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Actividad y empleo: caída, recuperación y desafíos post COVID

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Foto: El País
Darwin Borrelli

OPINIÓN

Caída del primer trimestre no modifica nuestra expectativa de crecimiento 2021: 2,8%

Previsiblemente, la ausencia de turismo receptivo, dado el cierre de fronteras y la agudización de la situación sanitaria, fueron los principales elementos explicativos de la interrupción de la tendencia de recuperación que había mostrado la economía en la segunda mitad del 2020. En concreto, la caída del PIB en el primer trimestre del año fue de 0,5% respecto al trimestre previo y de 2,8% en relación a igual período del año pasado.

Por su parte, las cifras volvieron a confirmar las asimetrías, tanto desde el punto de vista de la oferta como desde la demanda. A nivel sectorial, el agro y la construcción empujan en base al buen desempeño de los rubros de la carne, los lácteos, el arroz y la madera, así como por la puesta en marcha de la construcción de la planta de UPM y sus obras asociadas.

Del otro lado, el sector no transable (vinculado al comercio y los servicios) continúa golpeado por partida doble: restricción de oferta y menor gasto de las familias en dichos rubros, dada la menor movilidad y la afectación del ingreso de los hogares. Al respecto, desde el lado de la demanda, el consumo privado volvió a resentirse. En sentido contrario, la inversión, al influjo de la planta de celulosa, compensó parcialmente esta realidad. Por último, en cuanto a la demanda externa, el buen desempeño de las exportaciones de bienes (mayormente agropecuarios) no logró remediar el desplome de las exportaciones de servicios (turismo).

Recuperación del empleo también se interrumpe

Tras aquel bimestre de marzo-abril de 2020 donde se habían perdido 106 mil puestos de trabajo, el empleo había mostrado señales de recuperación, tendencia que comenzó a desacelerarse desde comienzos de 2021. Al igual que con el PIB, el último dato (de mayo) supuso una interrupción, con caída desestacionalizada del número de ocupados. El saldo neto desde el inicio de la pandemia es de una pérdida de 39 mil empleos y 30 mil personas más en situación de seguro de paro.

En este contexto, dará inicio la 9ª ronda de negociación salarial, donde más del 80% de los distintos subgrupos de actividad del sector privado deberán acordar pautas de incrementos nominales para los próximos años. A nivel agregado, el dilema implícito entre la recuperación del empleo y del salario real será algo que los propios actores deberán arbitrar. De hecho, priorizar lo segundo podría limitar el alcance de lo primero. De allí subyace la importancia de internalizar las diferentes heterogeneidades sectoriales e intra-sectoriales: acuerdos diferenciales por extensión (priorizando períodos más cortos en aquellos sectores más rezagados y afectados por una mayor incertidumbre), condicionados a la propia evolución del empleo y evitando los mecanismos de indexación del salario a la inflación.

Perspectivas: crecimiento moderado; empleo rezagado

La caída del PIB comentada no varió nuestra expectativa sobre la dinámica de la actividad en los próximos trimestres: relativo estancamiento en el segundo trimestre y retorno al crecimiento en la segunda parte del año.

El segundo trimestre recoge la parte más aguda de la pandemia y de acuerdo a algunos indicadores adelantados, volverían a presentarse importantes contrastes entre sectores. En cuanto al segundo semestre, asumiendo buen alcance y funcionamiento de la vacunación, la economía retomaría la senda de la recuperación para alcanzar niveles similares a los registrados pre-pandemia hacia fines del año.

No obstante, es conveniente realizar algunas puntualizaciones: i) el factor UPM contribuye en más de medio punto al crecimiento esperado; ii) aún existe incertidumbre asociada a las vacunas y la pandemia; y iii) se trataría de un crecimiento moderado, lo cual supone un desafío adicional para la recuperación del empleo. Respecto a esto último, prevemos un menor dinamismo: situación que ya lucía deteriorada en el período pre-pandemia, sectores intensivos en empleo que atraviesan dificultades y posibilidad de ajustes estructurales de plantillas laborales que podría haberse acentuado.

El principal desafío: mirar más allá de la coyuntura

En el fondo, un crecimiento moderado y dificultades persistentes de empleo reflejan problemas más estructurales que la pandemia. En este sentido, para mantener altos niveles de bienestar, mejorar las posibilidades de movilidad social ascendente y frenar el deterioro del mercado laboral, es condición necesaria una mejora sustancial de la competitividad-productividad, vía progresos en la inserción externa y una reforma integral de la educación, entre otras cosas. El problema del empleo tampoco encontrará soluciones reales sin avances hacia un mercado laboral con menores rigideces, orientado hacia las tendencias globales y donde prime la defensa del trabajador por sobre la del puesto de trabajo.

En efecto, la esperada reapertura de actividades ayudará y mucho, pero deberíamos empezar a mirar más allá de la coyuntura.

(*) Agustín Iturralde, Director Ejecutivo de Centro de Estudios para el Desarrollo, en coautoría con Ignacio Umpiérrez, investigador del CED.

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