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Sandler se recicla en Internet

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Adam Sandler firmó un contrato por cuatro películas para Netflix.

Dedeñado por la crítica y acusado de poco rentable, el cómico trata de mantener su popularidad con una serie de películas hechas especialmente para Netflix.

Adam Sandler, quien cumplió 50 años esta semana, nunca fue el actor predilecto de los críticos. Y sus películas jamás repetían fuera de fronteras el éxito que alcanzaban en Estados Unidos. Pero su humor, entre infantil y grueso, rara vez memorable, le aseguraba una legión de admiradores domésticos. Cuando ese filón comenzó a dar señales de agotamiento, el cómico se lanzó a un rápido y tecnológico reciclaje, pidiendo pase para Netflix.

La plataforma de películas y series para Internet lo contrató para que realizara cuatro filmes exclusivos. La primera, una parodia del Far West titulada en inglés The Ridiculous 6, tuvo una andanada de comentarios negativos. "La misma comedia de siempre, donde los losers cincuentones terminan ganando. Para colmo, con toques misóginos y racistas", se dijo. La web Rotten Tomatoes le atribuyó cero por ciento de críticas positivas, todo un récord. Con la segunda, The Do-Over, la perspectiva de los tomates podridos mejoró un poco, pero no superó el 5%.

Pese a todo, en Netflix están satisfechos. Ted Sarandos, jefe de contenidos de la compañía, afirmó: "Las dos películas de Sandler se estrenaron siendo número 1 en todos y cada uno de los territorios de Netflix alrededor del mundo. The Do-Over aún se encuentra en el top 10 en casi todos ellos. Ha sido un negocio realmente exitoso. Lo más global de Netflix es Adam Sandler".

Las palabras del ejecutivo contradicen lo que la revista Forbes había publicado hace un tiempo: que Sandler es el menos rentable entre las grandes estrellas de Hollywood. Si se suman sus salarios, que nunca bajan de los 15 millones de dólares, y su exigencia de recibir el 25% de los beneficios brutos, más los frecuentes cameos (bien remunerados) de otras figuras, las ganancias resultan escasas a la hora de las cuentas, aunque se hayan vendido muchas entradas.

Para colmo, el actor tampoco aporta prestigio. Es un eterno abonado a los premios Razzie, mejor conocidos como el "anti Oscar". En 2012 batió todas las marcas al llevarse las diez categorías con Jack y Jill. Además del desfavorable veredicto de peor película y peor actor del año, Sandler fue elegido "peor actriz del año", ya que él interpretaba también a su hermana gemela (debe anotarse que también trabajó Al Pacino, haciendo de sí mismo, una labor que lamentaron todos los admiradores de quien alguna vez fue Michael Corleone).

Su estilo.

Sandler es uno de los tantos actores cómicos surgidos del Saturday Night Live, y quizás uno de los que más dinero hizo luego de abandonar el programa de la cadena NBC. Su fortuna, según estimaciones, está cerca de los 300 millones de dólares.

Ya desde sus primeras películas logró capturar la adhesión de muchos con su personaje del niño grande, sostenido por su voz finita y su cara de "yo no fui". Podía ser tonto, pero siempre había alguno más tonto y sobre todo más malo que él. Y los gags se sucedían con buena repercusión.

De la misma forma, su humor siempre estuvo desvinculado de temas de actualidad y políticos, por lo cual no generaba controversias, sobre todo en el mercado interno estadounidense.

Uno de sus primeros éxitos fue Cabezas huecas (1994), en la cual junto a Brendan Fraser y Steve Buscemi, integrantes de una banda de rock de desafortunada trayectoria, terminan copando un radio para poder difundir sus temas. El film no tuvo grandes críticas, pero sí buena taquilla y para un grupo de fans sigue siendo una obra de culto.

Un año después fue el protagonista de Billy Madison, haciendo del hijo tarambana de un rico hotelero. Casi enseguida, filmó Happy Gilmore, sobre un jugador de hockey mediocre que descubre su talento para el golf. El suceso de ambas producciones terminó de lanzar a Sandler al estrellato. Y tan buen recuerdo guarda él que cuando fundó su propia productora, la llamó Happy Madison Productions.

Los estrenos se multiplicaron: dos o tres por año, hasta crear su propio género: "películas de Adam Sandler". Eso sí, cada vez más parecidas a sí mismas, porque además insiste en aparecer siempre junto a sus amigos David Spade, Kevin James o Rob Schneider. Se le reprocha entonces que Sandler incursiona una y otra vez en los mismos temas y los mismos personajes, cada vez con menos ideas y gracia.

La página web española Cinemanía asegura por ejemplo que Sandler "es la persona más odiada de Hollywood", aunque admite que es un buen actor y que cuando quiere, hace películas buenas o al menos divertidas. "Lo más insultante —dice el crítico Yago García— es pensar que Adam se muestra satisfecho de entregar bodrios como morcillas al mando de Happy Madison en lugar de sacarle partido a su potencial".

¿Y qué dice el acusado? "Las críticas negativas me persiguen en cada cosa que hago, lo cual no me importa una mierda, pero sí me molesta que afecte a mis amigos, que están en mis películas porque creen en mí", dijo el año pasado en el programa de Howard Stern. "Juro por Dios que no quiero reconocimiento. No lo necesito ni lo tomaría; cuando alguien me comenta que tal sitio ha dicho algo bueno sobre mí, simplemente no me importa".

Se estrenó en un show a los 17 años.

Adam Sandler nació en 1966 en Brooklyn (Nueva York), en el seno de una familia judía. Eso suena parecido a la historia de Woody Allen, pero seguramente no hay muchas más similitudes. Los Sandler se mudaron poco después a Manchester (New Hampshire). En la escuela local sería el gracioso del grupo, por lo cual su hermano lo animó a hacer un pequeño show amateur de stand up en un club de la ciudad de Boston cuando tenía 17 años. El éxito obtenido lo estimuló a seguir con las presentaciones, mientras estudiaba arte en la Universidad de Nueva York, donde se graduó en 1988. Todavía era estudiante cuando consiguió un pequeño papel en El show de Bill Cosby. Decidió entonces mudarse a Los Ángeles. El comediante Dennis Miller lo vio en una de sus presentaciones y consiguió que la producción de Saturday Night Live lo invitara a sumarse al programa primero como guionista y después como actor. De allí al cine, un pequeño paso: fue uno de los protagonistas de la comedia Going Overboard en 1989. Desde entonces ha participado en casi 60 películas: en la mayoría como actor, en muchas como productor y en varias también escribió el guión. Si bien fue despedido de Saturday Night..., volvió a participar en varios ciclos de televisión. Y además lanzó cinco discos con sus canciones. En 2003 se casó con la actriz Jacqueline Titone, con quien tiene dos hijos.

Cuando le tocó ser un golfista.

Por su interpretación de un golfista muy particular en Happy Gilmore, Adam Sandler obtuvo éxitos en la taquilla, pero las críticas resultaron de nuevo negativas. Uno de sus varios "anti Oscar" se lo atribuyeron por esta película. Curiosamente, el blog Vive el Golf de CNN la eligió el año pasado entre las cinco mejores películas de este deporte.

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