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El pueblo flotante en el Lago Titicaca

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Viaje por Lago Titicaca

VIAJES

Unos 80 pequeños islotes dan cobijo a una de las comunidades indígenas preincaicas; la sociedad de los Uros conforma el paisaje y la historia del lago navegable más alto del mundo.

El Lago Titicaca es un hito por lo que todo viajero debe pasar alguna vez. Su visita es todo un espectáculo para los sentidos. Se encuentra a una altitud media de 3.810 metros sobre el nivel del mar, su extensión es de 8.562 kilómetros cuadrados, el 56% del territorio corresponde a Perúy el 44%, a Bolivia; sirve de frontera entre ambos países. Es el lago de agua dulce más grande de Sudamérica. Tiene una antigüedad estimada de 3 millones de años.

Desde la ciudad de Puno se pueden visitar las islas flotantes de los Uros y conocer a sus habitantes que aún conservan sus tradiciones y su lengua Aymara.

Puno es la ciudad peruana que se alza a orillas del Lago Titicaca, el lago más alto del mundo, y aunque normalmente se lo toma solo como trampolín para visitar las islas, es sumamente recomendable darle una vuelta, recorrer su plaza y sus miradores y sus calles.

Leyendas

El Titicaca es una fuente mágica de vida. Es el lago que da origen a la gran civilización sudamericana: los Incas, o mejor dicho, al Imperio del Tahuantinsuyo. La leyenda señala que aquí el Imperio dio sus primeros pasos.

Viaje por Lago Titicaca
Construcciones históricas en el Lago Titicaca

Dicen los lugareños que un día, hace muchos años, el dios Inti, el dios Sol, miró hacia abajo y no le gustó lo que vio. Los hombres estaban en un estado de salvajismo y destrucción que dejó conmocionado a Inti. Vivían en un caos permanente, no conocían la agricultura e ignoraban toda norma de comportamiento social. Es así que Inti decidió tener dos hijos con la finalidad de que los condujeran por el camino correcto.

Así nacieron Manco Capac y Mama Ocllo. Los hermanos comenzaron su tarea: él enseñó a los hombres sobre la agricultura y su sacrificio; y ella se encargó de enseñarle a las mujeres la artesanía. Inti les encargó que buscaran un lugar apropiado y fértil para fundar una ciudad que fuera el centro de un poderoso imperio. Así salieron de la Isla del Sol y llegaron al verdadero “ombligo del mundo”: Cusco.

Los incas creían que el Lago Titicaca era, por tanto, su lugar de origen, y que al morir sus espíritus volverían allí.

Otra historia que llega a nuestros oídos y nos fascina es que antes la población vivía en un hermoso y fértil valle en el actual lago y que los dioses solo le habían prohibido una cosa: subir las montañas porque allí ardía el fuego sagrado. Cuando esto sucedió, los dioses se levantan en una gran ira y rabia e hicieron que los pumas devoraran a todas las personas menos a una pareja.

Al ver esto Inti lloró durante 40 días y 40 noches y formó el lago con sus lágrimas. Con la aparición del sol, la pareja vio cómo los pumas se convirtieron en piedra. Así se formó el nombre: Titi, que significa gato o puma, y kaka, piedra. Curiosamente, la forma del lago vista desde el espacio recuerda a la caza de un puma.

Las historias se cruzan, se alimentan, se entreveran, pero nos encanta escucharlas y no nos dedicamos a refutarlas, sino a disfrutarlas.

De Totora

Las islas flotantes de los Uros son una serie de islas artificiales. Los Uros son anteriores a los Incas que, para escapar de las conquistas y de su dominio, se refugiaron en el Lago Titicaca. Primero construyeron embarcaciones de totora, una planta que se encuentra en abundancia a las orillas del lago navegable más alto del mundo, y luego estas embarcaciones se convirtieron en verdaderas islas que están en constante mantenimiento, ya que los materiales se degradan con el tiempo.

Viaje por Lago Titicaca
Embarcaciones para llegar a las islas del Lago Titicaca

Los Uros poseen un sistema de anclaje hecho con palos que tocan el fondo del lago y evitan los movimientos por el viento o por el agua. El Titicaca es gigante, sereno y sabio.

Los uros

El trayecto que hacemos desde Puno hasta las islas de los Uros es muy breve y muy agradable por las vistas hermosas que ofrece el lago. Son, más o menos, cinco kilómetros de distancia.

Las islas son una de las grandes atracciones, pero hay que saber que han perdido gran parte de su autenticidad.

Nos recibe una familia que nos cuenta su historia, su cultura y tradiciones. Nos dice que hay unas 80 islas donde viven unas 2.000 personas y que hay un sistema de organización por el que cada cinco o 10 familias hay un jefe o presidente que regula y controla la convivencia. Hay una iglesia, escuela y locales comunales en la isla capital. Las barcas construidas con totora sirven para llevar adelante una de las actividades básicas como lo es la pesca. Esta población también se dedica a la caza y al tejido de tapices de lana.

Nos quedamos con los colores y con las sonrisas de todos los niños que nos cruzamos; eso sí estoy seguro que es genuino y verdadero.

Con una familia

Llegamos a la isla de Amantaní tras una verdadera odisea: tres horas navegando por el Lago Titicaca con los últimos 30 minutos con un lago muy revuelto. Hacemos gran parte del viaje en el techo del barco y agarrados como podemos de los fierros. La furia del lago nos sacude para todos lados y la embarcación se enfrenta a olas altas que las va saltando como puede.

Finalmente podemos desembarcar en otro puerto de la isla y nos reparten entre las familias para pasar todo el día y compartir la jornada.

La Isla de Amantaní se encuentra a 40 kilómetros de Puno. Tiene una población de aproximadamente 800 familias, repartidas en 10 comunidades.

Su principal medio de subsistencia es la actividad agrícola: producen papas, cebada y habas; en la actividad pecuaria sobresalen los ovinos y vacunos.

En los últimos años el turismo se ha convertido en una actividad que ha transformado la isla.

Tras instalarnos y comer algo con la familia salimos a conocer la isla. Aquí se puede apreciar una gran cantidad de construcciones prehispánicas y los templos donde se llevaban a cabo las ceremonias a la Pacha Mama y Pacha Tata, que son los puntos más altos de la isla y los lugares donde los atardecderes son increíbles.

Al día siguiente vamos a la isla de Taquile que cuenta con una población aproximada de 2.200 habitantes. Esta isla fue uno de los últimos territorios incaicos que capitularon ante los españoles en el siglo XVI tras la conquista.

La visita comienza con la subida hasta la plaza. Recorremos los locales, cada piedra, cada muro desde donde ves el lago. Recorremos la isla y nos maravillamos con cada paso. Nos pasan dos hombres sumamente cargados con productos envueltos en sus aguayos y colocados en la espalda que caminan más rápido que nosotros.

Pasamos por diferentes portadas o arcos de piedra en donde siempre encontramos a personas muy viejitas descansando y que saludan con una gran sonrisa.

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