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Recorriendo las calles de Egipto, un barrio clásico de Bogotá

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Iglesia Nuestra Señora de la Huida a Egipto

VIAJES

Un tour por el barrio Egipto de la mano de un expandillero que dejó atrás la violencia. Hoy, es el guía turístico que cuenta la historia de su lugar a través del arte callejero y las anécdotas.

Jaime Calabazo Roncancio tiene 25 años, tres hijos, huellas de ocho balazos y cinco condenas cumplidas en su haber. Pero sobre todo tiene el impresionante mérito de haber logrado saltar generaciones de conflictos en solo tres años. Calabazo vive en Egipto, el segundo barrio más antiguo de Bogotá, un lugar que ya es centenario, populoso, vulnerable y ahora —gracias a él— también turístico.

Lejos de esa imagen violenta que explotó con el “Bogotazo del 48,” que se sostuvo por décadas, se alimentó de guerrillas y se reforzó con series de televisión que hicieron de sapos y patrones del mal un estereotipo que espantaba, Calabazo consiguió juntarse a un grupo de jóvenes de ese barrio que decidieron cambiar de vida.

Formados en la vecina Universidad del Externado, y ayudados y promovidos por la agencia de turismo alternativo Impulse Travel, él y los demás jóvenes consiguieron revertir no solo sus condiciones de vida: paulatinamente, están logrando cambiar la percepción que se tiene de la vida en ese barrio y poner en valor historias de transformación.

Son ellos quienes levantan las barreras y los que acercan a los viajeros a lugares impensados. Son ellos los que llevan adelante “Breaking Borders 10ª”, un proyecto de turismo inclusivo y sostenible. Hace unos días, por su iniciativa y también la de otros 200 tours de impacto social en Colombia (como por ejemplo Tejiendo Paz, también en Bogotá, o El Renacer De Comuna 13, en Medellín) Impulse Travel ganó el concurso internacional Booking Booster 2019, organizado por la empresa holandesa Booking.

El asesinato de dos de sus sobrinos marcó a Calabozo, y fue el punto de partida para que decidiera dejar atrás la droga y el delito, un mundo en el cual estuvo metido como miembro de una de las pandilla (o banda) de la zona: La 10ª. Enfrentada a sus primos de La 9ª, se calcula que los conflictos entre ambas pandillas arrojaron entre 1200 y 1400 muertos desde principios de los años 90 hasta 2012. En su mayoría, esos muertos eran menores de edad.

Calabazo, antes de emprender otro recorrido como guía turística, cuenta su historia de transformación: “En la cárcel escuché sobre los tours que hacían en Medellín para contar la historia del narcotráfico y pensé que si un día salía, iba a hacer lo mismo, pero en mi barrio. Cuando me concedieron la libertad condicional, vi que mis sobrinos estaban en la droga, repitiendo la misma historia que yo. A mí me reclutaron a los nueve años para formar parte de una pandilla. A mi hermana la mataron minutos después de que me sirvió un plato de comida. Enterré a cinco hermanos, a primos, a amigos... Decidí que ya era suficiente. Tenía que hacer algo por cambiar las cosas”.

Tras salir de la cárcel y después de completar cursos universitarios, el expandillero y actual activista y guía turístico creó el recorrido a través del barrio junto a otros como él, exintegrantes de pandillas. Fue un esfuerzo colectivo y cotidiano para aliviar las tensiones entre los barrios que quedan las inmediaciones de la Avenida (o “carrera”, en la jerga local) 10ª .

Crecimos en la calle, nos graduamos en la Harvard de lo malo. Pero ahora somos una banda que genera oportunidades”, dice, y destaca el apoyo de Impulse Travel, la agencia especializada en promover comunidades marginadas para que se hagan cargo de su narrativa local y difundan un mensaje de paz.

La idea de refundar la zona, de cambiar su historia, arrancó justo en el punto exacto donde se fundó la ciudad de Bogotá: en la Plazoleta del Chorro de Quevedo, a los pies de la iglesia Nuestra Señora de la Huida a Egipto.

Plazoleta Chorro de Quevedo
Plazoleta Chorro de Quevedo. Foto: Commons.

En el atrio, Calabazo recibe a los turistas con una narración abreviada sobre la historia del barrio cercano al casco histórico de La Candelaria, con datos sobre el Cerro de Guadalupe y mientras señala una de las mejores vistas de la ciudad.

Vista de Bogotá
Foto: La Nación / GDA.

El tour es a pie y se extiende por casi tres horas siguiendo una cuesta empedrada y empinada, a espaldas de la iglesia, que cuenta la historia de “La Diezma”, la Avenida 10ª.

Esa historia se narra a través del arte callejero: 25 graffitis pintados en paredones y frentes de casas, en los que aún se ven huecos de balas. Los graffitis bogotanos comenzaron a pintarse en los años 90 en las sinuosas calles del barrio, como una manera de expresar las broncas, los deseos, los recuerdos y homenajes a “las mujeres guerreras”. También se pintaban para destacar la ayuda de “Doña Celina, la enfermera y partera del barrio”. O la del cura. O la del comerciante que les vendía fiado. O para representar “la casa del hard rock de la chicha”.

Arte callejero en el barrio Egipto de Bogotá
Arte callejero en el barrio Egipto de Bogotá. Foto: La Nación / GDA.

El recorrido se detiene en una plaza seca, un cuadrado sobre el que se instaló un gazebo que alberga sillas en las que se invita a descansar unos minutos, escuchar a Calabazo rapear y ofrecer el diccionario “ñeronés” que comparte la jerga con la que se expresan en “la Diezma” y probar chicha, bebida derivada de la fermentación del maíz.

El paseo continúa después hasta la parte más alta del barrio, en el callejón de San Bruno, donde está el mural de “la Guada, la wife”, la Virgen de Guadalupe, un viejo paredón en el que se consignaban los nombres de los muertos, una vez que se los velaba allí.

Riesgos del barrio Egipto

Más allá está el límite con la violencia. Egipto sigue siendo un barrio un poco inseguro, ya que la iniciativa de turismo sostenible solo es en uno de los cuatro bandos que dividen el poder en el barrio.

Aun así, los niños y adolescentes que actualmente crecen allí ya no necesariamente sueñan con ser sicarios, como podía ocurrir antes. Con los fondos que se consiguen con el grafititour, más la ayuda de la fundación cristiana La Buena Semilla —que además sostiene un taller de artesanía en madera, otro de telar y costura, una huerta orgánica y pretende reactivar una escuela de fútbol—, los aportes de voluntarios y las propinas de los turistas, la comunidad del Egipto sostiene a muchas familias.

Entre otras cosas, se logró mejorar el precipicio del San Bruno y se construyó un puente para que los chicos puedan pasar seguros a la parte alta del barrio que lleva a una cancha de fútbol con un improvisado sintético a pasos de un bosque de eucaliptus. Pero falta muchísimo.

Convencer a los vecinos del barrio, incrédulos de oportunidades, fue uno de los desafíos más grandes de Calabazo y sus amigos. Pero haber logrado la reinserción social después de que muchos que habían estado presos deambularan como parias en la ciudad, es su gran orgullo. Hoy, festeja el premio otorgado a su recorrido y después añade que podrán contar con un sitio web exclusivo de "Breaking Borders", para así darle un impulso más grande al proyecto.

Datos útiles para el paseo

El recorrido cuesta 62 dólares por persona, y se realiza en grupo (o en un mínimo de dos personas). No se recomienda ir solo, y es necesario combinar previamente con los organizadores para recorrer el barrio acompañado.

El paseo se realiza de lunes a sábado y dura entre dos y tres horas desde la Plazoleta del Chorro de Quevedo. Si se quiere arrancar desde el hotel o el lugar de hospedaje, entonces la duración del recorrido es de casi cuatro horas y el transporte desde el hotel o alojamiento está incluido en el precio.

Para participar del tour de "Breaking Borders" se puede reservar en la web de Impulse Travel, por correo electrónico ([email protected]) o mandando un mensaje por WhatsApp (+57 317 300 9194). 

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