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Lo que puede no salir bien

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Cada vez son más las personas que deciden realizarse tatuajes en su piel. Si bien en la mayoría de los casos no se producen grandes inconvenientes, en algunos se desencadenan complicaciones que pueden afectar la salud.

Por ejemplo, cuando se dan reacciones alérgicas a ciertos pigmentos, siendo el color rojo el que con más frecuencia provoca este tipo de dermatitis. Al estar la tinta depositada a nivel de la dermis, es difícil resolver de manera definitiva el trastorno, que puede presentarse con una intensa y molesta picazón, sumada a una hinchazón de la zona afectada, que puede aparecer en forma casi inmediata o incluso varias semanas después de realizado el tatuaje. Cuando esto ocurre es muy difícil instaurar un tratamiento en forma efectiva y duradera, ya que el elemento alergénico se encuentra en la profundidad de la piel.

En algunas personas que tienen una mala y exagerada cicatrización, el traumatismo repetido que se produce al realizar un tatuaje puede llevar a la formación de un queloide, que además de ser antiestético, suele provocar sensaciones de prurito, dolor o presentar una sensibilidad exagerada.

Por otra parte, el cubrir la piel con diseños puede dificultar la detección precoz de lesiones de estirpe maligna. Esto es relevante sobre todo en relación al melanoma, el cáncer de piel de mayor agresividad.

Pero, sin dudas lo que más frecuentemente se observa es la decisión de eliminar un tatuaje, ya sea por requerimientos laborales, cambios de hábitos de vida o de pareja, o simplemente por hastío y aburrimiento.
Con respecto a los métodos médicos que se utilizan para intentar la remoción, hay que mencionar en primer lugar a ciertos tipos de láser. De todas formas, aun cuando es realizado por un especialista en la materia con un equipamiento adecuado, no siempre se puede alcanzar la eliminación completa. En definitiva, los resultados dependen en gran medida de la composición de los pigmentos que fueron utilizados así como de la profundidad a la que hayan sido colocados. En todos los casos, los realizados únicamente con tinta negra tienen los mejores resultados.

La dermoabrasión es otra de las técnicas que se aplican. Consiste en la eliminación de varias capas de piel mediante un pulido que puede ser realizado en forma mecánica o química.

Otra opción es la extirpación mediante cirugía convencional, muy útil cuando se trata de tatuajes pequeños, que están ubicados en áreas corporales que permiten la resección completa. De todas formas, queda claro que siempre se trata de cambiar el tatuaje no deseado por una cicatriz.

EN CONSULTA I Dr. pablo pera pirotto

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