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“Sinéad ha muerto”

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Sinéad O'Connor

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La cantante irlandesa Sinéad O’Connor se convirtió al Islam y adquirió un nuevo nombre, con el que quiere cortar lazos con su pasado.

En los noventa su presencia fue inconfundible, pero aún más lo fue su voz. Un hermoso timbre que enamoró a millones de seguidores, asociado con una imagen que transmitía rebeldía e inconformismo. Sinéad O’Connor ha sorprendido al mundo una y otra vez ya por su aspecto físico, ya por su actitud, ya por alguna declaración explosiva. Y hace pocos días volvió a sorprender cuando anunció su conversión al Islam, con cambio de nombre incluido.

Hace pocos días la artista irlandesa dio la noticia a través de su cuenta de Twitter, al tiempo que comunicaba su nuevo nombre: Shudada Davitt.

“Esto es para anunciar que estoy orgullosa de convertirme en musulmana. Esta es la conclusión natural de cualquier viaje teológico inteligente. Todo estudio bíblico conduce al Islam. Lo cual hace que todas las demás escrituras sean redundantes. Tendré (otro) nuevo nombre. Será Shudada”, escribió en su cuenta.

Luego de este comentario la cantante subió varias fotos suyas en las que se la veía luciendo el típico hiyab (velo) que llevan las mujeres musulmanas. “Me habéis quitado mi cuerpo, me habéis quitado mi mente, me habéis quitado mis hijos, pero nunca me quitaréis mi voz”, se puede leer en uno de los mensajes escritos en una de las imágenes.

Hace pocos meses, en marzo concretamente, se conoció el primer tema que la artista graba en cuatro años, Milestones. Se dijo que la canción sería un adelanto de su próximo disco que llegará al público con el nombre de Magda Davitt, ya que como aseguró al diario The Irish Sun en la ocasión: “Sinéad ha muerto”.

Milestones habla de los desórdenes mentales por los que ha atravesado en los últimos años. En 2015 la cantante debió ser hospitalizada luego que publicara una amenaza de suicidio en su página de Facebook. Mientras estaba internada envió un dramático mensaje a sus cuatro hijos: “Están muertos para mí”.

En agosto del año pasado O’Connor grabó un video desde un hotel en Nueva Jersey donde hablaba de sus serios desequilibrios. “La enfermedad mental, es como las drogas, no importa un carajo quién seas. Lo que es peor es el estigma, no importa quién seas”, decía allí.

En 2003 se le diagnosticó un trastorno bipolar, lo cual parece explicar algunas de sus declaraciones explosivas que han estado a punto de meterla en serios problemas legales en más de una ocasión.

Lo cierto es que la vida de la artista norirlandesa ha sido cuando menos tumultuosa. Cuatro matrimonios, tres de los cuales han desembocado en escándalos, cuatro hijos, aunque sólo uno de ellos pertenece a su primer marido, Jack Reynolds, y los otros provienen de relaciones extramatrimoniales diversas. Sus repetidos anuncios de suicidio han hecho familiar su domicilio para la Policía de Dublín.

Niñez complicada

Sinéad Marie Bernadette O’Connor nació en Dublín el 8 de diciembre de 1966. Su nombre Sinéad le fue puesto en homenaje a la esposa del presidente y líder irlandés Eamon de Valera. Sus padres, Jack y Marie, se casaron muy jóvenes pero su matrimonio atravesó severas dificultades. Tuvieron cinco hijos, Sinéad fue la tercera.

Tenía apenas ocho años cuando sus padres terminaron divorciándose. Le tocó, junto a sus hermanos, ser testigos de los vaivenes del matrimonio. Los niños O’Connor fueron víctimas de abuso a lo largo de su infancia. Muchos años después Sinéad compondría una canción donde hablaba de ello, Fire On Babylon.

A los 13 años se fue a vivir con su padre y la esposa de este, pero no duró mucho. Su mal comportamiento hizo que terminara internada en un reformatorio. A los 15 años ingresó al Centro de Capacitación de Grianan, dirigido por las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad.

Una de las voluntarias del centro era la hermana de Paul Byrne, batería de la banda In Tua Nua, quien escuchó a Sinéad cantando Evergreen, de Barbra Streisand. Grabó una canción con ellos llamada Take My Hand, pero alegaron que era demasiado joven para unirse a la banda.

En 1983 las cosas cambiaron un poco, ya que su padre la envió a Newtown School, una exclusiva escuela en Waterford con una atmósfera mucho más permisiva que Grianan. Con la ayuda de uno de sus profesores pudo, finalmente, grabar un demo con cuatro canciones que sería el germen de su primer disco. Dos de esos temas eran composiciones propias, Sinéad parecía ya pronta para dar el salto y convertirse en una figura. Pero cuando estaba a punto de dar el salto ocurrió un hecho que tendría consecuencias dramáticas en su vida.

Rebelde y conflictiva

En 1984 Sinéad ya era una artista en ciernes. Reunió a un grupo de músicos noveles y formó una banda, Ton Ton Macoute, el nombre de las temibles milicias del poder dictatorial en Haití.

Las primeras actuaciones de Ton Ton Macoute despertaron comentarios muy positivos. Sinéad continuaba viviendo en Westford y el éxito de su banda la llevó a abandonar sus estudios y trasladarse a Dublín. Cuando comenzaba esta nueva vida ocurrió un hecho removedor como lo fue la muerte de su madre en un accidente automovilístico. La relación con su madre había sido tensa desde la infancia, pero su muerte tuvo efectos devastadores sobre la frágil salud mental de Sinéad.

Se apartó de la banda y se fue a vivir a Londres. Pero su actuación como vocalista en ese grupo ya había llamado la atención y pronto recibió el apoyo de un representante con experiencia en el mercado como Fachtna O’Ceallaigh, uno de los creadores del sello Mother Records. Luego de firmar contrato con la discográfica, su primer trabajo fue su participación en Heroine,  una canción que escribió junto a The Edge, el guitarrista de la mítica banda U2 y que fue para la banda sonora de la película Captive, en 1986. Su relación con la banda irlandesa más célebre de la historia fue bastante tormentosa y pronto terminaron alejados, sobre todo luego que Sinéad expresara abiertamente sus simpatías por el IRA Provisional, uno de las escisiones de la organización separatista Ejército Republicano Irlandés.

Lo cierto es que Sinéad comenzaba a hacerse un lugar en la escena musical. En 1987 apareció su primer álbum, The Lion And The Cobra, que impresionó por la calidad interpretativa y la fuerza arrolladora de su voz. Aunque el disco no llegó a ser un éxito comercial, obtuvo un Disco de Oro y una nominación al Grammy por Mejor Interpretación Vocal Rock Femenino.

Pero el éxito internacional llegaría en 1989 con una canción que hoy es tenida por un clásico: Nothing Compares 2 U. Una canción originalmente escrita por Prince e interpretada primero por The Familiy. Pero la versión hecha por Sinéad O’Connor encontró en su riqueza sonora y los aires nostálgicos algo que hasta entonces no tenía y que la volvió un hit inmediato en las radios.

Con este tema la cantante grabó un video que haría célebre MTV, donde los primeros planos del rostro de la cantante rapada y de gran belleza copan la pantalla. Uno de estos planos capta la lágrima que rueda por su mejilla cuando canta la línea All the flowers that you planted, Mama/ All died when you went away (Todas las flores que plantaste, mamá, murieron cuando te fuiste), que según dijo luego la propia Sinéad estaba dedicada a la madre que acababa de perder.

Poco después el álbum I Do Not Want What I Haven’t Got vendió millones de copias en todo el mundo. Por él ganó el Premio Grammy a Mejor Álbum de Música Alternativa, que la artista se negó a recibir. “No acepto premios que se me hayan concedido por mi éxito material. Los Grammy se dan al disco que más ha vendido, pero no al mejor artísticamente hablando. No me interesan. No quiero tomar parte en nada que anime a la gente a creer que el éxito material es importante, especialmente si eso representa que te has de sacrificar personalmente para obtenerlo”, dijo entonces.

Desde entonces no paró de cosechar éxitos. Y también controversias, como cuando rompió ante cámaras una foto del papa Juan Pablo II, acusándolo de complicidad en los abusos cometidos por curas, lo cual levantó un escándalo cuyos ecos duraron por años.

Cuatro matrimonios, varios intentos de suicidio, crisis severas que la llevaron a sucesivas internaciones, la vida de la artista irlandesa ha sido tormentosa. Y todavía continúa buscando un sentido, ahora abrazando la fe musulmana.

Alarmas de salud

En 2003 le diagnosticaron a Sinéad O’Connor un trastorno bipolar. Antes y después el comportamiento basado en ese trastorno fue el principal motor de los escándalos que protagonizó en público. El año pasado, sin ir más lejos, la artista fue invitada a un programa televisivo llamado Dr. Phil donde entre lágrimas y con la voz quebrada dijo que lo que más le gustaba de su madre “es que esté muerta”. Y luego dijo que había perdonado a su madre por los abusos físicos, e incluso sexuales, que dijo haber sufrido por su culpa durante su infancia. Un par de años antes los mensajes que Sinéad había subido a su página de Facebook causaron alarma a la Policía de Dublín, ya que amenazaba con quitarse la vida. En el último mensaje decía que había tomado una sobredosis de narcóticos. Cuando llegó a la Policía a su casa la encontró en buen estado físico, aunque la dejaron en manos de médicos. En 2016 hubo otro anuncio de suicidio en las redes sociales, y a él se sumó su desaparición con lo cual aumentó la alarma. La tormentosa relación que mantuvo con su madre también parece replicarse con sus cuatro hijos, a los que ha lanzado los mensajes más duros de desapego en los momentos más severos de sus crisis.

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