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Regina Duarte, la actriz del gobierno de Bolsonaro

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Regina Duarte, actriz y secretaria de Cultura de Brasil
Brazilian actress Regina Duarte speaks with journalists after a meeting with Brazil's President Jair Bolsonaro (not pictured) at the Planalto Palace in Brasilia, Brazil January 29, 2020. REUTERS/Adriano Machado
ADRIANO MACHADO/REUTERS

NOMBRES DEL DOMINGO

Es una de las actrices de telenovelas más importantes de Brasil. Ahora rompió su vínculo con la cadena Globo para ser la nueva Secretaria de Cultura de la gestión de Jair Bolsonaro.

Malú lo cuestionaba todo: su posición como mujer en la sociedad, el vínculo con los hombres, las formas de educar a sus hijos, la vida conyugal, los vínculos laborales, las maneras de relacionarse. Malú era una revolución. Era una mujer feminista cuando todavía el feminismo no era un camino corriente. Malú fue la primera feminista que se vio en una telenovela brasileña de la Globo, la cadena más grande e importante del país.

La novela, emitida en 1979, fue un éxito de audiencia en Brasil y fue exportada a más de 40 países de todo el mundo. En todos conquistó al público. Y no era para menos. Nunca nadie había escrito en Brasil una novela feminista. Y nunca nadie habría hecho a una mejor Malú que Regina Duarte, considerada una de las más grandes estrellas de las telenovelas brasileñas. Ahora, también, es la secretaria de Cultura del gobierno de Jair Bolsonaro.

El periodista Pedro Bial le preguntó a Regina, en una entrevista en 2019, si aún seguía siendo feminista a más de 40 años de haber hecho Malú. Su respuesta: “No. Yo nunca fui feminista, incluso haciendo Malú. Yo pensaba que ese no era el camino, que había caminos intermedios, que tenía que negociar más y que no podía alejarme de los hombres”. También dijo que es conservadora, que siempre ha sido conservadora. Malú Mulher siempre fue ficción, pura ficción: los méritos de una buen actriz.

Su nombramiento como parte del actual gobierno de Brasil llegó después de que Bolsonaro destituyera a Roberto Alvim por comentarios en referencia al nazismo. Tras tomarse diez días para pensarlo la actriz de 72 años aceptó y generó polémica entre sus seguidores y colegas. Además implicó que terminara su contrato con la Globo, un vínculo que tiene más de 50 años.

“Nos pusimos de novios con el gobierno”, dijo la actriz tras reunirse en su casa de Río de Janeiro con Bolsonaro y acordar que primero hará una “prueba” para poder interiorizarse con el trabajo en la secretaría. “Quiero que sea una gestión para pacificar la relación de la clase con el Gobierno. Apoyo a este Gobierno desde siempre y defiendo a la clase artística desde los 14 años”, sostuvo.

Nació en 1947 en Franca, un municipio de más de 300.000 habitantes en São Paulo. Es hija de un padre militar de “valores éticos rígidos” y de una madre religiosa que siempre fue ama de casa.

Su carrera artística empezó a los 14 años en un grupo de teatro de estudiantes aficionados. Después trabajó como modelo para algunas campañas publicitarias hasta que dio el salto a la televisión como actriz de telenovelas y nunca más dejó de actuar. O al menos hasta ahora.

Su primer papel importante fue en La Diosa vencida, por el que consiguió sus primeros premios como actriz revelación.

En la década del 70 se ganó el apodo de “la novia de Brasil”, tras protagonizar las telenovelas Velo de Novia (1969) y Mi Dulce Novia (1971). Desde ese momento fue actriz de la Globo.

En 1975, a los 28 años y en plena dictadura brasileña se unió a una comitiva de actores para viajar a Brasilia a entregarle una carta al entonces presidente Ernesto Geisel protestando por la censura que el gobierno de facto estaba imponiendo a la cultura.

Cuatro años después, aún en dictadura llegó Malú Mulher, el papel que dio un giro en su carrera para siempre y por el que fue cuestionada por “distorsionar a la familia brasileña”. Sin embargo, ya lo dijo, no eran sus creencias. Eran las de Malú.

En 1985 llegó otro de sus papeles de mayor éxito: Porcina, en la novela Roque Santeiro, también producida por la Globo. Su personaje era una viuda extravagante, estridente y de habla “vulgar”. La telenovela fue censurada por la dictadura y, una vez más, la actriz protestó en contra de la censura.

Después siguieron otras telenovelas, todas en Globo, como Vale todo, Reina de la chatarra, Historia de amorPor amor, Páginas de la vida, o Tres hermanas. También hizo teatro y fue parte del elenco de la película argentina El hombre del subsuelo.

Más allá de las protestas, las cartas y los papeles irreverentes, Regina se ha mantenido siempre firme en su ideología, conservadora y de extrema derecha. Fue activista contra las candidaturas presidenciales de Lula da Silva y generó polémica por la propaganda en la que aparecía con la frase “Yo tengo miedo de Lula”.

También se manifestó a favor del impeachment a Dilma Rousseff y militó desde sus redes sociales a favor de la presidencia de Bolsonaro en las pasadas elecciones brasileñas.

“Con cuerpo y alma con este gobierno, ya sabes, apasionada como siempre por mi país, loca por contribuir a la producción de alegría y felicidad general... Me entrego a lo que Dios y el Destino me tienen reservado, muy agradecida por la confianza de todos”, escribió desde su cuenta de Instagram, donde tiene más de 2 millones de seguidores.

El principal desafío de su gestión será recomponer el diálogo entre los artistas y el gobierno, que en el último tiempo viene debilitado por censuras y restricciones a diferentes manifestaciones culturales. Hay quienes le tienen fe para esa tarea. Sin importar que compartan o no ideología, Regina lleva más de 50 años activos en la cultura brasileña.

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