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Obras de arte en la altura

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Edificio de la Aduana, en la rambla portuaria. Fotos: Fernando Ponzetto.

Para apreciar los edificios art decó en Montevideo basta con levantar un poco la vista. Una app incluye un catálogo y arma circuitos. Para entendidos, y no tanto.

Descargo la app Art Decó MVD en mi iPhone y abro el mapa. De repente, veo que estoy rodeada. Sí, rodeada de edificios de este estilo arquitectónico que nunca había levantado la vista a mirar. Como una suerte de voyeur en mi propia ciudad, hago clic en cada uno, y siento que espío por la ventana. La redacción de El País está en Zelmar Michelini 1287 y a pocos pasos, en el 1297 —arriba del Abitab donde pago las cuentas, el local de shawarma Ashot y la zapatería La Oresana— está el Edificio Michelini. Pese al hollín que tiñe sus muros, la construcción, que en la altura está destinada a vivienda, sigue siendo un hermoso ejemplo de horizontalidad gracias a la sucesión de bow windows geométricos. Desde la vereda de enfrente, donde está el bar San Rafael, se luce todavía más la torre que corona su esquina. En cruz, el Teatro Metro también supo ser ejemplo de este estilo que surgió con grandes ínfulas en el período de entreguerras en Europa y se replicó aquí. Al parecer, las señales más claras del art decó estaban en la importante marquesina original. Hoy, entonces, para apreciar su carácter de líneas rectas y puras hay que entrar a la sala, una inmensa caja revestida por diseños geométricos y paramentos dentados, que tiene una pantalla enmarcada por dos columnas monumentales.

A menos de diez minutos de caminata desde mi escritorio, sobre Héctor Gutiérrez Ruiz, está el Cine Radio City, un proyecto del arquitecto Rafael Ruano inaugurado en 1937. Hacia el otro lado, en Carlos Quijano, con bajo perfil se levanta la vivienda Barella. Una vez sobre 18 de Julio, los ejemplos se multiplican: la obra de Julio Vilamajó que originalmente albergaba la Confitería Americana (hoy galería Florida), el edificio La loba, el Vignale (donde durante un tiempo funcionó un popular bowling) y uno de los más icónicos de la avenida principal, el Palacio Díaz, cuya altura y volumetría le han valido más de una comparación con el Empire State de Nueva York.

Es que a diferencia de lo que ocurre en otras ciudades del mundo, en Montevideo —con poco más de un millón de habitantes y 730 kilómetros cuadrados— todo está al alcance de la mano. Y las obras art decó no son la excepción. De hecho, un número importante de ejemplos se encuentran concentrados en el Centro, lo que hace posible que, con voluntad de mirar hacia el cielo, naturalmente haya un circuito disfrutable para entendidos y no tanto.

Palabras más palabras menos, ese fue el punto de partida para que el arquitecto Federico Giuria —después de viajar y vivir por el mundo— desarrollara la aplicación Art Decó MVD, que está disponible para iPhone con descarga gratuita. "Cada vez que vuelvo a Montevideo no puedo evitar comparar las bellezas que tiene nuestra ciudad con muchas otras. Y entre ellas está la arquitectura art decó, algo que me fascinó desde niño", dice el arquitecto, hoy radicado en Panamá.

Pero no todo es color de rosas. El "deterioro" en el que se encuentran muchas de las obras más emblemáticas de este estilo también ofició como motor para el proyecto. "Fue un fuerte impulso para tratar de hacer algo para revertir este fenómeno, contribuir un poco a cuidar el rico patrimonio que tenemos, para evitar que se de aquello que dice el famoso refrán: Lo que es de todos no es de nadie", explica. Así, el "el objetivo final de esta propuesta es la puesta en valor, recuperación y conservación de los edificios art decó que existen en Montevideo". Si bien suena como algo sencillo, advierte Giuria, "la realidad es que no lo es". La complejidad se debe a la "escala de la intervención", que involucra "incontables edificios desperdigados por la ciudad", actores tanto públicos como privados y recursos económicos necesarios para valorizar estas construcciones.

En el camino, Giuria no descarta que recuperando los edificios se podría fomentar el turismo, apuntando a un nicho de mercado no explorado. "Más turismo implica mas ingresos y puestos de trabajo, tanto para privados como para el Estado. Con este planteo buscamos lograr el apoyo tanto del gobierno, como de empresarios y de los propietarios de edificios art decó".

El ejemplo a tomar es, sin duda, Miami, donde se puede ver con números reales el impacto que tuvo la puesta en valor del Distrito Art Decó. "Esta zona pasó de ser un área marginada de la ciudad, a ser el principal atractivo turístico de Miami", cuenta. Y todavía podría haber más: crear una marca Art Decó, recibir ingresos por la venta de merchandising y utilizar parte de las ganancias para invertir en la restauración de mas edificios. "Las opciones son tantas que creemos que es posible".

Por ahora, lo concreto es la aplicación, que consiste en un mapa en el cual se muestran los edificios art decó más cercanos al usuario. De esta forma se pueden ir descubriendo los ejemplos mas relevantes a medida que uno se desplaza por la ciudad. Cada edificio incluye foto, nombre del autor, año de construcción y una breve descripción. Tiene varias funciones, como buscador y la posibilidad de agregar obras favoritas, entre otras. "Hicimos especial énfasis en que fuera de fácil uso, y pensamos en agregarle nuevas funcionalidades a medida que avance el tiempo, como circuitos peatonales y botones para compartir", dice Giuria.

Los imperdibles.

En el ecléctico Montevideo, el art decó convive en armonía con el art nouveau, el modernismo, el gótico y una larga lista de estilos y variantes de esos estilos. De hecho, este movimiento que surgió en las primeras décadas del siglo XX, intentó unificar corrientes y recibió las influencias del cubismo, futurismo, del art nouveau y del estilo racionalista de la escuela Bauhaus. Empezó con su foco puesto en la decoración, pero terminó inundando todos los ámbitos de la vida cotidiana, desde una lámpara o un mueble hasta un edificio entero.

La primera vez que se habló de este conjunto de manifestaciones estéticas fue en el marco de la Exposición de Artes Decorativas de París, en 1925. Sin embargo, todavía no tenía nombre propio; este surgió recién 30 años después, como una forma de evocar —y rendir homenaje— a aquella exposición.

Curiosamente, a la emblemática muestra de París faltó Estados Unidos, que hoy tiene dos de los edificios más representativos del art decó: el Chrysler, que con 77 plantas y 319 metros de altura fue el edificio más alto del mundo durante 11 meses, hasta que se hizo el otro gran ejemplo de este estilo, el Empire State (1931), con 102 plantas y 381 metros, el más alto hasta 1971.

A escala montevideana, en 18 de Julio y Ejido se levanta el Palacio Díaz, que si bien no supera los 20 pisos, emula al Empire State con su silueta escalonada y sus elementos decorativos. Obra de los arquitectos Gonzalo Vázquez Barriére y Rafael Ruano, se inauguró en 1929. Luego de décadas de deterioro, su fachada fue restaurada entre 2011 y 2012.

Para Giuria, otro de los ejemplos más "impresionantes" es el edificio Artigas, en Ciudad Vieja. "Por fuera es muy sobrio, pero cuenta con detalles que lo hacen único, buscando crear un mini rascacielos neoyorquino en plena Ciudad Vieja de Montevideo". El arquitecto recomienda recorrerlo por dentro, donde "está lleno de detalles únicos", como los bebederos de los pasillos en las plantas de oficinas.

El top 10 también lo integran el edificio Lux, en Constituyente y Rodó, sobre todo por la forma en que resuelve la esquina; y el Palacio Tapié, en 18 de Julio y Santiago de Chile, que suma elementos del art decó a su realización racionalista, como las decoraciones geométricas de la fachada.

Además, el catálogo con alrededor de 2.000 edificaciones de la app Art Decó MVD incluye obras no tan divulgadas dentro de este estilo, como la Torre de los Homenajes del Estadio Centenario, del arquitecto Juan Antonio Scasso, el exhotel Riviera, en la rambla y 6 de Abril, en Carrasco, y los ejemplos de arquitectura náutica, una de las tantas variantes que el art decó dio, que incluye en sus obras torres, mástiles y torreones. Para Giuria, por ejemplo, el edificio del Yacht Club, en el puerto del Buceo, es su "favorito absoluto". "Creo que lo que más me gusta de este edificio es que parece un barco llegando al puerto".

Edificio de la Aduana, en la rambla portuaria. Fotos: Fernando Ponzetto.
Edificio de la Aduana, en la rambla portuaria. Fotos: Fernando Ponzetto.
El Palacio Rinaldi y su llamativa fachada.
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El Mástil, símbolo de una esquina de Pocitos.
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El Edificio Lux resuelve un terreno en proa con elegancia.
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Edificio Vignale, un íncono sobre 18 de Julio.
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vea la fotogaleríaDANIELA BLUTH

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