy amigable con china. El gobierno japonés ha dicho que tiene interés en avanzar en esa relación, siempre y cuando China se comprometa en medio ambiente, derechos humanos y democracia. Los mensajes que se han cruzado ambos gobiernos son importantes. De todos modos, no es sencillo negociar con China. Incluso, tal vez China podría ingresar al TPP, pero si quiere ser parte debería revisar sus regulaciones. Sobre todo en materia de empresas públicas.

—¿Cuál es el curso del TPP sin EE.UU.?

—El retiro de EE.UU. fue un grave error, y una señal problemática de la falta de compromiso con los países de la región Asia Pacífico.

El TPP seguirá su curso, y está diseñado de tal manera que EE.UU. en algún momento se inserte en esta asociación.

—¿Cómo se llega a un mundo "plenamente abierto" como pretende Japón?

—El mundo espera mayor previsibilidad comercial y señales que permitan el restablecimiento de la confianza empresarial. La política japonesa del comercio apunta a generar un enfoque de bloque en los tratados que integra; y de esa forma, apuntalar a la OMC. Esa es la idea; si la ronda multilateral no avanzó lo suficiente, estos tratados, en la medida que se fortalezcan, pueden llevarnos hacia el mismo destino.

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