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Los otros youtubers

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Evan Puschak, Darío Sztajnszrajber y los chicos de Drugslab

Más allá de bromas pesadas, diarios personales o temáticas “teen”, la plataforma de videos también alberga a usuarios con aspiraciones y contenidos para sensibilidades adultas.

El slogan original de YouTube era "Broadcast yourself". Traducido al castellano sería algo así como "Transmítete a ti mismo". Pero hoy es una plataforma de difusión y promoción tan potente que ha trascendido el carácter amateur que tuvo en sus inicios. A medida que Internet se ha ido imbricando de modo inexorable en nuestras vidas, las vías de acceso a la red se fueron institucionalizando, tanto por parte de organismos públicos como de grandes corporaciones privadas. Con todo, un grupo de usuarios siguen siendo fiel al espíritu original: los youtubers.

El término no tiene una connotación positiva, en particular entre los más veteranos. El prejuicio —a menudo confirmado cuando se echa un vistazo a los canales de varias de las "estrellas"— indica que por lo general se trata de jóvenes dando rienda suelta a ideas muy rudimentarias.

Pero también existen youtubers menos ansiosos por notoriedad instantánea y con criterios más elaborados que filmar bromas pesadas, reseñar videojuegos o solo mostrarse.

Con contenidos que van desde el análisis de fenómenos culturales a profundas reflexiones filosóficas, los youtubers pensantes constituyen un nicho de mercado pequeño pero prestigioso.

Y aunque no se acerquen a la enorme cantidad de suscriptores que ostenta gente como el sueco PewDiePie (57 millones de seguidores), consiguen respetables cifras de suscripciones a sus canales o reproducciones de sus videos.

El estadounidense Evan Puschak es uno de los más interesantes exponentes de este fenómeno. Con el alias de Nerdwriter, Puschak publica un video por semana —condición sine qua non es subir contenidos asiduamente— en su canal, que araña los dos millones de suscriptores. La mayoría de sus videos, en tanto, tienen entre 500.000 y un millón de reproducciones.

Puschak es, en varios aspectos, la antítesis de un youtuber, al menos como se entiende el término hoy. Hace ya tiempo que él mismo dejó de aparecer, por ejemplo, lo cual lo separa de la gran mayoría. Con un tono sereno y un ritmo que permite la reflexión, Puschak desmenuza —apoyado en gráficas, música, extractos de videos y otras herramientas— tópicos tan interesantes y complejos como las implicancias del discurso de Donald Trump(video subtitulado en español) o por qué Jack Nicholson es un actor que interpreta tan bien a personajes enojados(video en inglés).Hay que saber inglés para apreciar el alcance de las ideas de Puschak, pero gracias a la viralización de algunos de sus videos, otros usuarios han subtitulado o directamente doblado al castellano varios de los capítulos que Nerdwriter sube a su canal (casi) todos los miércoles.

Si no puede ver el video, haga click aquí.

Sabiendo inglés también se puede apreciar lo que tres jóvenes youtubers holandeses hacen en su canal Drugslab, resumido en el slogan: "Nos drogamos para que no tengas que hacerlo vos".

Con una estética juvenil y un tono jocoso y ligero, los tres abordan el consumo de drogas desde una actitud que, sin dejar de lado sus componentes más lúdicos y fascinantes —las carcajadas que puede provocar la marihuana, o la alteración de la percepción del ácido lisérgico— se apoya en datos científicos.

En el capítulo sobre la droga éxtasis, dos de los tres youtubers aconsejan lo siguiente: "Siempre someté la pastilla de éxtasis a un test, así sabés qué tiene, y cuánto contiene de la sustancia activa"; "Mucha gente piensa que MDMA y éxtasis son distintas cosas, pero el componente activo es el mismo"; "No hay dosis seguras de drogas porque todas implican un riesgo, pero respecto al éxtasis se puede decir que entre 1 y 1,5 miligramos por kilo del peso corporal te asegura un buen viaje".

En el estudio de Drugslab —el canal está financiado por el Estado holandés— hay un monitor que mide y explicita la temperatura corporal y la frecuencia cardíaca del youtuber que en esa ocasión haya ingerido la droga, quien va relatando lo que siente a medida que la sustancia hace su efecto.

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Relaciones.

La pareja española de Borja Prieto y Natalia Flores crearon el canal Los Prieto Flores, donde suben videos en los que representan situaciones como las peleas en la pareja, el proceso de socialización y educación de su hija, viajes que realizan juntos o cómo entender la red social Snapchat cuando se es adulto. "La gente de nuestra edad nos pregunta, ¿un canal de YouTube? ¿pero eso no es de millenials? Ante tal pregunta nos sentimos perplejos, ¿acaso los videojuegos son solo para jóvenes? ¿acaso YouTube solo lo ven niños? La respuesta es no". Como resumen de lo que los impulsa, es claro y conciso.

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El caso del filósofo argentino Darío Sztajnszrajber (pronunciación: "eshtáinsraiber") se sale de la norma. Sztajnszrajber no tiene un canal propio de YouTube, pero sus disertaciones sobre filosofía lo han convertido en una suerte de celebrity intelectual la plaforma. "Abriría mi propio canal, pero necesitaría administrarlo y como soy muy celoso de mis redes, me quitaría mucho tiempo", dice a Domingo por mensaje de audio de WhatsApp.

Aunque no tenga su canal, en los hechos es un youtuber: usa la plataforma para, muchas veces mirando a la cámara, divulgar sus contenidos. "YouTube es un facilitador. Posibilita en tiempos de hiperinformación la circulación de un tipo de conocimiento que estaba restringido a un modo de búsqueda. Ese tipo de búsqueda, si bien generaba aptitudes y creatividad, no permitía la socialización del saber. Hoy Internet hace posible eso. Pero al en simultáneo genera una paradoja: YouTube permite que el conocimiento fluya rápida y democráticamente, pero al mismo tiempo hace decrecer el esfuerzo que le implica al pensamiento develar algo".

En otras palabras: YouTube facilita la información, pero no estimula la reflexión y el pensamiento. Al menos de acuerdo a lo que postula este pensador argentino. Sztajnszrajber viene, como dice él, de un paradigma literario, y aunque YouTube genere un registro audiovisual, el argentino dice que YouTube también "se lee". "Nuestro acceso a lo audiovisual ocurre a través de un ejercicio de interpretación", agrega, y pone como ejemplo sus propios videos. "Lo que circula de lo que hago son clases. Estoy sentado dos horas y media hablando. Lo que hace el que mira o se baja el video, es simplemente asistir a una clase a la que no puede ir físicamente".

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En el inabarcable espacio virtual, estos y otros youtubers hacen lo que está a su alcance para crear un territorio que contemple actividades intelectuales y sociales menos dominadas por las urgencias hormonales. Tal vez no todo esté perdido.

Consumo de drogas y educación.

Aunque Drugslab sea conducido por tres jóvenes —Rens Polman, Nellie Benner y Bastiaan Rosman— que son prácticamente indistinguibles de la mayoría de youtubers famosos, el encare respecto al consumo de drogas generó la discusión de si está bien difundir este tipo de mensajes. La responsabilidad última del canal reside en BNN, una empresa pública holandesa especializada en programas y contenidos para adolescentes. Antes de cada video, Drugslab pone una placa de texto en la cual dice: "Este es un programa educativo sobre el uso y los efectos de las drogas. No es la intención del canal incitar a que la gente consuma drogas". El canal tiene actualmente casi medio millón de suscriptores, se habla en holandés con subtítulos en inglés, arrancó hace menos de un año y hasta ahora se han subido 92 videos en los cuales los youtubers han probado desde cafeína a cocaína, entre muchas otras drogas.

Evan Puschak / Nerdwriter.

La amplitud y variedad de los temas tratados por Puschak (arte, lenguaje, cine) es la característica más elogiada por sus seguidores. En febrero fue elegido por la revista Forbes como uno de los 30 jóvenes menores de 30 años más destacados en su área (en el caso de Puschak, los medios de comunicación). Entró a esa lista por ser uno de los que "están definiendo e impulsando el mundo de la información y los contenidos". Según el propio Puschak, su canal de YouTube intenta "superar la brecha entre el lego y el experto".

Filosofía por Darío Sztajnszrajber.

"La informática puede potenciar lo que yo hago. No soy reacio a la tecnología, ni tampoco es una concesión. Es la comprensión de que estamos en una transformación epocal, en donde el pensamiento hoy se construye de una manera diferente a lo que ocurría antes, por suerte. Creo que los que rehúsan este tipo de prácticas quedan atornillados a un pensamiento de otra época. Si no se quiere entramarse con las nuevas tecnologías y estéticas, el pensamiento en sí mismo se vuelve carente, pierde parte de su fuerza", dijo el pensador argentino a Domingo.

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