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Richard Read: "No me gusta la izquierda aplaudidora"

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Richard Read

EL PERSONAJE

Formalmente ya se retiró del liderazgo sindical, pero sigue siendo una referencia para muchos trabajadores. Y también para quienes no forman parte del sindicalismo.

La voz de Richard Read retumba en una de las habitaciones del complejo del Club Cervecero, donde recibe a Revista Domingo. Es una voz de un importante volumen (aunque no grita) que carga con muchas asambleas encima. Es algo rasposa, marcada por una vida de trabajo y -también- liderazgo e influencia.

En esa voz se entremezclan certezas e interrogantes, insultos y elogios, reconocimientos y críticas repartidos hacia varios lados del espectro político. En esa voz, además, se auna un carácter díscolo y —al mismo tiempo— buscador de consensos y acuerdos.

En un momento de la charla pide una pausa para ir a hablar con un grupo que llega a revisar unas canastas de alimentos que él mismo, junto a otros, anda repartiendo. “En total, vamos a repartir 6.000 canastas. La mitad comprada por la patronal, la mitad por el sindicato”, explica cuando vuelve a sentarse. ¿Qué le pareció la polémica que se generó a raíz de que se le retiraron las canastas navideñas a algo más de 3.000 trabajadores de Ancap? “Una chicana. Ancap es una empresa tan grande que si quieren recortar, cualquier mota de polvo son millones de dólares. Y vienen a toquetear la canasta de laburantes que se la ganaron en su ley. Una pelotudez. Creo que hay algunos integrantes de este gobierno que son medio rabiosos. No digo todos porque nunca es ‘todos’, pero creo que algunos vienen por revancha”.

Una pregunta, entonces, es qué se puede hacer para que no surjan esos revanchismos y la vida en sociedad no sea únicamente una analogía futbolera. Para Read, esa es una cuestión peliaguda. “Si vos tenés una sociedad que está conducida por mezquindades, rencores o impunidades, los actores que convivan en esa sociedad van a tener esa impronta. Si vos tenés una sociedad donde la cultura del trabajo, los hábitos al empleo, valorarte como persona y esmerarte está en decadencia, lo que prevalece es el atorrante, el vago”, explica.

Read vuelve una y otra vez al concepto de “cultura del trabajo”. Es uno de sus leit motiv, una idea madre que puede, en su visión, contribuir a un mejor clima social y a la superación.

De hecho, a veces puede sonar como un coach profesional y es curioso que no haya sido un orador de esos que pulularon en los últimos años bajo el paraguas de marcas o siglas importadas. Sin embargo, como orador ya tiene un hito viral: un discurso que dio en el acto del 1° de Mayo en 2013, que se vio “hasta en la China”, como dice él. Ahí, su verba vehemente ajustaba cuentas con vagos y atorrantes y los mandaba a laburar. También, reclamaba mirar hacia adentro del sindicalismo y hacer una autocrítica, otra palabra que resuena en estos tiempos.

Pero no es únicamente una cuestión de quién conduce. Los conducidos también se llevan su parte. “En una sociedad donde yo creo que el crecimiento de esa casta de atorrantes es cada día mayor, seguramente esa gente debe de tener alguna imagen y semejanza con algún actor político. Eso es así. Porque también los actores políticos van a buscar el voto a ese sembradío. Las cosas no están como están por casualidad. Los políticos son resultado de una sociedad. Ha habido elecciones y reelecciones de personas que venían muy cuestionadas, pero la gente los votó igual. Lo primero que te despierta eso es que trastocaron la vara de medición en la ética y la moral. Y sí. Hay resultados que te generan… Los 270.000 votos a Cabildo Abierto, por ejemplo. ‘Bo Richard, vos estás diciendo que todos los que votaron a…’ No. Repito: nunca es ‘todos’, porque además me identifico con el trabajo político que ha hecho Salinas desde el arranque de la pandemia. Da respuestas, pone la cara. Y en otras latitudes ha sido peor”, dice y menciona a Trump y Bolsonaro (“Uno pensaría que son invotables, pero...”).

Fuego amigo

Con 24.000 seguidores, Richard Read es un “influencer” en Twitter. Ahí, a veces lo corren por izquierda. Entre otras cosas, por su adhesión a la propuesta educativa Eduy21. ¿Cómo le cae que lo critiquen desde la izquierda? “No me molesta, al contrario. Está muy bien que salga un compañero a cruzarme por algo que dije. A mí me gusta la izquierda polémica, no la izquierda aplaudidora. No creo en la izquierda de Corea del Norte o la madurista. El Frente Amplio fue creado por gente que tenía grandes diferencias. ¿O alguien puede pensar que el Flaco (Juan Pablo) Terra coincidía por completo con el Flaco (Rodney) Arismendi? Claro que no. Pero tenían puntos de coincidencia estratégicos. Luego está el tema de la grosería”. ¿Y las críticas por su adhesión a Eduy21? “Yo prefiero ese paraguas al de María Julia Muñoz. Eduy21 tenía un formato plural con ejes que me atraían. Mucho más cuando había habido una propuesta para cautivar votos prometiendo un cambio del ADN en la educación. Un cambio que no solamente no se hizo, sino que además rajaron a los dos que estaban al frente. Eso me gustaría verlo en la autocrítica que hubo hace poco”, dice en referencia al Frente Amplio.

Le encanta hablar de la coyuntura, pero también parece gustarle, a sus 67 años, mirar hacia atrás y recordar sus comienzos. Empezó a trabajar a los 12 años, repartiendo leche e hizo de todo hasta que recaló en la Fábrica Nacional de Cervezas, durante la dictadura. “No me quedaba quieto ni los domingos”, cuenta. Siempre encontraba algo para hacer.

Cuando entró a trabajar en el rubro de la bebida estaba prohibido, claro, hacer trabajo sindical, por lo cual lo hacía clandestinamente. Entre otras cosas, él y sus compañeros se organizaban para ayudar a los familiares de presos políticos. La prisión de disidentes y opositores no era solo un castigo para los encarcelados. También era un golpe a la economía de las familias de esos encarcelados, que a menudo perdían el único ingreso que habían tenido. Él no fue preso político, aunque tuvo que exiliarse un tiempo en Argentina. Cuando algunos de sus compañeros y amigos fueron liberados, les preguntó cómo sobrevivieron. “Pero nunca me contaron mucho sobre esos años. Es como un código que tienen los presos políticos uruguayos: no le sacás prenda. Contaban muy poquita cosa”, relata.

En esos años finales de la dictadura empezó a emerger la voz que otros escuchaban y respaldaban. Y lo empezaron a votar. Las razones por las que surge un líder sindical pueden ser varias, pero para él la más importante es ser un buen laburante. Eso implica ser solidario, tener una conducta ética intachable y un alto sentido de la responsabilidad.

Luego, lo que cada uno opine políticamente es secundario. “Los sindicatos deben ser independientes de la patronal y de los partidos”, dice. Pero aclara, por las dudas: “¿Eso quiere decir que los sindicatos no deben hacer política? No. Deben hacer política 10 veces al día. Reclamar por salario es un gesto político. La independencia es de la política partidaria (resalta la última palabra).

—Ya que estamos en el tema de la política, hay un lugar común que dice que el sindicalismo es una “herramienta” del Partido Comunista, que ese partido controla al movimiento sindical.

—No soy comunista, pero el aporte de los comunistas siempre fue muy importante. Otra vez: no los votan por ser comunistas, sino por cómo trabajan. La unidad del movimiento sindical, tanto de privados como públicos, se logra en 1966 por Luis Iguini, que era comunista. Sin él, hubiese sido difícil. Tené en cuenta que en aquella época todo el Estado era colorado o blanco. Entonces, el rol y la participación del PCU —junto a otros, claro— fue vital. Desconocer eso es una gilada. Lo otro es si el PCU conduce al PIT-CNT. Y no. No lo conduce.

—Otro lugar común es que el líder sindical no trabaja.

—¡Por suerte! Claro, de tanto repetirlo se convierte en algo negativo. Y no, no trabaja, al menos no de la misma manera. ¿Cómo se hace para conocer las condiciones de trabajo de los que te votaron y cómo te van a conocer ellos a vos si estás ocho horas en un solo lugar? En algún sindicato capaz que eso es posible, pero pensá en un sindicato como el de los metalúrgicos (Untmra) en donde hay cientos de talleres. ¿Qué? ¿El tipo o la tipa tiene que cumplir las ocho horas y después salir a recorrer todos esos lugares para interiorizarse de lo que está pasando en su rubro? Además, ¿luego tenés que ir a sentarte a negociar con la patronal todo hecho pelota mientras que el dueño de la fábrica llega todo livianito del sauna? Por suerte hay horas sindicales para estudiar, pensar, descansar. Esas horas son para uso, no abuso. Y te puedo decir con total propiedad que en nuestro sindicato nunca las usamos todas.

Read ya está en retirada del liderazgo sindical, pero con sus 67 años bien llevados es probable que siga haciendo retumbar su voz en otros ámbitos. Podrá seguir siendo algo díscolo y peleador, pero como él mismo dice: “Nuestros máximos logros en el sindicato de la bebida los alcanzamos dialogando y convenciendo. Hay dos maneras de conseguir las cosas: dialogando o metiendo el peso. Y todo bien con esto último. Pero lo que ganaste de pesado lo podés perder de la misma manera”.

Sus cosas

un líder sindical
José D'Elía
Pepe D'Elía

“És como la síntesis del sindicalista uruguayo. “Fue una gran influencia para mí”. Entre otras cosas, agrega, le inculcó el hábito de la lectura. “Se dio cuenta de que mi debilidad era que no estudiaba”. Hoy, Read se reconoce como un lector voraz, sobre todo de temas económicos.

un barrio
Cerrito de la Victoria
Cerrito de la Victoria

"El mejor de todos”, dice sobre su lugar de origen en el paisaje barrial montevideano. De todas maneras, hoy su lugar de pertenencia está en Malvín, donde vive junto a su tercera esposa. “Soy muy familiero”, dice el padre de seis hijos y abuelo de cinco nietos.

un estilo musical
Beethoven
La música clásica

“Me gusta el carnaval y tuve un tablado durante unos años junto a mi amigo, ya fallecido, Jaime Muñoz. Pero ahora escucho bastante música clásica. Pongo YouTube y escucho”. ¿Qué tipo de música clásica? “Beethoven, Bach... También me gustan algunos pianistas japoneses. Me gusta mucho la música para el piano”.

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