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Tecnología para reconstruir el pasado

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Magdalena Piñeyrúa con Manuel y Guillermo. Foto: Darwin Borrelli

Mientras la Red sirve de fuente para hurgar en las raíces, una variedad de servicios permiten crear árboles genealógicos con información detallada y hasta fotografías.

Gonzalo Luengo sabe quiénes son sus ancestros hasta el siglo XVI. Como un detective del pasado, rastreó documentos, consultó archivos, visitó parroquias y oficinas del Registro Civil y navegó por los recodos de Internet. Con toda esa información consiguió constuir su árbol genealógico, una representación gráfica de su historia familiar.

Luengo es autor de un libro de genealogía y tiene otro en preparación. Además, es consultor en un Centro de Historia Familiar. "Mucha gente piensa que basta con acceder a sitios de Internet que les ayuden a construir su árbol genealógico para lograr esta tarea, pero hay un arduo trabajo previo de investigación", dice.

Hurgando la historia.

Es bueno hablar con la familia, los abuelos, pero muchas veces esa información es inexacta. "El primer paso es ir al Registro Civil y a las parroquias, donde se pueden solicitar certificados de nacimiento en los que se detalla quiénes son los padres de una persona", dice Luengo. Otros documentos útiles son actas de bautismo y de defunción, certificados de matrimonio, etcétera. "Así se pueden ir descubriendo lados de la familia que no conocías. Te pudieron decir que un abuelo se casó en determinado lugar, pero tú descubres que no es así", ejemplifica.

Una vez realizada esta investigación, se recurre a servicios en Internet, que no solo ayudan a volcar todos esos datos en un formato fácil de completar, sino que también sirven para poder conseguir la información faltante, gracias a sus extensas bases de datos. Entre ellos destacan Geni, MyHeritage, FamilySearch o Ancestry, entre otros.

Todos los anteriores permiten crear una cuenta gratuita, aunque algunos ponen limitaciones, como una cantidad restringida de registros familiares o la imposibilidad de hacer match (cuando una persona coincide en dos árboles genealógicos diferentes).

Allí es donde ofrecen cuentas premium por un pago mensual. También tienen aplicaciones para teléfonos inteligentes.

FamilySearch —perteneciente a la Iglesia mormona— es completamente gratuito (no solicita pago alguno) y es uno de los recursos más útiles para los latinoamericanos y también los uruguayos, ya que en dicho sitio están digitalizados archivos de bautismos entre 1750 y 1900, matrimonios (1840-1900) y documentos del Registro Civil (1879-1930).

Geni, en tanto, ofrece varias herramientas para conseguir armar el árbol genealógico. "Todos están emparentados. Los usuarios de Geni han creado más de 150 millones de perfiles. En vez de repetir su investigación, puedes compartirlo y conectar tus árboles juntos", señala la página web.

Otro de los sitios importantes es MyHeritage, con una comunidad de 82 millones de usuarios. También permite la creación del árbol genealógico; además de lanzar alertas de cumpleaños o aniversarios de miembros de la familia, avisa cuando otro usuario tiene un árbol que se entrecruza con el propio. Tienen además una aplicación para computadores que ayuda a que el proceso sea más sencillo.

Recientemente, crearon un foro para que los mismos usuarios se apoyen en la búsqueda de antepasados. Por ejemplo, un descendiente croata puede pedir a un usuario de ese país que le ayude a traducir una carta o un registro que le dé pistas de sus ancestros.

"Mi definición de un genealogista es alguien que —después de resolver la mayoría de las líneas de investigación de su propia familia— ayuda a otras personas a investigar su árbol genealógico, simplemente porque han llegado a amar esta labor" dice el fundador y CEO de MyHeritage, Gilad Japhet.

Según Luengo, servicios como Ancestry son recomendados para quienes tienen antepasados anglosajones. El sitio auspicia el programa de televisión Who Do You Think You Are? (canal TLC), donde famosos descubren sus historias familiares.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Magdalena Piñeyrúa con Manuel y Guillermo. Foto: Darwin Borrelli

TECNOLOGÍA El Mercurio/GDA

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