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La vida en una clase

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Iván. en una clase de entrenamiento funcional en Tu Lugar Gym

Tendencias

Cada vez son más las personas que eligen al entrenamiento funcional para ejercitarse; una de las razones principales de esta tendencia es que tiene un impacto real en el día a día.

Las cosas cambian, evolucionan, se fusionan, se unen y se transforman en otras. A veces sin una razón aparente, a veces porque necesitamos que se transformen. Y es verdad eso de que cada vez la vida va más rápido y de que las rutinas cada día pesan más, es verdad que cada vez se hace más necesario tener un rato para nosotros, parar y bloquear todo lo demás. Es verdad, también, que muchos encuentran esa pausa haciendo ejercicio y que cada vez hay más opciones y menos excusas.

El entrenamiento funcional es una de ellas y surgió, entonces, como una fusión: por un lado, la necesidad de las personas de encontrar un tipo de entrenamiento que fuese similar al de la sala de musculación clásica, por otro, la posibilidad de los profesores y entrenadores de armar una clase sin necesidad de utilizar o requerir de muchos materiales. Así nació esta forma de entrenar, que consiste, básicamente, en "ejercicios multiarticulares que en general se puedan trasponer a la vida diaria y que trabajen las habilidades motoras: equilibrio, coordinación, precisión, flexibilidad, resistencia cardiorespiratoria, resistencia muscular, la potencia, necesarias para el día a día", explica Iván Custodio, entrenador al frente de Tu Lugar Gym. "Además, busca la excelencia en la calidad y ejecución de los movimientos", dice la entrenadora Noelia Lorenzo.

En este sentido, lo que hace es, la mayoría de las veces, simular movimientos que todos realizamos en la vida diaria, porque, más allá de la estética, el objetivo del entrenamiento funcional es que las personas mejoren su calidad de vida: desde correr porque perdemos el ómnibus, hasta cargar las bolsas del supermercado, subir las escaleras del trabajo o de la facultad, o hacer equilibrio para atarse los cordones del zapato. "De ahí viene lo funcional, porque realmente mejora la salud de la persona. Vos podés tener tal o cual músculo marcado, podés estar grande y no estar realmente saludable. Y este tipo de entrenamientos busca eso, mejorar la condición de actividad física de la persona, que no es lo mismo que el ejercicio físico. La primera puede ser algo tan sencillo como barrer y limpiar tu casa", dice Iván.

El funcional imita en general movimientos de la vida real
El funcional imita en general movimientos de la vida real. Foto: G. Pérez

Para Noelia, el objetivo principal es "convertirte en una persona eficiente, muchísimo más eficiente"; sin embargo, las metas a largo o corto plazo, siempre van a depender de lo que quiera cada alumno: "No es lo mismo un deportista que una persona que solo viene a entrenar", agrega la entrenadora.

Como busca imitar movimientos que se realicen en la vida cotidiana, el entrenamiento funcional trabaja siempre con todo el peso del cuerpo y no se centra en un solo grupo muscular o articulaciones; en este sentido, todos los ejercicios que se proponen, en general, no se centran en trabajar un músculo en particular, como sucede con otros tipos de entrenamientos, como la sala de musculación. "También lo que se busca con estos ejercicios multiarticulares es que haya una estimulación hormonal en la persona, es decir, hay una estimulación de todo el organismo al usar mucho el peso del cuerpo y todas las articulaciones, hay un impacto inevitable en la parte endocrina del cuerpo", explica el entrenador.

Quizás es por lo funcional, quizás porque somos seres que necesitan cambiar constantemente y se aburren fácil. Lo cierto es que este entrenamiento es una tendencia desde hace al menos cinco años en Uruguay y cada vez son más las personas que lo eligen. Las razones son varias, pero hay una que las resume: "Permitió democratizar el ejercicio", sostiene Iván.

Un híbrido.

No es aeróbica, no es step, no es gimnasia artística ni tampoco localizada. Aunque definir algo por la negativa no siempre sea lo mejor, en este caso, funciona. El entrenamiento funcional no es ninguna de esas disciplinas, y tiene un poco de todas; es que tomó lo que más le convenía de cada una y se conformó como autónoma. Tampoco es crossfit, aunque las dos se puedan parecer mucho; si bien ambas pueden utilizar ejercicios similares y en ocasiones iguales, el crossfit implica una intensidad de entrenamiento que el funcional no requiere.

Cada vez más mujeres eligen esta forma de entrenamiento
Cada vez más mujeres eligen esta forma de entrenamiento. Foto: G. Pérez

Por eso, lo mejor de este entrenamiento es que a priori cualquiera puede practicarlo y no se necesita nada (o muy poco) para hacerlo. "Salvo que tengas una contraindicación del médico, en principio todos pueden hacerlo, porque por más sedentario que seas al principio, siempre hay alguna variedad de ejercicio que podés hacer", dice Iván. A sus clases en Tu Lugar Gym van siempre entre 15 y 20 personas. "Los que más lo eligen son jóvenes, que tienen entre 20 y 35 años, más o menos, pero también hay alumnos de 40, 50, 60 e incluso más". Aunque hay muchos hombres, en general las mujeres son más.

Las clases nunca son iguales, pero siempre mantienen la forma. Así, generalmente se dividen en cuatro partes: primero unos minutos de movilidad articular, después la entrada en calor, que puede durar entre 7 y 15 minutos, después el bloque central, de aproximadamente media hora y, por último, 10 minutos de vuelta a la calma. De esas partes, el bloque central es en el que se plantean los ejercicios de entrenamiento funcional y consiste en un circuito de varias estaciones de un minuto o un minuto y medio cada una. "Yo, en general, planteo una estación por alumno, o sea que estamos hablando de 15 o 20 estaciones por clase por las que todos pasan", explica Iván. "En la mayoría de las estaciones se busca simular movimientos de la vida diaria, estimular hormonalmente al alumno y que se usen la mayor cantidad de articulaciones posibles, de todas te vas a llevar algo bueno y el resultado final de todas las estaciones es que vos vas a salir mucho mejor. Es esencial conversar con los alumnos para que entiendan lo que vos les querés transmitir: que les va a mejorar la calidad de vida, sin dudas, y que con el tiempo vas a lograr hacer cosas que antes no podías".

En el caso de Noelia, a sus clases incorpora, además ejercicios de fuerza, de sobrecarga. En este sentido, si bien puede tener similitudes con el entrenamiento en una sala de musculación, el funcional es más dinámico y accesible a todos y, mientras el objetivo sea mejorar la calidad de vida y no solo estético, las mejoras del físico van a venir de la mano, e incluso en ocasiones los resultados se pueden ver más rápido. Si bien no hay una frecuencia ideal, él recomienda entrenar entre dos y tres veces por semana, siempre y cuando la meta sea estar mejor. "Yo no recomiendo entrenar cinco días. Hay que tener en cuenta que el bienestar tiene tres patas: entrenamiento, descanso y alimentación, solo con una no alcanza".

Si no hay una contraindicación del médico, todos pueden hacerlo
Si no hay una contraindicación del médico, todos pueden hacerlo. Foto: G. Pérez

Al final, Iván aprovecha los últimos diez minutos para poder hablar con los alumnos sobre la clase, sobre cómo se sintió cada uno, sobre lo que les costó o lo que no. Porque en eso también se diferencia este tipo de entrenamiento de los demás: aunque cada uno esté en una estación distinta, todos entrenan juntos, se dan para adelante, se sienten parte de algo más.

Desde el equilibrio a la precisión

Una de las principales características y fines del entrenamiento funcional, como explica la entrenadora Noelia Lorenzo, es mejorar las capacidades motoras de las personas, "buscando integrar las diferentes actividades cotidianas como para un individuo normal y mejorando la performance de los deportistas".

En este sentido, en sus clases integra trabajos de estabilidad, de equilibrio, de percepción, de pliometría, de rehabilitación, entre otros. Todos son ejercicios multiarticulares, es decir, que involucran a más de una o a varias articulaciones. Para lograrlos, utiliza varios elementos que, especialmente, son de fácil manipulación como las bandas de suspensión, las bandas inestables, colchonetas, pelotas, conos y pesas rusas.

En su caso, además, mezcla las clases con ejercicios específicamente de fuerza y de sobrecarga.

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