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Ajustes y récords en venta de autos

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La desaceleración pega fuerte en el mercado automotor. Foto: Archivo El País
Row of cars
HappyAlex - Fotolia

Los datos de ventas de autos de los últimos meses mostraron caídas interanuales significativas. El deterioro del contexto macroeconómico, la suba del tipo de cambio, el aumento de incertidumbre y otros factores, mantendrán la demanda deprimida en los próximos trimestres.

De hecho, la predisposición a la compra de vehículos ha caído al menor nivel en 7 años. Se está procesando un ajuste de importancia y el panorama para este mercado es realmente sombrío. Sin embargo, veremos que se ha producido un cambio estructural principalmente por el lado de la oferta, que sugiere que las perspectivas para este sector volverán a ser favorables en mediano plazo.

Entre 2011 y 2014 se vendieron 215 mil autos cero kilómetro, casi 54 mil por año en promedio. Es un número elevado si se compara con las cifras de comercialización de vehículos de las décadas anteriores. En ese momento, las ventas se consideraban "altas" cuando superaban las 20 mil unidades (el récord anterior al de 2013 había sido en 1998, con unas 37 mil unidades). En los últimos meses las ventas han caído sistemáticamente y es probable que sigan disminuyendo y por un período prolongado. El tema está en poder discernir si la caída de las ventas será entre moderada y de cierta importancia (para ejemplificar, a entre 40 y 45 mil unidades) o si, por el contrario, observaremos un fuerte ajuste (y entonces volveremos a las 20 o 30 mil unidades de hace una década). Evidentemente, el nuevo equilibrio puede ubicarse en un rango intermedio.

Quienes piensan que se dará la primera alternativa son los que suponen que se ha dado un cambio estructural en este mercado, de tipo permanente, en el cual el piso de ventas para un año normal se ha duplicado respecto a décadas anteriores. Por otro lado, quienes piensan que se dará la segunda alternativa, son quienes suponen que la situación de los últimos años fue realmente excepcional y transitoria.

Parte de las altas ventas de los últimos años estuvieron motivadas por la caída del tipo de cambio real, que propició un aumento sustancial de los ingresos de los hogares medidos en dólares. También a la recomposición de la situación financiera de las familias luego de la crisis de 2002 y a las bajas tasas de interés que, por un lado, motivaron bajos costos de oportunidad para quienes poseían ahorros y, por otro, propiciaron acceso barato a financiamiento bancario y de las automotoras. Adicionalmente, ambos agentes facilitaron las condiciones de acceso a créditos para compra de vehículos. Algunos de estos factores comenzaron a revertirse, en particular, se viene produciendo una baja de significación en los ingresos medidos en dólares de los hogares, que se profundizará en los próximos trimestres.

El tema estará en poder vislumbrar si la caída de las ventas propiciada por la disminución ya observada (y también esperada) de los ingresos en dólares de los hogares será suficiente para reducir las ventas hasta niveles de entre 20 o 25 mil unidades. Es posible que esto suceda en algún mal año de los que pueden venir (incluso, con ventas menores). Sin embargo, es más difícil que las ventas se asienten en dichos guarismos en un horizonte más largo. Algunos fundamentos que han cambiado en los últimos años respaldan esta percepción.

En primer lugar, ha caído el precio promedio de los vehículos 0 km en dólares corrientes a partir de, entre otros, la entrada de la producción procedente de los países asiáticos, un cambio que parece bastante permanente. Incluso, es probable que el precio medio en dólares corrientes continúe cayendo en los próximos años. Esto ha llevado a que los ingresos de una familia media compren cada vez más autos promedio (y que familias de ingresos menores a los medios puedan comprar un auto).

La entrada de los vehículos asiáticos ha aumentado sustancialmente la cantidad de marcas ofrecidas y además, ha disminuido la concentración del mercado automotor medida a través de las ventas por marca (aunque algunas marcas son vendidas por el mismo grupo). En segundo lugar, es posible que parte del aumento del ingreso de las familias medido en dólares de los últimos años sea permanente. Esto es más discutible, pero si se diera, apoyaría niveles de demanda sostenidos para este tipo de bienes cuando el contexto vuelva a ser favorable.

En tercer lugar, la oferta de transporte público no ofrece alternativas atractivas para el segmento de familias que tienen la posibilidad de acceder a un vehículo, es decir, el transporte público no es por el momento, un sustituto suficientemente cercano al automóvil como para que disminuya en forma sustancial y permanente la propensión a la compra de vehículos.

Es difícil esperar otra cosa que un mercado deprimido con importantes caídas de las ventas para los próximos trimestres e incluso algunos años. La situación de este sector a corto plazo contrastará claramente respecto a lo que vivimos recientemente. Sin embargo, a pesar del natural ajuste que se producirá en el corto plazo, es probable que, una vez que las condiciones se normalicen, el piso de ventas de automóviles haya aumentado en forma sustancial y permanente. El tiempo dirá.

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La desaceleración pega fuerte en el mercado automotor. Foto: Archivo El País

Alejandro Cavallo - Economista, Columnista invitado

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