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Subdesarrollo mental

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CABEZA DE TURCO

Acá van diez ejemplos variopintos de lo que nos pasa con asuntos de la vida cotidiana en nuestra aldea

Son ejemplos al azar, de asuntillos varios, pero la forma cómo los encaramos demuestra que el subdesarrollo no es un asunto económico sino mental. Muy mental, digamos (el trogloditus uruguayus es otra especie que sobrevive).

1. Los cascos de los conductores de motos que no se usan en algunos departamentos del Uruguay han logrado con ello que algunos accidentes sean fatales por folclorismo inexplicable. ¿Cómo se llamaría a semejante actitud permisiva?

2. El permiso para estacionar vehículos en la rambla montevideana los fines de semana es fruto de una "burrada", falta de atención o lo que sea. ¡Ni que fuera una avenida de cinco pistas! No se entiende la razón de semejante licencia (son carteles viejos los que permiten eso). ¡Ah! No te pases de sesenta kilómetros porque te embocan! (y está bien que te emboquen pero sería vital tener un mínimo de reciprocidad con la señalización y los lugares para no congestionar el tránsito).

3. Los baños públicos de montones de estaciones de servicio en todo el país son el infierno del Dante. El olor, la mugre y nunca un pedacito de papel. ¡Mi viejo, no es así la dignidad! (juro que aguanto la respiración mientras hago lo que debo hacer en esos ámbitos draculianos; a veces es tan fuerte el olor que me doy media vuelta y me voy). ¿No me digan que no conocen lugares así? ¿No los controla nadie? No entiendo. Ring, ring para el Estado nacional o municipal.

4. Se armó la gorda con las tarjetas corporativas estatales. Solo acá creímos que algunos podían hacer uso de ellas con coto moral individual ¡Juaaa! ¿Y las empresas privadas asociadas a las públicas (con recursos públicos), que pagamos todos, no usan tarjetas? Ampliaremos.

5. La publicidad oficial de algunas empresas monopólicas resulta ultrajante e innecesaria. Comprendo que algunos medios de comunicación la necesitan. Todo bien, pero me da cosa cuando aparecen publicidades que no tienen nada que ver con nada. Si se pudiera reducir algo, mostrarnos a los ciudadanos que, año a año, se hizo un achique, sería un logro ¿Es mucho pedir?

6. ¡Quieren prohibir la timba electrónica! ¡Juaaa! ¡Divinos! ¿Y cómo lo hacen si hay servidores que están en Ucrania? Y lo anuncian como si fuera bárbaro y sencillo. ¡No me hagan hablar de la ludopatía porque ese sí que es un problema que nadie encara en este país! Le pegamos un fierro (bien Taba en eso, lo aplaudí siempre) al cigarro porque es cáncer puro, pero dejamos la timba y el alcohol que son otro cáncer social. ¡No me hagan hablar! (la nota de Búsqueda de hace unas semanas con lo de las maquinitas fue memorable).

7. Sigo discutiendo el principio nacional de "primero pague y después vemos si tiene razón". Además de la antijuridicidad manifiesta es ofensivo. Y esto acá es generalizado. Me pasó con una tarjeta de crédito el otro día. Y bue, como buen rebaño hice todo y estoy en la pelea. No es así chicos. No debería ser así. No jodan.

8. Chusmear a toda hora de todos y dar por sentado versos, cuentos y mentiras que repetimos por WhatsApp, en la radio o en la puerta de casa, como si fueran verdades absolutas. De veras, aburre y nos hace mediocres. Prefiero hablar de la temperatura y la lluvia. ¿Poco sol che, no? ¡Qué embole, hay pocos feriados!

9. Creer que el otro es un imbécil (muchas veces lo es, pero no siempre) y juzgarlo por lo que creemos que piensa políticamente y no por lo que dice o hace nos hace microbios mentales. Y terminamos en la necedad entre cuatro "amigos" hablando mal del mundo. Un poquitín psicopática nuestra forma de ser. Me salí de esa. Sorry. Me bajo chicos.

10. Tener siempre la "relajada" en la boca (se dice "puteada" pero no le demos tanta jerarquía) y con ese latiguillo blandirlo en cualquier momento y circunstancia. Vale igual que nos rapiñen o que llegue una pizza fría. Muy loco estar en tensión permanente. No hay paz seí, no se puede vivir así man. No se banca eso.

He dicho.

Turco al patíbulo.

Lo sé.

Empiecen.

Banco.

No me queda otra.

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