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Vuelve Huntington

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Una de las consecuencias de la masacre en Charlie Hebdo es que el confort del bien pensar sigue ignorando que la ventaja que lleva la yihad radical islámica es haber comprendido que occidente no entiende lo que pasa.

Y lo que pasa es lo que dijo Arturo Pérez Reverte: es la guerra santa, estúpido. Ante los hechos de París, hablar solo de ataque a la libertad de expresión, terrorismo, barbarie fundamentalista o indefensión de una nación republicana y democrática es quedarse corto. Hace dos décadas, el pensamiento políticamente correcto se horrorizaba ante la tesis de Huntington sobre el choque de civilizaciones. Hoy esa tesis cobra fuerza otra vez.

Samuel Phillips Huntington fue un politólogo y profesor de Ciencias Políticas en el Eaton College y Director del Instituto John M. Olin de Estudios Estratégicos de la Universidad de Harvard. Se retiró en 2007 tras 58 años de docencia y falleció el 24 de diciembre de 2008 a los 81 años. Fue un pensador denostado y acusado hasta de xenófobo. Muchos críticos opinaron que su tesis del choque de civilizaciones es una manera encubierta de legitimar la agresión hacia los países del tercer mundo por parte del occidente, a fin de impedir que las regiones subdesarrolladas y en vías de desarrollo alcancen el nivel económico de los países ricos.

Publicada en un artículo de la revista estadounidense Foreign Affairs en 1993, y transformada en un libro en 1996, su tesis sostiene que desde el final de la Guerra Fría los conflictos mundiales han ocurrido a lo largo de los límites de las civilizaciones, con escasos conflictos en el interior de aquellas. Así, clasifica a las civilizaciones islámica y sínica (China) como rivales de la occidental y etiquetaba a la ortodoxa, la hindú y a Japón como civilizaciones "oscilantes". También afirmaba que Rusia e India continuarían cooperando estrechamente en tanto que China y Pakistán continuarían oponiéndose a la India. Huntington argumentó entonces que una conexión islámico-confuciana estaba emergiendo y citaba la colaboración de China con Irán, Pakistán y otros países para aumentar su influencia internacional.

Muy relevantes autores criticaron esta controversial tesis en su base y también por detalles concretos, sin duda con argumentos muy sólidos. Algunos afirmaron que las civilizaciones definidas por Huntington estaban fracturadas internamente, como por ejemplo Vietnam, que mantiene un ejército inmenso, fundamentalmente para defenderse de China. O el mundo islámico, con fracturas étnicas entre kurdos, árabes, persas, turcos, pakistaníes e indonesios, más las fracturas religiosas entre el chiismo y el sunismo, cada uno con diferentes puntos de vista sobre el mundo o la religión.

Sin embargo, los recientes sucesos han traído a Huntington al presente, como sucedió tras del 11S. Más allá del debate académico sobre la pertinencia o no de su razonamiento, es claro que lo que sucede en el mundo dista mucho de calzar en los parámetros de un conflicto convencional y apunta a una fractura civilizatoria.

"Mi hipótesis —sostenía Huntington— es que la fuente fundamental de conflicto en este nuevo mundo no será en principio ideológica o económica. Las grandes divisiones entre la humanidad y la fuente de conflicto dominante serán culturales. Los estados nación seguirán siendo los actores más poderosos para los asuntos exteriores, pero los principales conflictos de política global ocurrirán entre naciones y grupos pertenecientes a diferentes civilizaciones. El choque de civilizaciones dominará la política global. Las líneas de falla entre las civilizaciones serán las líneas de batalla del futuro."

Como dijo Goethe, "todo es más sencillo de lo que se puede pensar, y a la vez más enrevesado de lo que se puede comprender". Guerra Santa, choque de civilizaciones, ataque a Occidente y bárbaros acampando a las puertas del Louvre son ideas que se han instalado en el debate e inquietan a la opinión pública. Porque Huntington también afirmó: "Occidente no conquistó al mundo por la superioridad de sus ideas, valores o religión, sino por la superioridad en aplicar la violencia organizada. Los occidentales suelen olvidarse de este hecho, los no-occidentales nunca lo olvidan".

hugo burel | GENERACIÓN ESPONTÁNEA

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