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Las abuelas y la brecha de género en el mercado laboral

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Foto: Getty Images

OPINIÓN

Un desafío clave de los mercados laborales en todo el mundo es reducir la brecha de género y no penalizar la maternidad

La oferta de cuidados de calidad para los niños hace posible que aumente el empleo de las madres. Una investigación reciente demuestra que la abuela cumple un rol clave en el cuidado de los nietos: permite que la madre trabaje, aunque no haya un centro de primera infancia en el barrio. Ahí se observa el potencial tremendo de tener una familia: juega un rol de “sistema natural de cuidados”.

Miguel Talamás, de Northwetern University, demuestra que el fallecimiento de las abuelas reduce el empleo de las madres en un 27%.
Su investigación se titula “Grandmothers and the gender gap in the Mexican labor market” y fue dada a conocer unos meses atrás (en México, el 40% de los niños menores de 6 años son cuidados por sus abuelas).

Calidad y precio de los cuidados.

En primer lugar, Talamás compara la presencia de la madre en el mercado laboral antes y después del fallecimiento de la abuela. En segundo lugar, compara a los hogares que cuentan con una abuela y los que no. En tercer lugar, compara a las madres que tienen niños chicos respecto a las madres cuyos niños ya pueden ir a la escuela.

Demuestra que, si existe oferta de cuidados y es accesible, los hogares con niños chicos pueden reemplazar a las abuelas que han fallecido: si baja el precio de la guardería, la madre puede recuperar algo del empleo perdido por el fallecimiento de la abuela. En suma, si se quiere ayudar a que las mujeres que quieran trabajar fuera de casa puedan hacerlo, es necesario aumentar la disponibilidad de oferta de cuidados de calidad, y que sean accesibles para el presupuesto familiar.

Maternidad y brecha laboral en México

Señala Talamás que la brecha de género es un tema central en el estudio de los mercados laborales. En ausencia de oferta de cuidados para la primera infancia, las mujeres reducen su tasa de empleo al tener hijos. La diferencia entre la tasa de empleo de las madres con hijos y las madres sin hijos surge entre los 20 y 30 años de edad, y permanece de ahí en más.

Utiliza datos de la encuesta mejicana de ocupación y de la encuesta de seguridad social y empleo. Desde 2005 a 2020. 120.000 hogares reportados en cada una de las fases de las encuestas. Talamás se centra sólo en los hogares donde están presentes tres generaciones (abuelos, padres, hijos).

Este tipo de hogares representa el 23% de la población total de México y el 15% de los hogares.

Las encuestas incluyen información de cada miembro del hogar: relación con el jefe del hogar, educación, estado civil, acceso a cuidados de salud, empleo, ingreso, número de horas trabajadas, uso de servicios de cuidado de niños, etc. El 40% de los hogares responden que no necesitan de servicios de cuidado públicos o privados, y otro 40% señalan que o bien no tienen acceso a los servicios de cuidado, o no lo pueden pagar, o no es posible llevar al niño al centro proveedor de cuidados.

De los hogares que señalan no necesitar de servicios de cuidados, más del 90% indican que se encarga un miembro de la familia; en más del 60% de los casos es específicamente la abuela la que se encarga.

Resultados

El investigador de Northwestern University ofrece los resultados de su estudio ordenados en tres secciones.

En primer lugar, demuestra que: (1) el fallecimiento de la abuela reduce 27% el empleo de la madre; (2) este efecto permanece después del fallecimiento, mientras el niño no tiene la edad para entrar a la escuela; (3) el ingreso de las madres disminuye 53% y reducen 30% las horas trabajadas; (4) el empleo del padre baja, pero mucho menos que el de la madre.

En segundo lugar, los hogares sustituyen los cuidados con que ayudaba la abuela que falleció enviando al niño a la guardería, siempre que sea accesible económicamente.

En tercer lugar, las mujeres de niños chicos que dejan el mercado laboral luego del fallecimiento de la abuela: (1) trabajaban full-time; (2) contribuían con una buena parte de los ingresos del hogar; (3) dejan el mercado laboral sin importar la educación acumulada que tenían; (4) sufren más el impacto si eran trabajadoras informales.

El fallecimiento del abuelo

¿Y el abuelo también ayuda en el cuidado de los nietos? ¿O sólo ayuda la abuela? Talamás demuestra que el fallecimiento del abuelo no tiene ningún efecto sobre la tasa de empleo de la madre del niño. Es una confirmación de que, en realidad, sólo la abuela se ocupaba de cuidar a los nietos.

Ayudar a las madres. Un desafío clave de los mercados laborales en todo el mundo es reducir la brecha de género y no penalizar la maternidad. La evidencia en países en desarrollo como México es que las principales causas de la brecha y del castigo a la maternidad es la combinación de falta de acceso a servicios de calidad para el cuidado a la primera infancia y las asimetrías de género que existen en los hogares respecto al reparto de las tareas de cuidados.

El investigador de Northwestern University culmina su investigación señalando que, aunque no se mejoren las “preferencias” por la equidad de género, ni las restricciones socioeconómicas, aumentar la oferta de cuidados para la primera infancia —cuidando la calidad de esos cuidados— puede contribuir a reducir drásticamente la penalización de la maternidad y la brecha de género en el mercado laboral. Y esto, en el largo plazo, puede ayudar aún más a cerrar la brecha de género en el mercado laboral, mostrando a las mujeres que no se las va a penalizar por ser madres, aumentando así las aspiraciones y logros educativos de las niñas.

Y un paso más en la dirección de reducir la brecha de género: involucrar más al varón (al padre, al abuelo) en el cuidado de los niños. Promover el involucramiento del varón en la primera infancia significa ayudar a los padres a mejorar sus habilidades en la crianza, a fortalecer una relación positiva con la familia (evitando la violencia, redistribuyendo las tareas de cuidados de los niños y del hogar, promoviendo el bienestar emocional de la pareja), a involucrarse en la educación y aprendizaje (incluyendo también el destinar tiempo a jugar). No es fácil, pero los individuos, organizaciones, comunidades, gobiernos y diseñadores de política lo deberían incluir en sus agendas.

(*) Decano de la Facultad de Ciencias Empresariales, Universidad de Montevideo.

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