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Brasil ya está listo para un nuevo ciclo de crecimiento

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Igor Bareonboim - Catedrático de la Escuela de Economía de San Pablo.

ENTREVISTA

En el segundo semestre de este año ya se notará la mejoría económica en el país.

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A seis meses de la asunción de Jair Bolsonaro como presidente de Brasil, la economía del vecino país comenzaría a mostrar un nuevo vigor en la segunda mitad del año, a partir de una renovación de la confianza de los inversores, según Igor Barenboim, catedrático de la Escuela de Economía de San Pablo, socio director de la gestora de capitales Reach Capital. El profesional advierte que es altamente probable que el mes próximo se conozca que el PIB cayó durante el segundo trimestre del año, lo que configuraría una recesión técnica, luego del resultado negativo de los tres primeros meses. “Pero esas son fotos viejas —afirmó— de aquí en adelante será distinto, la economía crecerá en el segundo semestre y el crecimiento de 2020 será más robusto aún”. Bareinboim estará en Montevideo el lunes 29 de julio, participando de la primera edición de Montevideo Investments Conference, organizado por MOR Investments. A continuación, un resumen de la entrevista.

—Semana a semana, la encuesta de expectativas del Banco Central muestra una corrección a la baja en cuanto al posible crecimiento de la economía. ¿Hay una pérdida de la confianza?

—No me parece. Es cierto que las expectativas de crecimiento caen, pero esto obedece a que las esperanzas que se depositaron en la llegada de Bolsonaro fueron muy altas, después de una profunda crisis no solo económica, sino también moral. El presidente es un hombre muy particular, que no respeta las etiquetas y se mueve con lógicas diferentes de la mayoría de los políticos; por tanto, genera sorpresas e incertidumbre. A medida que daba señales de no querer acordar con otras representaciones políticas, sobre todo en la discusión de los temas llevados al Congreso, generó dudas. Y la opinión pública temía que las reformas pudieran hacerse efectivas a partir de esa actitud.
Ahora, el proyecto más importante que tenía por delante, que es la reforma de la seguridad social, acaba de ser aprobado en una comisión especial y pasará al plenario de diputados en un par de semanas. La seguridad social representa el 50% del gasto del gobierno y es muy difícil equilibrar las cuentas públicas si la reforma no se hace. Este es un triunfo para Bolsonaro, y a muchos les devolverá la confianza en que el rumbo es el adecuado. Este proyecto y sus consecuencias son un parteaguas para la estabilidad macroeconómica. La economía estaba totalmente parada, a la espera de ver cómo se dilucidan temas que son tan determinantes para nuestras cuentas públicas. Ahora que el proyecto avanza, el talante de los agentes económicos y los inversores cambia rápidamente. A partir de esta reforma, el Estado economizará más de un millón de millones de reales en diez años. Es una cifra gigante, que cambia la realidad económica del país.

—El gobierno debió reducir su proyección de crecimiento para 2019 en varias oportunidades. ¿Cuál es su estimación?

—El repunte de la economía se va a poder ver en la segunda mitad de este año, pero en forma leve. El crecimiento fuerte se va a retomar a partir del segundo trimestre del año próximo. Este año va a cerrar algo por debajo de los dos años previos, donde el crecimiento fue tan solo de 1%, para este año se va a ubicar en 0,9%. El primer trimestre de este año fue a la baja, y es probable que el segundo también, pero eso es una foto del pasado. La segunda mitad del año será diferente. Y en 2020, se van a recuperar muy buenos niveles de crecimiento económico.

—La industria registra tasas negativas que se vuelcan al conjunto de la economía. ¿Es ese uno de los factores clave del bajo crecimiento?

—La industria ha sentido el impacto de la caída económica de Argentina, destino importante de la producción. Eso generó una baja de más de un punto porcentual en la actividad. Además, los problemas que atravesó la empresa Vale tiempo atrás, también llevaron a una caída de la industria extractiva mineral de un punto y medio porcentual. Esos episodios golpearon fuerte a la industria, y esa es buena parte de la explicación de la caída en la producción industrial; ahora va a comenzar a verse un repunte.

—¿Descarta el riesgo de una nueva recesión?

—Le explico. La inflación en Brasil es del 3,5% anual, y la tasa de interés de referencia se ubica en el 6,5%. El BC está esperando que las cuestiones fiscales comiencen a mostrar una mejoría para bajar esa tasa, para el entorno del 5%. Aquellos inversores que preferían tener su dinero en títulos púbicos, van a sentir el impacto. Ya no va a remunerar esa inversión de forma conveniente, y la intención es que esos capitales se destinen a actividades productivas. Esto ya está comenzando a pasar. Hay más movimiento, se perfilan nuevos negocios y esperemos tener nuevos planes de inversión en breve. La estrategia prevista para mejorar el frente fiscal, además de eliminación de trabas burocráticas, más facilidades para hacer negocios, la venta de activos importantes, son parte del plan de este gobierno. El Supremo Tribunal Federal dictaminó que las empresas estatales pueden vender sus subsidiarias sin necesidad de pasar esa decisión por el Congreso. Todas esas medidas alientan a la economía y el repunte se verá en poco tiempo, sin dudas. Y ya hay señales. El mercado inmobiliario de San Pablo está mostrando un repunte en sus precios en forma sostenida, por ejemplo. Y la bolsa de San Pablo ha mostrado repuntes importantes.
Incluso los entretelones del gobierno, discusiones entre integrantes del Ejecutivo, con otros partidos y hasta algunas situaciones polémicas que pueden darse, no están afectando la marcha de la economía. Bolsonaro podría conducir esto de otra manera, pero al final del día, los resultados son lo importante.

—¿De qué forma se van a recuperar los millones de empleos perdidos en los últimos años?

—Es un tema delicado. Lo último de la economía que crece es precisamente el empleo. Los empresarios han perdido mucho dinero en los últimos cinco años y los resultados que se comienzan a ver no se volcarán para crear empleos. Esa mejoría económica y productiva comenzará a impactar favorablemente en el empleo en la segunda mitad de 2020.

—El real se había recuperado con fuerza cuando quedó claro que Bolsonaro ganaría las elecciones. ¿Qué cambió desde entonces?

—Después de unos primeros meses con buenas expectativas, la incertidumbre de la que hablábamos antes, producto de las dudas acerca de si podrían llevarse adelante las reformas anunciadas, llevaron el dólar a 4 reales. Hoy ya está por debajo de 3,8 reales y no se ven riesgos de nuevas presiones. Hay superávit de dólares en la economía, producto de un buen resultado de balanza comercial y un muy leve déficit en cuenta corriente. Si la confianza vuelve, estimo que el dólar probablemente vuelva a los 3,5 reales.

—Usted menciona como un elemento clave la reforma de la seguridad social. ¿Qué otras reformas pueden concretarse a mediano plazo?

—Además de la reforma del sistema previsional, hay otros avances. La manipulación del tipo de cambio que era un desastre; una política de financiación de becas universitarias muy mal hechas; una tasa de subsidios a sectores específicos que no era conveniente; un mercado de capitales con muchas restricciones. Admeás, los cambios introducidos por la reforma laboral. En los últimos tres o cuatro años se hicieron muchas reformas en Brasil, y la economía esta lista para un nuevo ciclo de crecimiento. Las empresas que superaron los períodos más críticos, ya han hecho los ajustes necesarios como para aprovechar ahora el nuevo ciclo económico. Y a esas empresas se sumarán nuevas inversiones que comienzan a llegar.

—La impronta de Guedes a favor del libre comercio ha prendido en la administración Bolsonaro, que ahora pretende avanzar más allá de los acuerdos con Unión Europea…

—El ministro Paulo Guedes es el primero en impulsar la baja de aranceles y la apertura comercial. Sin embargo, ha entendido que buena parte de las empresas brasileñas no están en condiciones de competir abiertamente con empresas chinas y de países desarrollados y que es necesaria una transición. La señal del gobierno brasileño hacia sus socios del Mercosur es que, si están dispuestos a trabajar en tener empresas más eficientes y productivas, tendrán en Brasil un aliado.
Y sin dudas que el acuerdo de la Unión Europea y el Mercosur es una señal de lo mucho que se puede hacer. Aprovechando una coyuntura muy especial en las relaciones de Estados Unidos con Europa, se pudo dar este paso. Con Estados Unidos, Brasil busca apoyo para ingresar a la OCDE y también mejorar las condiciones de acceso a mercados. En este período se va a avanzar en la apertura comercial.

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