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Woody, un genio y su conflicto

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Woody Allen ante la prensa en el Festival de Cannes (Foto: AFP)

A los 80 años y con nuevos proyectos en marcha, reaparecen en la vida del cineasta los fantasmas de su viejo escándalo familiar.

LUIS PRATS

Salgo del cine conmovido. Y rogando para que el cerebro y la sensibilidad del viejo Woody Allen sigan funcionando, que ruede una película al año hasta que cumpla los cien. O los doscientos. Que no se muera nunca". Así finalizaba el periodista de El País de Madrid, Carlos Boyero, su reseña sobre la última de Woody Allen, Café Society, exhibida pocos días atrás en el Festival de Cannes. Una nueva demostración de la admiración que provoca el cineasta estadounidense de 80 años en buena parte de la crítica.

Cannes resultó apropiado para que Allen paseara por la alfombra roja y contestara con bromas las preguntas durante las conferencias de prensa. También se habló del próximo rodaje de su primera serie de televisión. Y siguió disfrutando de Europa, donde su cine tiene más éxito que en su Estados Unidos natal.

Sin embargo, los últimos días trajeron nubes que ensombrecieron su estadía en la Costa Azul: su hijo biológico Ronan volvió a acusarlo de abuso sexual contra su hermana Dylan. Las palabras de Ronan fueron apoyadas por la actriz Susan Sarandon a su llegada a Cannes. "Ya dije que no iba a volver a comentar eso. Podría seguir interminablemente y entonces no tendría fin", dijo por su parte Allen.

Genio precoz.

Allan Stewart Konigsberg nació en el Brooklyn neoyorquino, en el seno de una familia judía de clase media baja. "De pequeño quise tener un perro, pero mis padres eran pobres y sólo pudieron comprarme una hormiga", bromeó él años más tarde. Su madre quería que fuera farmacéutico, pero él —tan tímido como talentoso— demostró ya de niño disponer de una pluma florida y jocosa.

A los 16 años publicaba sus bromas en los diarios o las vendía a cómicos profesionales. Como le daba vergüenza que sus compañeros de clase supieran que era él quien hacía esos chistes, cambió su nombre a Woody Allen. Al mismo tiempo desarrolló una carrera musical que no lo llevó a las cumbres pero que nunca abandonó, primero con el violín y luego con el clarinete.

Muy joven fue contratado para hacer guiones de televisión y poco más tarde en el cine, escribiendo la comedia ¿Qué pasa, Pussycat? (1965). También actuó un ratito. Sin embargo, los productores le exigieron tantos retoques a su libro que al final prácticamente no reconoció su trabajo ni le gustó la película. Ese contratiempo le serviría de experiencia: a partir de entonces él asumiría todas las responsabilidades en una película, sin aceptar intromisiones del estudio.

Así escribió, dirigió y protagonizó en 1968 Robó, huyó y lo pescaron. A la productora no le gustó mucho el resultado, pero fue un éxito de público. Desde entonces Allen no ha dejado de filmar, siempre con el control total de la obra, algo poco usual. Hasta ahora hizo 47 películas, prácticamente una cada año, y por lo que anunció, no piensa detenerse.

A menudo aparece también él en la pantalla, siempre en un papel algo desvalido y bastante conflictuado, riéndose de su propia figura —flaquito, petiso, con grandes lentes—. En tan extensa filmografía siempre se las ingenió para referirse a los temas que lo preocupan: el sexo y las relaciones humanas, la sociedad, los conflictos psicológicos, el engaño. A veces convoca a la carcajada, en otras simplemente a la sonrisa y a veces desliza el drama detrás de algunos chistes, siempre con una mirada aguda y certera.

"Vivo en un mundo falso durante diez meses. Creo a unos personajes, convivo con ellos, les visto, les pongo música, les coloco en un decorado. Durante ese tiempo estoy con mujeres hermosas y hombres brillantes que saben lo que dicen y que son valientes. Es mi manera de desafiar o de esconderme de la realidad", asegura él. Y se ríe de la fama: "Gracias a ella se consiguen mejores asientos en un partido de básquet, te dan mejores mesas en los restaurantes, puedo llamar a un médico de madrugada y conseguir que me atienda...", asegura.

Otra particularidad es que trabajó con numerosas estrellas, que aceptaron un salario muy inferior al habitual, solo por el prestigio que da aparecer en sus películas. Solo se negaron Jack Nicholson y James Mason.

Escándalo.

Una personalidad como la de Allen parece lo más alejada de los escándalos de Hollywood. Sin embargo, en 1991 el revuelo fue grande cuando dejó a su pareja, la actriz Mia Farrow, para irse con la coreana Soon-Yi Previn, que entonces era hija adoptiva de Farrow. Él tenía entonces 56 años, ella 20. Y en 1997 se casaron.

"Ni Soon-Yi era menor de edad, ni hija adoptiva suya, ni él estaba casado con Farrow. Aquel caso acabó en nada", opina el gestor cultural español Natalio Grueso, amigo de Woody y autor de un reciente libro sobre él que puede encontrarse en librerías uruguayas (Woody Allen, el último genio).

Pero el caso no concluyó allí. Farrow denunció a su expareja por acoso sexual a Dylan, hija adoptada por ambos, cuando la niña tenía siete años. La actriz retiró luego los cargos para evitar más traumas a la pequeña, la Policía no encontró otras pruebas y el juicio se cerró, aunque le quitaron a Allen el derecho a visitar a su hija adoptiva. Los abogados de Allen argumentaron que ella mentía, manipulada por su madre.

Hace pocos días, Ronan Farrow, hijo biológico de Woody Allen y Mia Farrow, publicó en The Hollywood Reporter un duro texto contra Allen, acusando además al mundo del cine de hacer la vista gorda ante la denuncia. "Cuando mi hermana quiso contar su versión de la historia, se dirigió a muchos diarios importantes, pero ninguno quiso hablar con ella (…) Woody Allen sigue en libertad y dirigiendo películas gracias a una cultura de la impunidad y el silencio", escribió.

Para agregar tramas a este folletín, en Hollywood siempre circuló el rumor de que Ronan en realidad es hijo de Frank Sinatra, exmarido de Farrow. Y Mia admitió que eso era posible en una entrevista. El sexo, el amor, el drama, la comedia, el engaño. Podría ser el argumento de otra de Allen, aunque con más de historia amarga que de comedia.

AUNQUE NO LO CREA, TRABAJARON PARA WOODY ALLEN.

Stallone.

Sylvester Stallone no da el perfil de actor de una película de Woody Allen. Sin embargo, hizo un papel muy breve de matón que atacaba a una anciana en Bananas (1971), cuando iniciaba su carrera.

McLuhan.

Allen quiso que un famoso apareciera en Annie Hall, aquí estrenada como Dos extraños amantes. No pudieron ser los directores Luis Buñuel ni Federico Fellini, y terminó convocando al filósofo canadiense Marshall McLuhan.

Charlize.

Charlize Theron es hoy una de las actrices más cotizadas. Una de sus primeras apariciones en pantalla fue en Celebrity (1998), de Allen, donde se mostraba como lo que era entonces, una modelo.

DiCaprio.

También en Celebrity tuvo su pequeño papel Leonardo DiCaprio. Ya se había consagrado con Titanic, pero no pudo rechazar la invitación de Woody Allen, pese a que le tocaba hacer de una estrella caprichosa.

En televisión dirigirá a Miley Cyrus.

Woody Allen fue contratado por el gigante del comercio electrónico Amazon para escribir y dirigir una serie de televisión, que se ofrecerá a través de Internet. El título de la producción no fue informado, pero se sabe que una de sus protagonistas será la actriz y cantante Miley Cyrus, que salió de las filas de Disney para convertirse un una artista provocadora y polémica.

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Woody Allen ante la prensa en el Festival de Cannes (Foto: AFP)

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