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Sobrepeso en niños: ¿dieta o ejercicio?

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La obesidad infantil, un problema mundial

SALUD

Un estudio siguió las dietas y movimientos de niños de la Amazonía ecuatoriana. Podría responder una de las grandes preguntas sobre la obesidad infantil.

Cuando los niños aumentan de peso, la causa es probablemente comer mucho y moverse muy poco, según un nuevo estudio enfocado en niños en Ecuador. El informe comparaba los estilos de vida, dietas y composición de cuerpos de niños de la Amazonía que viven en comunidades rurales y recolectoras con los de niños de otras comunidades indígenas en pueblos cercanos, y los resultados tienen implicaciones en los índices de aumento de obesidad tanto en infantes como en adultos en todo el mundo.

El estudio mostró que los niños rurales que corren, juegan y que recolectan alimento durante horas son más delgados y activos que niños de lugares urbanos. Pero, de manera sorprendente, no queman más calorías al día, una revelación que indica que la modernización de las dietas de los niños urbanos son la razón de su aumento de peso. Los hallazgos también plantean preguntas controversiales sobre la interacción entre la actividad física y el metabolismo y en la razón por la que el ejercicio contribuye tan poco a la pérdida de peso, no solo a la de los niños, sino también al resto de nosotros.

El problema de la obesidad infantil es un asunto urgente de interés global, debido a que el fenómeno sigue al alza, incluyendo a comunidades en donde solía ser inusual. En numerosas ocasiones, los investigadores han señalado el mayor sedentarismo en los niños y la comida chatarra en la alimentación como causantes del aumento de peso en los más jóvenes. Pero saber exactamente cuál de los dos factores podría ser más importante -la inactividad o la sobrealimentación- es todavía un asunto difuso y es relevante saberlo, porque, como los investigadores sobre obesidad han señalado, no podemos responder de manera efectiva a la crisis de salud a menos que conozcamos sus causas.

Esa pregunta captó el interés de Sam Urlacher, un profesor asistente de Antropología en la Universidad de Baylor en Texas, Estados Unidos, que por un periodo de tiempo trabajó con los shuar. La población de la comunidad shuar que asentada en la Amazonía ecuatoriana vive predominantemente de la recolección de alimentos, cacería, pesca y agricultura de subsistencia. Sus días son duros y físicamente demandantes, en sus dietas abundan bananas, plátanos y almidones similares, y sus cuerpos son delgados. Los shuar, especialmente los niños, rara vez tienen sobrepeso. Tampoco suelen estar desnutridos.

Pero Urlacher se preguntó si sus cuerpos delgados se debían, principalmente, a sus vidas activas. Cuando era estudiante de posgrado trabajó con Herman Pontzer, profesor asociado de Antropología evolutiva en la Universidad de Duke, cuya investigación se centra en la manera en la que la evolución puede haber dado forma a nuestro metabolismo y viceversa.

En la investigación pionera de Pontzer con los hadza, un grupo de cazadores-recolectores en Tanzania, se descubrió que, aunque los integrantes de la tribu a menudo se movían durante el día, cazando, cavando, arrastrando, cargando y cocinando, quemaban aproximadamente la misma cantidad de calorías diarias que un occidental mucho más sedentario.

Pontzer concluyó que los humanos desarrollamos durante nuestra evolución una habilidad innata e inconsciente para reasignar el uso de energía de nuestro cuerpo. Si quemamos muchas calorías con actividad física, por ejemplo, quemamos menos con algún otro sistema biológico, como la reproducción o la respuesta inmunitaria. El resultado es que nuestro gasto energético diario promedio permanece dentro de una cantidad limitada de calorías totales, lo que es útil para evitar el hambre entre los cazadores-recolectores activos, pero inservible para aquellos que en el mundo moderno encontramos que más ejercicio no significa una pérdida de peso significativa.

El trabajo de Pontzer se enfoca en los adultos hadza, pero Urlacher se preguntó si también podrían existir compensaciones metabólicas similares en los niños, incluso entre los shuar. Así que para un estudio de 2019, midió con precisión el gasto de energía en algunos de los jóvenes shuar y comparó la cantidad total de calorías que quemaron con los datos que ya existían sobre las calorías diarias quemadas por niños relativamente sedentarios en Estados Unidos y Gran Bretaña. Y los resultados coincidieron. Aunque los jóvenes shuar eran mucho más activos, en general no quemaron más calorías.

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