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Opinión | Que los dogmáticos no hablen

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Washington Abdala

COLUMNA CABEZA DE TURCO

"La soberbia lo pierde al pobre microbio". Por Washington Abdala.

¡Ey! No haga caso el lector al depresor de la hora. No preste atención al enojado de la jornada. No asimile esa visión de derrotismo como propia. No integre el empoderamiento del negativismo. No asuma que estamos en el peor de los mundos posibles. No crea que no hay esperanzas cuando se lucha a brazo partido para sacar adelante una familia o un país. No crea que los buenos son unos y los malos los que acusan. No asuma el lector que es menos ante quien todo lo critica. No evite ver las sonrisas. No admita que le dinamiten el alma con necedades y rencores. No compre el odio como alimento diario en la combustión de la vida. No permita que le digan lo que está bien y lo que está mal. No se deje cancelar por nadie ni por nada, asuma su libertad como se le cante aunque le duela a quien le duela. No evite defender sus credos, sus visiones, sus miradas ante otros que lo embisten. No crea que el que grita tiene razón. Menos crea que la razón es algo neto y absoluto. Siempre —repítaselo en el baño— es un asunto delicado. No sea dogmático en sus interpretaciones. Deje que los dogmáticos hablen por sí mismos y verá cómo sus prédicas son garrotazos de palurdos. No tema abrir la boca para defender sus ideales y sus sueños. No se deja amilanar por temor al verbo de los que se creen monopolistas de lo auténtico. No se deje etiquetar. No se deje menospreciar. No se deje verduguear. Nunca, pero nunca, se deje bulinear. Los más grandes fuimos bulineados en el pasado y no sabíamos que vivíamos en un mundo donde esa violencia que se acometía con nosotros era brutal. Aprendamos de los más pibes que en esto la tienen clara y enseguida marcan la cancha.

¡Ey! Hable claro. Diga lo que entienda pertinente decir, expresar o sentir. Encare con optimismo. Si puede ayudar a otros, hágalo, eso es bueno para usted y para el otro. Sea lo más constructivo que pueda. Crea en lo que sienta creer.

No piense que esto es un coucheo, no tengo la menor idea de qué es eso. Solo sé que de un lado estamos los que empujamos, le damos con todo, nos queremos superar hasta el último aliento, sabemos amar y no odiamos nada. Y tengo claro que frente a nosotros hay gente con bronca, con rencor, con asuntos internos que nosotros no podemos arreglar. Sería deseable que no se enlodara el misterio de la vida con odios y bramidos que vienen de lugares tan complejos que los simples mortales no podemos resolver. No vale hacer desplazamientos con escupitajos orales que nadie se merece recibir.

Por eso la cosa es clara: o de un lado o del otro. ¿Estoy afirmando algo implícito en esta pregunta? Sí, es casi como usar lentes que permiten ver el atardecer con placer, para disfrutarlo, o ponerse los lentes para ocultar la mirada de encono y mala onda que se posee ante asuntos magros de la vida. Son dos cosmovisiones que no tienen nada que ver, que no se concilian jamás. Cada uno elige cómo usar los lentes.

Si no le molesta, use los lentes para ver el atardecer, no se enoje con la existencia, disfrútela lo más que pueda, ame a los que tenga que amar y a algunos más también, no le va a salir nada asumir esa tarea. No le afloje al optimismo, al buen talante, al lindo clima laboral y familiar. Diga siempre la verdad. No viva en el refunfuño y rumiando pestes de los demás. Eso termina matando a la gente de un día para el otro. Y no chusmee mal de los otros a sus espaldas, algo hay que nos permite percibir cuándo el mal dicente anda por allí cabildeando en esa tarea degradante. La incontinencia oral de su boca y la soberbia lo pierde al pobre microbio. Y todo se oye en la aldea.

Me dirá mi lector que es un lugar común lo que escribí hoy. Y sí, puede ser, pero es cierto que grandes verdades están en lugares comunes. Cada vida es única y hay que vivirla minuto a minuto sabiendo que eso es lo verdaderamente importante para hacer. Vivir, hacer el bien a la mayor cantidad de personas, no herir a nadie y sumar y sumar. Del resto no tengo la menor idea y no me animo a vaticinar nada. Pero con lo escrito, por hoy, sobra. Buen domingo.

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