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Providencia, el tesoro escondido del Caribe

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Providencia

VIAJES

Muy cerca de la conocida San Andrés, esta isla es considerada un paraíso por locales y turistas. Los paisajes y el buceo son dos de sus puntos fuertes y también la gastronomía es otro aspecto inolvidable.

Los precios de la estadía varían si se está cerca del centro, si es un hostal, un hotel de lujo o una cabaña. Pueden ir desde US$ 130 por noche hasta US$ 280, pero en todos se incluye el desayuno. La movilidad también puede solucionarse con los carritos de golf (US$ 35 el día) o con mototaxis que abundan en la isla y que por trayecto le pueden cobrar unos dos dólares.

Todos, todos los habitantes de esta perla caribeño coinciden en decir que nadie puede irse de Providencia sin bucear. "Es que son sinónimos. Providencia es igual a buceo. No hacerlo es como venir a nada. ¿Usted qué siente cuando hace el amor? Es algo indescriptible. Pues eso mismo pasa cuando usted bucea. Una paz que nada más se la podría dar", dice Felipe Cabeza, quizás uno de los más famosos profesores de buceo.

Él también coincide en que no le gustaría que Providencia se llene de viajeros y afirma que varias veces sus habitantes han impedido la llegada de cadenas de hotel. De hecho, en la isla de 17 kilómetros cuadrados, no existe este tipo de turismo y todo es sostenible.

Una clase de buceo con Felipe, que incluye el curso teórico, los equipos y una inmersión, cuesta alrededor de 60 dólares por persona. ¿Que si da miedo? Sí. La primera vez que intentás "respirar" bajo el agua pareciera que no lo lograrás. La técnica es todo lo contrario a lo que siempre te dicen: debes inhalar por la boca y exhalar por la nariz.

Eso y la presión en los oídos, son la clave para experimentar una actividad que lo quiera o no, lo cambia. La inmensidad del mar, tiburones a pocos metros, mantarrayas pasando por su lado, peces que lo acogen como uno más, y usted allí sintiéndose como un grano de arena del Universo.

Por nada del mundo deje de ir a Cayo Cangrejo. Un islote pequeño al que se llega por una lancha en 10 minutos. Debe su nombre, por supuesto a que puede ver todo tipo de estos crustáceos, y el principal atractivo es que desde su cima se puede ver toda Providencia.

La comida puede resultar más económica que en su vecina San Andrés y con la misma variedad en pescados y camarones. Y, claro, no se puede despedir de este nirvana caribeño sin asistir a alguna de sus populares fiestas. Los bares son, por supuesto, a la orilla del mar y usan picós enormes de los que salen ritmos como el dance hall, calipso, soca y reggae. A pesar del alto volumen, no logran perturbar ni por un momento la paz que se siente en Providencia. 

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