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Opinión | El amor parlamentaril

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Mujica - Topolansky

COLUMNA CABEZA DE TURCO 

El amor se apoderó de la política y eso no debe ser visto como algo “sui generis”. Por Washington Abdala.

El amor lo puede todo, siempre, en los momentos más álgidos de la vida del ser humano Romeo se despiola por Julieta, Cleopatra alucina con Julio Cesar y la Duquesa de Alba cambiaba de compañero como yo de pizzería.

¿Qué sucede en nuestra aldea siempre tan comedida y algo sobria? Sencillo: el amor se apoderó de la política. Y eso no debe ser visto como algo sui generis. Quizás dulcifique relaciones, trabe afectos inimaginables y aproxime tensiones innecesarias. Lo que no lo puede el amor no lo puede nadie.

El senador Don Guido Manini y la senadora Irene Moreira son la pareja del momento. ¿Se pedirán interrupciones en el debate? ¿En qué comisiones arreglarán participar? Quién será el portavoz de Cabildo Aberto no es un tema sencillo. Le tengo fe a esa pareja para que de manera “firme” resuelvan esos diferendos.

Otro que irá con su pimpollo por la Asamblea General es el Senador Danilo Astori junto a su amada Claudia Hugo. Es cierto, un amor de perfil más bajo, pero enamorado hace tiempo de la blonda legisladora que lo comprende, lo considera y lo sabe guiar por el siempre delicado camino del deber. No sería justo advertir otro asunto. El amor es el amor. Y es lindo cuando estos asuntos son así, a lo Arnaldo André.

Bue, lo de Pepe es un amor tinellesco -ya sabe bien Lucía que la considero la Cristine Lagarde del Senado- pero ahora debe tener que cuidar a Pepe junto a tanta dama que lo querrá seducir por allí. No es tarea menor. La verdad es que Pepe con Lucía está remasterizado, lo tiene cuidado, siempre elegante y con un toque hasta de mejor humor que el que no posee cuando se levanta con la pierna izquierda (últimamente en América Latina las piernas izquierdas se usan cada vez menos). Inclusive hay días que el jopito de Pepe me parece que ella se lo peina ella con suma atención estilo Elvis

Mi amigo -es un decir caballeresco- Don Eduardo Bonomi tiene también a su peñarolense esposa en el parlamento: la hidalga Susana Pereira (eso me une a ella y me disipa mi pluma pícara). Susana es de esas legisladoras que habla, rema, trabaja y lo ama a Eduardo. Hay fotos de ellos que son para Caras. Diga que acá solo hay que ser lindo y tener bótox para salir allí, pero hay una en que parecen dos tortolitos recién enamorados en Palacio. Miren en Google por favor. Ella detrás de él como si él fuera miembro de la monarquía española. Hermosa toma.

Hay algunas parejas más, pero son muy novedosas y habrá que darles tiempo para que desarrollen su sentido pimpinelesco, y hay también futuros amores que se tejerán en medio de la escuelita parlamentaria. El parlamento es como el la facultad o el liceo. Al final uno allí, luego de tantos años, empieza a vivir en la bóveda de Miguel Ángel y los angelitos se transforman en gárgolas del amor.

El Presidente Luis Lacalle Pou debería ir armando “las cenas del amor”, partidos de truco, asaditos, buseca e ir arrimando también a esposas y esposos de legisladores con personajes afamadas y afamados de los medios de comunicación públicos. No doy nombres para no afectar sensibilidades, pero ¿no sería lindo una cenita look conciliador y cariñosón? Y fotos, muchas fotos de todos animados con sus amores.

En fin, el mundo ha cambiado, Marcelo Hugo Tinelli hizo concursar a su señora en el Bailando y no pasó nada. El Sr. Pachano fue jurado de su hija. Cuando yo era un niño no nos dejaban participar de un sorteo de bebidas refrescantes si teníamos algún pariente o vecino que trabajara en la empresa. ¡Como si el tipo te fuera a decir cuál era la chapita que tenía el auto! Es otro mundo amigas y amigos, el amor lo puede todo. Es más es un amor a prueba del fuego de la política no quiero introducir “parejas dictatoriales” que abundan en América porque no es el estilo de la nota, pero revisen dos dictaduras connotadas en la región y verán el poder de esas simbiosis. Sí, es otra cosa, esto es amor. Pero cuidado nomás.

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