Publicidad

La vida de las mascotas cuando estamos en casa

Compartir esta noticia
Gato y perro

COMPORTAMIENTO

Quedarse en casa más de lo habitual tiene sus ventajas para las mascotas, pero también hay que cuidarlos y estimularlos.

Desde que empezó a teletrabajar, tanto su perro como su gato parecían contentos. Al menos, eso era lo que él pensaba. Con esto de la cuarentena voluntaria, el dueño iba a estar todo el día en casa, para atenderlos, acompañarlos y mimarlos. Pero sobre todo el perro, luego de unas semanas de forzosa compañía, volvió a hacer lo que ya había dejado atrás: morder y romper cosas. El relleno de los brazos de sofá expuesto, algunos peluches de sus hijos despedazados. El can lo hacía cuando el dueño, por ejemplo, dormía una siesta. O salía a comprar y no lo llevaba. El dueño estaba perplejo. ¿Por qué volvía a romper cosas? ¿No era una etapa superada, de cuando era cachorro?

Estos días de encierro voluntario también afectan a las mascotas, de varias maneras. De acuerdo a la veterinaria Gabriela Iribar, especialista en comportamiento animal, es común confundirse. “Sí, porque es cierto que las mascotas necesitan las demostraciones de cariño y afecto. Por ese lado, esto es algo a favor: estamos compartiendo más tiempo con ellas que lo que solíamos hacer antes de que empezara todo esto”.

Pero, claro. También está latente la desventaja. Porque como dice la experta, el tiempo compartido —si se trata de tiempo “de calidad”, bien pasado— está generando un apego que luego, cuando supuestamente volvamos a la rutina de salir todos los días a trabajar (en el caso de que tengamos trabajo) o estudiar, se va a resentir. “No tienen la capacidad de razonar, entonces lo van a sentir”, dice Iribar.

La especialista añade otro elemento: “Gatos que, por ejemplo, estaban acostumbrados a salir y ahora no lo hacen porque capaz que el o los dueños no están seguros de si el virus se puede contagiar entre especies y, por las dudas, también ‘encierran’ al gato. También está pasando que los paseos de los perros son más cortos. Antes, por ahí llevaban al perro al parque o la plaza para que estuviera un buen rato jugando y olfateando. Ahora, con esto de que mucha gente está intentando minimizar el tiempo que pasa fuera de casa, el paseo del perro dura menos”.

Ahí puede haber una explicación para despejar la perplejidad del dueño del perro que muerde todo a su paso. Manuel Vinik es entrenador de perros y tiene años de experiencia en el comportamiento canino. Para él, esta es una oportunidad de trabajar ciertas cosas con el animal. “Me escriben mucho por redes, pidiendo consejos qué hacer en esta situación. Por lo general, aconsejo estimular el olfato”.

 —¿Por qué?

—Capaz que lo que el perro está experimentando en estos días es miedo. O sobreexcitación. Eso puede trabajarse si estimulamos el sentido del olfato. Hay una línea de juguetes, de la marca Kong, que es buena para justamente estimular el olfato.

Pero Vinik dice que no es imprescindible gastar dinero en juguetes de esa marca. Se pueden hacer artefactos similares de manera casera, para no tener que gastar demasiado. Se puede tomar, por ejemplo, una botella de bebida —las mejores son las de plástico retornable, que es más duro y tiene mayor período de uso— y hacerles agujeros. ¿Para qué? “Para poner adentro pastillas de comida para el perro”, responde Vinik.

De esa manera, el perro o perra tendrán para entretenerse durante un buen rato, tratando de acceder a la comida. También se puede hacer lo mismo con un envase de media docena de huevos: se hacen un par de agujeros en el plástico y se ponen algunas raciones. En ese caso, al perro le resultará más fácil acceder a los bocaditos. Otro pique que proporciona es ir “escondiendo” porciones de comida en la casa, sobre todo si hay un fondo o un jardín, para que el perro se aboque a una “búsqueda del tesoro”, en este caso un tesoro nutritivo.

Para Vinik, hacer esto es importante porque el olfato es el sentido más desarrollado del perro y estimularlo solo trae beneficios. “Esos juegos ayudan a mejorar la parte cognitiva del animal. Si uno lo único que hace es ponerle la comida donde siempre y nada más, desaprovecha la oportunidad que le da trabajar ese sentido, que es el más fuerte que tiene. El perro maneja todo su entorno a través del olfato, ya sea el social o el físico. Tiene muchas ventajas si al perro le damos algo más allá de la monotonía de siempre dejarle la comida en el mismo lugar, sacarlo siempre a la misma hora y así. Cuando se lo estimula así, con sorpresas, saliendo de la rutina, no va a haber tantos problemas cuando empecemos nuevamente a ir a trabajar”.

Perro
Foto: El País.

El tema de los paseos es otro punto en el cual Vinik hace hincapié y está, cómo no, una vez más vinculado al olfato de cuadrúpedo. Para Vinik, el paseo no es dar una vuelta manzana tironeando de la correa para volver cuanto antes a casa. “No. Lo que hay que intentar es que ese recorrido sea íntegramente dedicado al perro. ¿Qué quiere decir? Que lo dejemos olfatear todo lo posible. Te pongo un ejemplo: es como si a vos te llevaran a un lugar muy lindo y te taparan los ojos. Lo mismo pasa con el perro: si lo llevamos y no le permitimos olfatear, va a regresar a su casa más excitado que lo que aconsejable”.

Además, el entrenador dice que está bien tirarle la pelota o el palo para que lo vaya a buscar. Pero no solo eso, porque ahí estaríamos haciendo al perro adicto al juego y olvidando estimular la formidable nariz que tienen los canes. Vinik dice que ni siquiera es necesario que el paseo dure más de 15 minutos. Eso sí, durante esos 15 minutos el perro debe poder olfatear todo lo que pueda y quiera. De esa manera, agrega el especialista, el perro puede volver a casa hasta más cansado que si hubiese corrido. “Es un cansancio más mental que físico, porque trabaja toda su cabeza”, dice Vinik, y se refiere a que el perro absorbe tanta información mediante el olfato que el mero volumen de datos lo cansa y lo deja más tranquilo, menos expuesto a los vaivenes emocionales.

En cuanto a los paseos, Vinik aconseja una correa de tres metros. No siempre se puede ir con un perro con una correa tan larga. Por ejemplo, la persona que vive en el Centro, debe llevar al animal más cerca. Pero si se puede, es bueno permitirles ir a buscar esos olores que tanto les gusta.

Iribar coincide con esto: “Estamos recomendando paseos más cortos, por lo que se vive”. Pero Iribar también recomienda dedicarle tiempo a la mascota, sea perro o gato. “No se trata solo de entretenerlos, sino también contribuir a que tengan menos ansiedad porque eso es lo que sienten en una situación de encierro”.

—¿Pero los gatos no son un poquito ariscos a los mimos?

—Es cierto que los gatos necesitan de sus espacios y de estar tranquilos. Muchas veces, nos dicen que el gato arañó o mordió. Y cuando empezás a preguntar un poco, ves que lo que pasó fue que la persona estaba ‘molestándolo’. No es necesario que uno se vaya de su casa. Solo hay que respetarle los espacios y los tiempos”.

Otro consejo que da Iribar es no cambiarles la comida, ni darle de comer de más. “Es común que estando en casa, comamos más. No es aconsejable para nosotros ni para ellos. Por estar en casa no hay que darles de comer todo el tiempo. Tampoco hay que perder el contacto con el veterinario, y seguir las indicaciones que siempre hay que seguir, como desparasitarlos, vacunarlos y aplicar antipulgas. Eso tiene que seguir igual. No pensar que como están más tiempo encerrados, no necesitan ese control. Sí lo necesitan”, dice la experta.

Perro, alimentación
Foto: Shutterstock. 

Iribar menciona otro hecho que, lamentablemente, tendrá consecuencias. “Así como se ha visto que han aumentado los conflictos y la violencia doméstica, también pasa que se descarga violencia sobre las mascotas. Eso se va a ver, por desgracia”. Lo importante, afirman cada uno de los especialistas por su lado, es el equilibrio: ni muy muy, ni tan tan. Tratar de mantener, hasta donde sea posible, un ambiente en el cual la mascota se sienta cómoda, cuidada y estimulada, cada una a su manera.

La cuarentena, voluntaria o no, también repercute sobre el estado de ánimo y salud de quienes conviven con los humanos. Y aunque no hay que “humanizarlos”, como dice Iribar, sí les hace bien un trato considerado, responsable y, en la medida de lo posible, con conocimiento de causa.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad