La menos conocida del clan que encabeza Donald Trump apareció en la lucha por la Presidencia de Estados Unidos para apoyar a su padre.

Su madre, Marla Maples, asegura que no creció cerca de su padre, que ella la crió sola. Sin embargo, Tiffany Trump, cada vez que se le pregunta, sólo dice maravillas de Donald. Aunque no habla mucho. De hecho, hasta la Convención Republicana que consagró a su padre como candidato eran pocos los medios que otorgaban importancia a su figura.

El discurso que dio allí fue, mucho más que cualquier otro evento, su debut en sociedad. Y según los medios especializados, no le fue nada mal. Incluso, los nervios que mostró —y confesó— le jugaron a favor para el público presente y los más de 10 millones de personas que siguieron el evento por televisión. "A menudo se dice que con suficiente esfuerzo y determinación, uno puede conseguir lo que se propone, pero una cosa es decir esas palabras y otra diferente hacerlo y mi padre lo ha hecho", dijo en esa oportunidad. Y agregó: "Siempre me ayudó a ser la mejor versión posible de mí misma, ofreciendo estímulo y dando ejemplo. Me motivó para trabajar lo más duro posible y ser siempre fiel a quien soy y a lo que creo". Incluso, se dedicó a echar por tierra a aquellos que dicen que, hasta ahora que necesitó mostrar una imagen de clan, Trump no la tenía entre sus prioridades. Y fue contundente: "Nunca ha hecho nada a medias, mucho menos como padre".

Tiffany se llama así por la prestigiosa tienda de joyas. No sorprende. Si algo le gusta a su padre es la extravagancia. Se crió en Los Ángeles junto a su madre, una exreina de belleza que comenzó su romance con Trump con un amorío mientras él estaba casado con su primera esposa, Ivana Zelnícková, la mamá de su medio hermana, Ivanka, y de sus otros dos hermanos, Donald Jr. y Eric. Pero lo que empezó de forma clandestina tuvo su consagración años después. Donald y Marla se casaron en 1993 y a los pocos meses nació Tiffany. El amor duró tres años. Ella definió a su matrimonio como "el mejor sexo" que tuvo en su vida.

La relación con Tiffany siguió su curso. La joven de 22 años recuerda a su padre como un ser muy generoso, que le dejaba mensajes cariñosos en la libreta del jardín de infantes y era su cómplice para escaparse de la mirada de su madre y poder comer todos los chocolates que quisiera. "Su deseo por la excelencia es contagioso", contó, y agregó que en cualquier cosa que hace, "lo da todo y lo hace bien". "Mi papá es un entusiasta natural, la última persona que te va a decir que bajes la mirada o renuncies a tus sueños".

Hasta ahora las cámaras parecían no ser para ella. Y en la primera parte de la contienda —hasta que Donald consiguió la nominación de su partido— Tiffany mantenía un perfil bajo. Se la había podido ver en varios de los muchos discursos que pronunció su padre, pero no en primera fila como sus hermanos.

Pero en el último mes y, en especial, en la convención, eso cambió. El alto perfil de Tiffany es un reflejo de su involucramiento en la campaña y un intento de "humanizar" a su padre mostrando un costado íntimo que lo acerque un poco más a la gente. Trump es una figura que divide, polarizante, que enfureció a varios sectores de la sociedad —hispanos, discapacitados, musulmanes, afroamericanos, mujeres— y a quien el 60% de los norteamericanos ve con malos ojos.

Tiffany es la menos conocida de los Trump, pero eso tampoco la hace, ni cerca, anónima. Incursionó con poco éxito en el modelaje, pero sí cobró algo más de fama en las redes sociales. Tiene 199.000 seguidores en su cuenta de Instagram, donde cuelga fotos de cómo vive alguien rico, joven, y famoso. Según consigna el diario español El Mundo ha sido clasificada por The New York Times dentro de una nueva categoría de celebrities de Estados Unidos: los snap pack. O sea, aquellos que se dedican a documentar sus fiestas, viajes, cenas y buena parte de sus vidas en Instagram y que tienen una característica común: no son estrellas, son hijos de. Un grupo que completan Andrew Warren (hijo de un magnate inmobiliario de Nueva York), Harry y Peter Brant, Gaia Matisse (tataranieta de Henri) y EJ Johnson (hijo de Magic Johnson).

En estos días, hubo muchos que como la revista Vanity Fair, se dedicaron a recordar un capítulo poco feliz de su pasado. Fue en 2011, cuando ella tenía 17 años y cierto nivel de notoriedad por su apellido (y el dinero de la familia), que intentó convertirse en estrella de pop.

"Me encanta la música, siempre ha sido una gran pasión para mí. Ahora mismo me lo tomo más bien como un hobby, pero tal vez en un par de años quiera llevarlo hasta otro nivel, a algo profesional. Ahora, mi prioridad es concentrarme en los estudios y acudir a una buena universidad", contó a Oprah Winfrey. Grabó un solo tema, Like a bird, que recibió pésima crítica y que en estos días fue posteado una y mil veces, más como burla que como cualquier otra cosa.

Por lo pronto, Tiffany le hizo caso a su familia y se decidió por terminar sus estudios. Acaba de recibirse de la exclusiva Universidad de Pennsylvania, donde obtuvo una doble titulación, en sociología y estudios urbanos. Allí también estudiaron su padre e Ivanka. Su relación con ella parece ser buena: fue madrina cuando su hermana se casó con el empresario Jared Kushner. Además, Ivanka le consiguió un puesto de becaria en la revista Vogue, en la que la joven no recibió ningún trato especial. Ahora, habrá que ver que si Tiffany decide seguir con el perfil bajo o prefiere seguir los pasos de su hermana mayor, aunque según algunos analistas, para eso le hace falta bastante más estilo. En base a La Nación/GDA

Un día después de que Melania, la esposa de Donald Trump se viera envuelta en un escándalo acusada de plagiar en su discurso a Michelle Obama, dos de los hijos del magnate, Donald Junior y Tiffany, subieron al escenario para mostrar el lado más humano y paternal del candidato. Después lo hizo Ivanka, la más cercana, quien lo presentó ante el electorado.

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