CABEZA DE TURCO

Este es un tiempo único. Lo que sucede en esta época nunca sucedió. Por suerte estamos viviendo esta realidad. Nunca el ser humano logró llegar a tanto. La superación lo es todo y se sale de la adversidad con entusiasmo, voluntad y sentido colectivo. Versión A.

No hay época de tanto dolor como la presente. Se vive con la duda y la incertidumbre ganando terreno. No hay certezas, estamos a la intemperie. El miedo se apodera de las decisiones y por eso hay depresión y agotamiento psicológico. Versión B.

Con franqueza, las dos versiones serán defendibles. Es verdad, una es más amigable con la historia y la verdad -si se saca la fotografía larga- pero no es imposible sentir que una u otra se prenden si así lo percibe cada uno. Sí, es autopercepción mucho de la vida.

Esto le pasa a la gente, a usted y a mí en cosas pedestres. Un día andamos bajoneados y el mundo es un desastre, no sale una y hasta se teme por la tortuga que tenemos en una caja. Y al otro, el entusiasmo, la postura positiva y la luz del sol gana terreno.

No tiene misterio, los humanos pasamos de un estado de ánimo al otro. ¡Minga que alguna gente es eternamente “feliz” como lo muestran algunas redes sociales! Todos tienen su cruz en algún lado. No vendan sarasa.

La clave es el estado contable: uno tiene que lograr -y ahora sí que es uno ante la vida misma- que sean muchos más los días buenos que los malos. Para eso no hay trucos o coucheos. Es encarar la vida como lo que es: un regalo que nos tocó y es mejor que un Cinco de Oro. Solo calculen los millones de posibilidades de que otro espermatozoide y otro óvulo se encontraran y verán que somos afortunados. (Parezco Deportes en el Recuerdo de Pachu y Pablo).

Afortunados, además, porque cada día es una aventura: laboral, familiar, de amistad, de conocimiento, hasta de alienación; todo lo que nos ofrece la vida es incierto. Algunos lo validan con la fe. Los no religiosos respiramos un poco y alcanza para saber que estar acá es fabuloso.

¿Y todo para qué? Sencillo, para hacerle la vida mejor a los que vienen atrás nuestro. Hijos, generaciones, país, mundo. O nos creemos eso -y yo me lo creo todos los días- o no tiene sentido la existencia. La vida solo cobra sentido si logramos mejorar asuntos, realidades de otros, si alcanzamos algunas verdades y si movemos alguna aguja. No se vive para uno, y si lo hacés me parece que no entendiste el juego. Solo los que se desprenden de su primera persona y le meten pensando en los demás logran estar con la cabeza ordenada y tranquila. (Lo que no quiere decir que no tengas pasión, sin pasión sos una pasa de uva).

Así que no se confundan, no es un consejo, es solo una apreciación: regalar mucho de tu vida hacia los demás es lo mejor que podés hacer. Tampoco te creas que te vamos a venir a buscar para que vayas a Marte. Cada uno construye su camino andando, por eso hay que caminarlo bien. Si lo hacés mal, no funca.

A mí me pasa que me doy cuenta cuando hay gente generosa, abierta con sus conocimientos y que está para sumar. No se aprende en un día, hay que tomar mucha sopa fría y que te vuelen algún diente, pero se aprende, y en general se aprende rápido porque la vida (y la muerte) son implacables y su combustión está allí para que entiendas la velocidad del último tren a Londres (guiñada generacional).

Si leyeron esta nota, salgan corriendo a vivir como si esta jornada fuera la última a vivir en el planeta antes de la llegada de una explosión (a los dinosaurios no les avisó nadie y se pelaron)... Todos estamos por un ratito acá, así que mejor pasarla bien y hacer un poquito el mundo mejor para los demás. ¿No?

Y no crean que la trascendencia filosófica es relevante, dura un toquecito, casi nada. ¿Usted se acuerda del rostro de su bisabuela? Bue, por eso, y semejante tema no fue hace tanto…pronto pasa con todos. Disfrute, sea honesto con el mundo y cante en la ducha. A otra cosa mariposa.