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Bonos en pesos vuelven a ser una buena opción

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Carlos Saccone, gerente de Inversiones en Banca Persona de HSBC. Foto: El País
Carlos Saccone, gerente de Inversiones en Banca Persona de HSBC. Foto: El País
Leonardo Maine

CARLOS SACCONE, GERENTE DE INVERSIONES DE HSBC

Hay una muy buena oportunidad para Uruguay para emitir deuda.

Para el Cr. Carlos Saccone, gerente de inversiones de HSBC, hay al menos cuatro motivos por los cuales los mercados financieros han tenido una rápida recuperación, mientras la economía real tendrá por delante todavía un largo período pare superar la crisis: la reducción de riesgos vía bancos centrales, el repunte de Asia y la composición de los índices, donde están menos representados los sectores más vulnerables en esta emergencia. Además, se debe tener en cuenta que los inversores en mercados financieros “miran hacia adelante” y anticipan lo que esperan que vaya a ocurrir en un mediano plazo. Saccone considera que las condiciones existentes hoy brindan una gran oportunidad para la emisión de deuda por parte de Uruguay y calificó la deuda en pesos nominales como una de las mejores opciones de inversión. En su portafolio preferido, hoy debería haber acciones de empresas asiáticas y renta fija high yields. Para HSBC, la economía global tendrá una recuperación en forma de Swoosh, esto es, la curva del símbolo de Nike: más lenta que la “V”, pero llegando cercano al nivel del punto de partida. A continuación, un resumen de la entrevista.

–Los mercados financieros se dieron vuelta rápidamente, después de las fuertes caídas que acompañaron el avance del COVID-19…

–El mundo se apagó de un día para el otro, como si hubiera habido un corte de energía masivo y, evidentemente, los mercados financieros, que son comúnmente temerosos, reflejaron rápidamente ese parate. En marzo-abril tuvimos la mayor caída de la historia para un período tan corto en los mercados financieros, El SP 500 bajó 32% en algo menos de un mes, algo nunca visto. Pero, a la caída más fuerte le siguió una recuperación inédita. Eso dio lugar a diferentes interpretaciones sobre la división entre los mercados financieros y la economía real.

–Los mercados financieros parecen haberse beneficiado más de la fuerte acción de los bancos centrales, en relación con la economía real…

–Los mercados miran hacia adelante. No sabemos cuánto hacia adelante, pero no están reflejando lo que ocurre ahora, sino lo que piensan que va a pasar en el futuro. Por tanto, parte del alza en los mercados se debió a que en muchos países la crisis sanitaria pasó a una fase medianamente bajo control; la reapertura de actividades y los anuncios de las autoridades en ese terreno, colaboran para que los mercados se reactiven.

Al mismo tiempo, la reducción de los riesgos de bajas extremas, fue producto de la intervención sin precedentes de los bancos centrales. En ese contexto, ¡la FED llegó a comprar high yields! …o sea activos de baja calificación., o sea, casi de lleno en el mercado de acciones. Ante ese “seguro” que se planteó a partir de la participación de los bancos centrales, los operadores financieros interpretaron que se había puesto un piso firme, que era momento de “entrar” porque las valuaciones de las compañías eran muy atractivas.

También incide en este vuelco la recuperación de Asia, que va evolucionando en buena forma y avanza rápido. Y un aspecto más: las partes más afectadas en la economía real están menos representadas en los índices de acciones. Por ejemplo la hotelería, mientras que la tecnología, está en el extremo opuesto.

–La volatilidad de mercados asociada a la crisis sanitaria, ¿quedó definitivamente atrás?

–No se puede descartar que volvamos a tener volatilidad a corto plazo. Y es probable que esa volatilidad sea alta nuevamente. De hecho, estos días han tenido sobresaltos, hay riesgos de rebrote de la enfermedad en algunos países, con la posibilidad de alguna marcha atrás. Pero es un hecho que los números en los mercados financieros nos muestran una cara optimista en la medida en que se vaya superando la pandemia.

Ya se observaba, previo a la crisis sanitaria, como un año de incertidumbres, por múltiples razones de las que hemos hablado mucho durante el año pasado y hasta que llegó el parate general.

Por otra parte, en HSBC nos hemos planteado diversos escenarios para la economía este año…

–¿Cuáles son?

–Son tres escenarios que vemos como posibles; el primero de ellos de estancamiento, donde por más que haya una recuperación leve quedamos lejos de la tendencia previa, esto es, una evolución en forma de “L”. Otro, en el que podría verse una recuperación más rápida, en forma de “V”. El tercero es el que consideramos como más probable, que nos muestra una evolución tipo Swoosh, que es el símbolo de Nike; o sea, una recuperación lenta peor que se puede acercar bastante a los niveles previos y es el que le asignamos mayor probabilidad. Entre otras cosas, para este escenario se confía en que para el año próximo exista una vacuna contra el COVID–19, con tasas de testeos muy altas y que, aunque surgen nuevos focos de la enfermedad, están aislados y contenidos. Por tanto, el confinamiento sigue levantándose en todos los países, las economías retoman su actividad para el cierre de este año y el crecimiento se consolida entre el primer y segundo trimestre del año próximo.

–¿Hay ganadores en esta etapa de mundo en crisis?

–Hay un sector tecnológico claramente beneficiado. Basta con seguir la evolución de las acciones de Zoom. Otras compañías que proveen soluciones tecnológicas que tienen que ver con conferencias remotas o de asistencia al teletrabajo se comportaron también fuertemente al alza. Hay compañías, por ejemplo, vinculadas con soluciones que buscan amortiguar los efectos del aislamiento en la vida cotidiana, como una firma que provee equipamiento para ejercicios en domicilio, como cintas para correr. Esa empresa subió su cotización en forma espectacular. Compañías de e–commerce, como Amazon o Mercado Libre.

Después hay cotizaciones al alza en el sector de la salud, en algunos casos, con cuestiones más especulativas, como pueden ser algunos laboratorios que están ensayando pruebas con vacunas. Es el caso del laboratorio Gilead Sciences, que desarrolló la droga remdesivir y sobre la que se especula que puede ser una solución para el COVID–19.

En el otro extremo, caídas muy duras para todo aquello que tiene que ver con aglomeración de gente y traslados. Hotelería, parques, centros comerciales, automóviles, aerolíneas. El golpe para esas empresas es muy fuerte y como no hay perspectivas de una recuperación firme a corto plazo, demorarán en recuperarse.

–¿Cuál es el escenario para la deuda soberana?

–A mediados de marzo hubo caídas fuertes. En medio del pánico, todo cayó, sin distinciones, y en medio de eso cayeron los bonos soberanos y entre ellos los de Uruguay, como los de Brasil, Chile o Perú, perdiendo 20-30 puntos. De a poco, empezó a volver el apetito por esos activos, a analizarse por parte de los inversores un poco más de cerca. Por tanto, aquellos que realmente son de bajo riesgo y tienen buena calificación comenzaron a recuperarse. La muestra de esa confianza recuperada es que Perú, Colombia, México, han acudido al mercado internacional a financiarse y les ha ido bien, emitiendo deuda a tasas relativamente bajas. Claramente, no es el mismo panorama del mes de febrero, cuando estábamos en máximos históricos, pero la credibilidad en los mercados para este grupo de países entre los que se encuentra Uruguay, ha vuelto a ser un diferencial no bien pasó el gran pánico que arrasó con todo.

–Hay un escenario favorable para que una eventual emisión de deuda uruguaya logre buenos resultados en estos momentos…

–Es un muy buen momento, entendemos que se está evaluando esa posibilidad. Trascendió que se estaba explorando el mercado de yenes, también el de dólares y hasta el de pesos global. Tal vez para este último no sé si en este momento, dada la coyuntura, habrá el apetito que la deuda en pesos se merece, porque en lo personal considero que es una muy buena opción para el inversor. Es altamente probable que tengamos noticias pronto de una nueva emisión, de hecho, ya se hizo el registro ante la SEC (Comisión de Valores de EE.UU.) para emitir este año, así que las posibilidades son firmes y la oportunidad muy buena.

Pero insisto, en la medida en que la situación sanitaria siga controlada y el país se enfoque en todos aquellos temas que eran la prioridad, previo a la pandemia y que son aspectos que las calificadoras han señalado como muy positivos, y en un contexto global donde se afirmen las condiciones para que los inversores accedan al nivel de riesgo que puede representar, creo que será muy buena opción volver a emitir en pesos nominales o en Unidades Indexadas.

–Mientras sigan las tasas en cero a nivel global, la oportunidad va a estar…

–Tengamos en cuenta que EE.UU. va a mantener sus tasas en cero por dos años más, y Uruguay tiene tasas sensiblemente más altas, es un buen escenario para la deuda en moneda local. Uruguay tiene en este momento dos bonos globales en pesos nominales, uno con vencimiento en 2022 y otro en 2028. Y rinden alrededor de 10-11%. Y son una buena opción estos instrumentos.

Miremos lo que pasó en 2008: explotó todo en setiembre-octubre de ese año y el dólar tuvo un alza de 25% en pocas semanas. Después, cuando todo se estabilizó y las tasas estuvieron en cero varios años y las nuestras seguían altas, se renovó el apetito por las colocaciones en moneda nacional. Veo varias similitudes con aquel momento.

–¿Cuáles pueden ser buenas alternativas en el mercado de inversiones al día de hoy?

–Pensando en un portafolio diversificado, donde desarrollamos estrategias con bonos y acciones, hemos sobreponderado dos estrategias: por un lado, tenemos acciones en Asia de empresas grandes como Samsung o Alibabá, y también con renta fija high yields, siempre a través de fondos de inversión. Son empresas, estas últimas, que entendemos que han sido castigadas en exceso por el mercado, y si bien su calificación es baja y el riesgo puede ser alto, como no invertimos individualmente en una sino en fondos donde hay muchas, el riesgo se reduce y es un lugar interesante para estar.

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