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Vitaminas esenciales para niños

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Para que los niños tengan un correcto crecimiento y desarrollo, tanto a nivel físico como mental, no les debe faltar en su dieta una dosis adecuada de ciertas vitaminas.

Por ejemplo, la vitamina A o betacaroteno es muy importante en el fortalecimiento de las defensas de la piel y de las mucosas, y es fundamental para desarrollar una buena visión. Ésta se puede encontrar en la zanahoria, el zapallo y el hígado.

Dentro del grupo del complejo B, se destaca la vitamina B12 o cobalamina, que interviene en la síntesis de la hemoglobina y en la elaboración de varios tipos de células, como las del sistema nervioso y los glóbulos rojos. Su carencia en el organismo puede reflejarse en un tipo específico de anemia llamada perniciosa y en síntomas como debilidad, cansancio, sensaciones de hormigueos o disminución de la sensibilidad. Esta importante vitamina sólo se puede ingerir en cantidad suficiente y de forma natural en alimentos de origen animal como la carne, tanto de vaca o de pescado, pero especialmente en vísceras como el hígado o los riñones. También está en la leche y sus derivados, así como en los huevos. En el mercado existe una amplia oferta de cereales que están enriquecidos con diversas vitaminas, dentro de las que se suele destacar precisamente la B12.

La vitamina C es una de la más conocidas por el papel fundamental que tiene en el fortalecimiento del sistema inmunitario, algo tan importante es estos días en los que los resfríos y gripes son patologías frecuentes. Además, ayuda en la formación de los tejidos a través de la producción de colágeno y favorece la absorción del hierro. Se encuentra en cítricos como la naranja, el limón, la mandarina, el kiwi, pero también en la espinaca, el tomate, el perejil y el brócoli.

Con respecto a la vitamina D, debe destacarse que es indispensable para que el intestino pueda absorber el calcio necesario para el fortalecimiento de los huesos. Por lo tanto, su déficit puede repercutir negativamente en el crecimiento infantil, llevando en casos extremos al conocido raquitismo. Son fuente de esta vitamina, la leche y sus derivados como el yogur y el queso, la yema de huevo y los aceites de hígado de pescado.

La vitamina E tiene demostrados efectos antioxidantes, y aumenta la respuesta inmunológica. Se encuentra en el aceite de soja, girasol, germen de trigo, en los cereales, frutos secos y vegetales de hoja verde.

En definitiva, lo principal es que el niño tenga una dieta balanceada, y sea controlado por un médico pediatra, quien aconsejará la incorporación o reducción de ciertos alimentos, pudiendo incluso indicar fármacos para atacar déficits específicos de ciertas vitaminas.

dr. pablo pera pirotto i En Consulta

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