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¿Es posible predecir una cesárea?

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Ecografía de un embarazo. Foto: AFP
Beautiful pregnant woman looking at ultrasound pictures. mujer embarazada con ecografia en sus manos
kieferpix

SALUD

Si fuéramos capaces de prever de forma fiable si un parto finaliza en una cesárea, los médicos podrían anticiparse y se podría evitar el riesgo de una inducción.

La ilusión con la que esperaban Raquel y Antonio la llegada de su bebé en las próximas semanas se vino abajo cuando acudieron a la última revisión médica. Su ginecóloga les comentó que su bebé no estaba creciendo lo suficiente y continuar el embarazo podría ser peligroso para él. De hecho, les propuso la inducción del parto, lo que la mayoría de la gente conoce como “provocar el parto”.

Bajo este concepto se engloba un conjunto de procedimientos que van desde administrar una medicación específica (oxitocina sintética o prostaglandinas) hasta realizar determinadas maniobras, como romper artificialmente la bolsa de líquido amniótico para estimular las contracciones y desencadenar el parto. Pero inducir el parto no es un proceso que esté libre de riesgos. Con este proceso, el parto normalmente se vuelve más largo y complejo. Además, con mayor frecuencia finaliza en cesárea.

El motivo se debe a las complicaciones que surgen a veces (para el bebé o la madre) o bien porque no se inician los cambios necesarios en el cuello del útero (no se consigue iniciar la dilatación o esta no cambia con el paso del tiempo). Las razones para inducir un parto son múltiples y, por lo general, la mayoría de las veces este proceso tiene una justificación médica. Sin embargo, existe una tendencia creciente a indicar una inducción sin motivo médico, lo que se conoce como inducción electiva, especialmente en la medicina privada.

El miedo razonable de los padres

Raquel y Antonio tenían un miedo natural a lo desconocido y les preocupaban los riesgos a los que se exponía Raquel. En ese momento de su vida, todas sus conversaciones giraban en torno al parto y les surgía constantemente una duda: ¿sería posible predecir si el parto de Raquel terminaría en una cesárea? Esta pregunta es más relevante y determinante de lo que la pareja sospechaba. Si fuéramos capaces de predecir de forma fiable si un parto finaliza en una cesárea, los profesionales podrían anticiparse y realizarla de forma programada. De esta forma, se podría evitar el riesgo innecesario de una inducción y de un posible largo proceso de parto.

Por el contrario, si la predicción pronosticara un parto por vía vaginal, la madre sabría que merece la pena someterse a la inducción y esto reduciría en gran medida su ansiedad y le motivaría para enfrentarse al parto, proceso que puede ser largo y duros.

La predicción del parto

Son muchos los investigadores que han intentado descifrar este enigma, especialmente en los últimos años. Entre los sistemas de predicción se encuentran sencillas escalas de valoración de las condiciones del cuello uterino, como el test de Bishop, determinaciones bioquímicas, mediciones ecográficas del cuello uterino y la posición fetal. También hay complejas y elaboradas fórmulas matemáticas que combinan múltiples factores. Entre las mejores, por su capacidad de predicción, se encuentran los de Rossi, Levine, Branger y Hernández. Estos modelos incluyen variables como la edad materna, el índice de masa corporal, la ganancia de peso durante el embarazo, la altura de la madre, las condiciones cervicales, la edad gestacional, el peso estimado del feto, etc.

Actualmente, ninguno de estos modelos se ha implantado de forma protocolizada en hospitales. Solamente se han descrito resultados como experiencia piloto y han sido positivos en la reducción de la tasa de cesáreas y la percepción de los cuidados.

Pero debemos ser todavía cautos y esperar a nuevas investigaciones para confirmar estos datos con un mayor número de mujeres, así como en distintos países y culturas. La incorporación de estas herramientas en la práctica clínica real supondría un cambio relevante que requiere de garantías de seguridad para las madres y los bebés. Es así porque estos modelos no son todavía tan precisos como nos gustaría. Se ha estimado que en al menos el 20% de los embarazos no discriminan bien. Esto podría provocar, por ejemplo, que se le practicase una cesárea a una mujer debido a un error en la predicción del modelo.

Además, existen variables muy difíciles de controlar porque no son atribuibles a las características de la mujer, como el papel y las actuaciones de los profesionales sanitarios y el entorno de trabajo. Por otra parte, también sería necesario conocer el grado de aceptación de las mujeres hacia este tipo de herramientas, garantizando su libertad de elección en su uso.

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