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Argentina aspira a mantener al Mercosur lo más parecido posible a como está en el presente

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Marcelo Elizondo – Investigador y docente en negociaciones internacionales.

ENTREVISTA

Es mejor buscar una salida transaccional y evitar rupturas que pueden ser muy dolorosas.

Ante la negociación que se plantea en el Mercosur a partir de la intención brasileña de reducir el Arancel Externo Común y de Uruguay para flexibilizar las relaciones de los socios del bloque con terceros países, Argentina no están en una posición cómoda para negociar a las de sus socios, asegura el especialista en negociaciones internacionales argentino, Marcelo Elizondo (*). Destacó que las necesidades de cada uno de los países son muy diferentes y calificó como “estratégico” que Uruguay traslade sus planteos en este momento. A continuación, un resumen de la entrevista.

—¿El Mercosur puede seguir tal como está?

—El bloque necesita una revisión. De la veintena de acuerdos vigentes en el planeta, el Mercosur es el que menos comercio internacional logra desarrollar a nivel global. Sumando las exportaciones de los cuatro países, entre sí y para el resto del mundo, no llegan al 15% del PIB agregado del bloque. Ese porcentaje a nivel global, para todos los bloques vigentes, da el 33% y en algunos casos supera el 50%, como la UE, el Caricom o el Asean. Un acuerdo viejo, exitoso tiempo atrás, que ahora necesita una adaptación.
Quizás no resulte el principal tema de agenda para los demás socios, pero para Uruguay es estratégico hacer este planteo. Una nueva administración con el capital político, un presidente con reputación en la región y en un contexto sumamente débil del bloque. Es entendible que Uruguay impulse los cambios ahora.

—¿Qué espera de la negociación en curso?

—Tanto Brasil como Paraguay y Uruguay, cada uno con sus peculiaridades, aspiran a un Mercosur abierto al mundo, mientras Argentina tiene problemas domésticos para resolver primero. Hasta que no esté en mejores condiciones competitivas no va a estar dispuesta a abrirse. Uruguay y Brasil piensan en la estrategia, mientras Argentina aún está resolviendo la táctica: la muy alta inflación, la baja inversión, problemas cambiarios… lenguajes distintos, por necesidades diferentes.

—¿Eso justifica la postura argentina?

—Argentina aspira a mantener lo más parecido posible a como está el bloque hoy. Pero algo va a tener que ceder, porque el actual modelo es insostenible. Pero esperemos ver adónde llega cada uno. En la negociación se tensan posiciones, para desembocar en un camino que sirva a todos.
Tengo la ilusión que cada uno entienda en qué condiciones está el otro. Es importante tratar de preservar al Mercosur, no tensarlo hasta una posición insostenible, porque la alianza entre los países es mucho más importante de preservar que el instrumento.

—Las dos propuestas que están sobre la mesa son el abatimiento del Arancel Externo Común y la flexibilización para negociar con terceros. ¿Las considera válidas?

—El AEC es más del doble que el promedio mundial. En el mundo ese promedio está en 5,5% mientras que en Mercosur es 12,5%. Ha sido perforado muchas veces ya, pero siempre para subirlo y no para bajarlo.
El acceso a terceros mercados, que lleva a pagar altísimos aranceles por la falta de acuerdos con otros países y bloques, también hay que revisarlo. En ese contexto, hay que tener en cuenta la flexibilización que plantea Uruguay. Y un cuarto tema es el comercio intrabloque, que está bastante afectado por obstrucciones que se alejan del espíritu del Tratado de Asunción. En las cuatro dimensiones que es necesario atacar, me parece que Argentina tiene cosas para dar y para preservar.
Respecto del AEC, Argentina dice que estaría dispuesta a ceder, siempre y cuando no se afecte a determinados sectores productivos. Hay una postura más principista de Brasil, de bajar todo a la mitad, y una utilitarista de Argentina, de proteger lo que le afecta.

—Uruguay busca mover el eje de la discusión fuera de cuestiones normativas y apunta más a un acuerdo político. ¿Es el camino?

—Entiendo que sí. La resolución 32/00, de la que tanto se ha hablado sobre su impedimento a negociaciones unilaterales de los países, no está vigente. Pero el Tratado de Asunción dice en su artículo 1º que se prevé una política arancelaria común. Capaz que el problema está ahí. En realidad, el camino parece ser buscar un pacto político en procura de una institucionalidad que otorgue garantías para firmar acuerdos con terceros, sea en conjunto o individualmente, en caso que se acuerde la flexibilización.
Las distintas velocidades, de hecho, ya están. El ejemplo más reciente es el acuerdo con la Unión Europea. Pero falta el amparo político que le permitiría a Argentina descolgarse rápido del avance de los demás y sumarse a su tiempo.

— ¿Qué rol juega la ideología en el posicionamiento de Argentina?

—El gobierno argentino no habla solo por la ideología sino por el soporte político que tiene en los sectores proteccionistas en el país. Hay que entenderlo. Por tanto, es mejor buscar una salida transaccional y no provocar rupturas que pueden ser más costosas que una concesión en la negociación.

—¿Justifica mantener la Unión Aduanera?

—La Unión Aduanera está debilitada por la propia realidad. De 305 tratados de integración económica vigentes en el planeta, solo el 5% son una unión aduanera. El resto son tratamos mucho más flexibles como los acuerdos de complementación económica, de libre comercio o simplemente de aperturas recíprocas. Los modelos muy rígidos van quedando en desuso. Una unión aduanera común, para perfiles productivos asimétricos, termina siendo perforada por la realidad. Las diferencias entre nuestros países son mucho más marcadas hoy que hace treinta años cuando se fundó el Mercosur.

(*) Marcelo Elizondo posee un MBA de la Universidad Politécnica de Madrid, España; es Abogado graduado en la Universidad de Buenos Aires; y aprobó su especialización de posgrado en administración de negocios en CEPADE, Madrid, España. Dirige la consultora “DNI – Desarrollo de Negocios Internacionales”. Es el presidente del Capítulo Argentino de la International Society for Performance Improvement (ISPI) desde 2012. Es investigador y profesor de Negocios Internacionales en el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) desde 2014. Fue profesor en la Universidad Torcuato Di Tella, en la Universidad Católica Argentina, la Universidad de Buenos Aires, la Universidad de Belgrano, la Universidad Argentina de la Empresa, y la Universidad Siglo XXI (todas de Buenos Aires).

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