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No basta con buenas intenciones: en diseño de políticas públicas, pequeños descuidos pueden ser fatales

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Foto: Getty Images

OPINIÓN

Un llamado a que los diseñadores de política pública aspiren a hacer su trabajo con la mayor perfección posible. Pequeños descuidos pueden ser fatales.

Políticas como subsidiar automóviles de bajo consumo de combustible y mejorar la calidad del agua potable no tuvieron el efecto esperado. El problema fue no haber cuidado los detalles.

Unos días atrás, aparecieron dos investigaciones controvertidas en la publicación científica American Economic Journal: Economic Policy. Ambas son un llamado a que los diseñadores de política pública aspiren a hacer su trabajo con la mayor perfección posible. Pequeños descuidos pueden ser fatales.

Subsidios a los autos de bajo consumo

En 2010-2011, China aplicó una política masiva de subsidios a automóviles de bajo consumo. Investigadores del MIT y colegas de instituciones chinas estudiaron el efecto de esta política y acaban de publicar los resultados.
El programa del gobierno chino consistía en incentivar la compra de vehículos de bajo consumo que tuvieran un motor 1.6 o más chico. Sólo clasificaban los autos de pasajeros. El gobierno entregaba 455 dólares a cada persona que comprara un auto de bajo consumo certificado por el gobierno. Para calificar para el programa, las industrias manufactureras automovilísticas tenían que postular sus vehículos a las autoridades chinas.

Luego de recibir la postulación, las autoridades verificaban si el vehículo cumplía con los requisitos establecidos por el gobierno.

Fue un programa muy popular, pero le costó al gobierno chino 1.8 mil millones de dólares. En otras palabras, el consumo de derivados del petróleo es una fuente importante de contaminación del aire y emisión de dióxido de carbono, pero disminuir ese uso de petróleo mediante subsidios cuesta dinero y significa una carga fiscal adicional para el país. Más aún: quizás el gobierno le está dando subsidios a gente que ya pensaba comprar autos de bajo consumo, aunque el gobierno no le diera dinero. En definitiva, ¿no estará el gobierno tirando la plata de los contribuyentes?
Christopher Knittel (del MIT) y sus colegas chinos emplearon para su investigación datos mensuales de ventas de vehículos por provincia.

Estudiaron la compra-venta de autos subsidiados por el gobierno y también la de los autos no subsidiados. Resultados: primero, el programa de subsidios hizo aumentar de manera impresionante la venta de automóviles subsidiados; segundo, más de la mitad de esa venta de autos subsidiados fue a personas que iban a comprar un auto de bajo consumo, aunque no hubieran recibido subsidio (es decir, más de la mitad de los subsidios eran innecesarios). Los investigadores finalmente hicieron un análisis costo-beneficio del programa chino y encontraron que la política de subsidios fue una manera muy cara de reducir las emisiones de dióxido de carbono: el costo de subsidiar un auto adicional de bajo consumo excede a los beneficios de reducción de carbono en casi 300%... Finalmente, Knittel y su equipo muestra que el programa también se equivocó en la población objetivo. Tenían que haber apuntado a las regiones de China donde la población compraba autos de alto consumo de gasolina.

China se ha convertido en el mercado de vehículos más grande del mundo, y es el país con mayor emisión de dióxido de carbono. Esto hace que la investigación que estamos citando tenga tanta importancia.

A primera vista, fomentar la compra de autos de bajo consumo de combustible podría parecer algo deseable. Sin embargo, esta investigación nos sugiere que tenemos que estudiar los temas con mayor profundidad.

Cuando se subsidia la compra de autos de bajo consumo es necesario tener en cuenta que estamos subsidiando personas que iban a comprar esos tipos de autos aunque no existieran subsidios (por ejemplo, porque son personas con preferencias positivas por el cuidado del medioambiente). No tener en cuenta esto, es un problema grave para el fisco. El programa chino de subsidios implicó que reducir una tonelada de carbono le costó más de 80 dólares. Eso es carísimo. La mayoría de los países del mundo tienen un precio o impuesto al carbono de 20 dólares la tonelada. Más aún, el costo social promedio de una tonelada de dióxido de carbono está entre 12 y 62 dólares según la Agencia de Protección Medioambiental de Estados Unidos.

Mortalidad y potabilidad del agua

A nivel mundial, la diarrea infantil sigue siendo una causa importante de mortalidad y de enfermedades paralelas. Históricamente, las mejoras en la calidad del agua de consumo urbano llevaron a una baja importante en la mortalidad en los hoy países desarrollados. Sin embargo, la mejora en la potabilidad del agua en los países de menores ingresos no produjo grandes beneficios. Así lo señalan Sonia Bhalotra (Universidad de Warwick) y colegas que también acaban de publicar su investigación en el American Economic Journal: Economic Policy.

Estudiaron el efecto de un programa a gran escala de desinfección del agua urbana en México. Observaron que aumentó la cobertura del tratamiento del agua con cloro de 58 a 90% en 18 meses. Emplearon datos de mortalidad de niños menores de 5 años. Son datos a nivel de individuo. Estos datos contienen información sobre la causa del fallecimiento, la edad, y la municipalidad donde vivía.

Los autores compararon cómo evoluciona la mortalidad por diarreas respecto a otras causas de mortalidad que no están vinculadas a la calidad del agua. También compararon la evolución de la mortalidad por diarrea en las ciudades donde se empieza a aplicar el programa respecto a otras ciudades.

Encontraron que el programa mexicano de tratamiento del agua con cloro redujo la tasa de mortalidad por diarrea infantil de manera importante. Sin embargo, una inadecuada infraestructura sanitaria y una falta de mantenimiento de los caños de agua en la ciudad, atenuó los beneficios sustancialmente.

La rotura o fisura de cañerías hace que, aún el agua limpia se contamine con bacterias patógenas que están en la tierra. También, la presión baja o intermitente de agua reduce la eficacia del cloro porque hace posible la re-contaminación. En suma: no es suficiente tener buenas intenciones. Se hizo un esfuerzo tremendo por mejorar el tratamiento del agua, pero no se invirtió en infraestructura ni se cuidó el estado de los caños. Se necesita que trabajemos mejor, con mayor profundidad, cuidando los detalles.

(*) Decano de la Facultad de Ciencias Empresariales, Universidad de Montevideo.

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